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Football, instrucciones de uso: ataques sin filo 

Ya sólo quedan cuatro… 

LINGCHI O LA MUERTE POR LOS MIL CORTES

Siempre he pensado que la "épica del jugador cojo" se basa mucho más en la frustración que genera al rival que en el rush de adrenalina que induce a los propios compañeros. Cada vez que un equipo se enfrenta a un adversario repentinamente mermado, comienza a transmitir ansiedad. Esa excitación del "los tenemos" es algo terriblemente difícil de gestionar en el deporte. Es la ansiedad de los Lakers de Chamberlain con Willis Reed en las Finales de 1970 o el bloqueo de los Yankees ante el calcetín ensangrentado de Curt Schilling.

La conclusión más clara que me deja el Jaguars vs Chiefs del pasado sábado es que no se puede ganar a un equipo de Andy Reid desde la contemporización. En algún momento del partido tienes que salirte de tus esquemas mentales e innovar. Caldwell diseña un Game Plan extremadamente conservador destinado a reducir big plays. Se apoya en coberturas zonales que le permiten tener siempre el juego de cara y cargar hacia el balón. Utiliza esquemas con 2 safeties profundos que le aseguran anular el juego vertical de Chiefs, a expensas de no poder doblar a Kelce en el juego intermedio.

Los Jaguars consiguen evitar el juego explosivo de KC, pero Andy Reid les termina aplicando lo que en la antigua China se conocía como Lingchi o la Muerte por Mil Cortes. Sustituye el tajo yugular o la puñalada trapera por la agonía de la herida iterativa.

Todavía no encuentro sentido a la decisión de Caldwell de permitir en cada jugada un release libre a Kelce o de no someterlo a dobles coberturas en Red Zone.

Tampoco es comprensible la decisión de repetir constantemente esquemas de pass rush básicos y no amenazar a Mahomes con blitzes o juegos de línea que le obligasen a jugar más en movimiento. Frente a un QB que arrastra una pierna te puedes permitir el lujo de sacrificar la integridad de tus gaps y ser mucho más imaginativo en tus dibujos de presión. Es lo que no dudan en hacer Spagnuolo o Anarumo a la hora de cerrar sus partidos en el último cuarto.

La durabilidad que muestra Mahomes está fuera de serie, pero es innegable también lo poco que ajusta Jaguars a las nuevas condiciones de partido. A su falta de agresión en defensa, podemos añadir sus reticencias a involucrar a Trevor Lawrence en el juego de carrera. Pederson ha recuperado al QB que todos esperábamos, pero queda por desarrollar su dimensión como QB corredor. Cuando, horas más tarde, vemos el contraste con el uso que hace Eagles de Jalen Hurts en el juego terrestre, esa necesidad de desarrollo se hace más evidente.

Los Bengals de 2022 nos enseñaron que los equipos jóvenes, en crecimiento, compiten mejor desde el riesgo que desde el conservadurismo. Los Jaguars se comportan contra Chiefs como un equipo falsamente experimentado, pierden la frescura y el partido. Abandonan el espíritu kamikaze de la segunda parte contra Chargers y se dejan morir.

Como nos cantarían Carlos Areces y Anibal Gómez, ante el QB delgordo no puedes comportarte como un equipo viejoven.

PATHOS MATHEI

Sólo hay una cosa mejor que el talento, el talento complementario. Esto es lo que diferencia a Howie Roseman del resto de GMs de la liga. Philadelphia no sólo ha conseguido reunir en defensa y ataque una de las plantillas más profundas y talentosas de la NFL, sino que ha conseguido acumular esa calidad siguiendo criterios de complementariedad.

Hurts, Sanders, Gainwell y Scott tienen roles específicos en los elaborados esquemas de carrera de Sirianni. AJ Brown, Devonta Smith y Goedert tienen unos usos perfectamente definidos que aportan a Hurts soluciones diversas ante un mismo problema en el pase. En línea ofensiva, maulers como Mailata, Seumalo o Dickerson complementan perfectamente con la calidad de Kelce o Johnson. Davis perfecciona a Cox y Hargrave. Bradberry completa a Slay. Donde no llega TJ Edwards, llegan White y Reddick...

Es imposible encontrar una plantilla de la liga mejor construida que Eagles y toda esta lógica aplicada al diseño encuentra fácil traducción en el campo. Como los grandes equipos NFL, son capaces de modificar los planteamientos de su ataque sin sustituir. Pasan con facilidad cuando salen en personales pesados y corren sin tasa cuando alinean personales ligeros. Su formación empty es una amenaza en la carrera y sus formaciones condensadas son una amenaza en el pase.

Respecto a Giants, permitidme una digresión...

Los clásicos griegos siempre nos dejan enseñanzas perdurables que el resto de culturas occidentales hemos sabido aprovechar. Un concepto clave en nuestro desarrollo como civilización es el pathos mathei, la enseñanza a través del dolor, o lo que nos dejó escrito Esquilo en su Agamenón: "La sabiduría se obtiene a través del sufrimiento". No hay mejor forma de conocer el estado real de una franquicia que por medio de una debacle como la de este sábado. No da lugar a lecturas complacientes, ni al autoengaño. Lo que hay es lo que vemos y el dolor, como en cualquier enfermedad incipiente, es nuestra señal de alerta más efectiva. Hace unas semanas comentaba como el exceso de optimismo de Cardinals los conduce a una toma apresurada de decisiones. Lo de este fin de semana es una biopsia en vivo que Daboll no puede obviar. Estoy seguro que terminarán agradeciendo la dimensión de la derrota.

EL EFECTO CESC

Al analizar el Bills vs Bengals se me viene inmediatamente a la cabeza esta cuestión: ¿cómo debe adaptar un equipo que, salvo catástrofe, tiene aseguradas las 11-12 victorias al año?

Cualquier iniciativa humana que triunfa lleva escondida una trampa que deriva de su propia fortaleza. Lo que conduce al éxito a muchos equipos es lo que a la postre termina, por diversos motivos, limitándolos. El primer motivo es que tendemos a apoyarnos y especializarnos cada vez más en lo que mejor hacemos. Si nuestro QB tiene éxito corriendo y lanzando en profundo, la tendencia natural es la de potenciar como organización esas destrezas. Esto nos conduce a un segundo problema y es que se pierde de vista la evolución técnica en el sector. Por último, todo esto desemboca en un tercer problema y es que estas organizaciones exitosas tienden a mostrarse muy rígidas y poco adaptables ante fenómenos puntuales o ante cambios en las condiciones generales.

Para que me entendáis os pondré un ejemplo del futbol que podríamos llamar el "Efecto Cesc". En el apogeo del Barcelona de Guardiola se planteó una situación similar a la que se le puede plantear a los actuales Buffalo Bills. Generaban un juego muy reconocible y exitoso, pero buscaban un desarrollo más. En esa búsqueda constante, en 2011 deciden ir al mercado a por Cesc Fábregas.

Guardiola para evolucionar a su equipo se apoya en lo que el equipo mejor sabe hacer, ficha a un jugador especializado en el juego asociativo que se adapta rápidamente, pero que termina resultando redundante. Del mismo modo, obsesionado con su idea, Guardiola pierde de vista el desarrollo atlético del futbol que comienzan a oponer, entre otros, José Mourinho. La idea que origina su éxito convierte al Barcelona en una escuadra tendente a la rigidez, de forma que, cuando el futbol se actualiza y cambian las condiciones, comienza a perder foco. Es un exceso de alineamiento con los motivos iniciales del éxito lo que termina por quitar relevancia al equipo. Años más tarde, Luis Enrique termina abandonando la fórmula y busca en el perfil de Rakitic una presencia más física.

Eso que veía en el Barcelona de los años 10, es un poco lo que veo en los Bills actuales. Se han plegado en demasía a la fórmula de su éxito. No es un equipo que haya crecido, que haya evolucionado. Más aún, han llevado sus puntos fuertes hasta el límite. Su juego de ataque ha oscilado entre el balón profundo a Diggs y Davis, y el arrojo vietnamita de un Josh Allen en modo heroico. Lo que les sirve para desarbolar con facilidad al 80% de la liga, no les sirve frente a los equipos serios que han enfrentado. La big play y el football explosivo ya están ahí, cualquier cosa que no sea cavar trincheras será una equivocación.

ATAQUES SIN FILO

Ahora que estamos en pleno proceso de entrevistas de entrenadores, espero que las franquicias NFL hayan prestado atención a lo que pasó este domingo en el Cowboys vs 49ers. Quien esté contemplando la posibilidad de optar por Dan Quinn o por Kellen Moore habrá podido distinguir entre un coordinador que sabe hacer ajustes durante el partido y otro que no.

Uno de los duelos más anticipados de la temporada era ese Trent Williams frente a Micah Parsons en el Edge. Quinn inicia el partido alineando a Parsons en el lado derecho y se encuentra con una barrera. El despliegue de Williams conteniendo a la mayor amenaza defensiva de la liga es brutal.

¿Qué hace Quinn? Ajusta jugada a jugada. Comienza a mover a Parsons por todo el campo y termina siendo diferencial como bootleg defender, como backside defender, como blitzer por el medio, en cobertura de RBs, como defensa zonal o alineado como LDE.

Los grandes coordinadores siempre terminan encontrando soluciones de compromiso a los problemas que se les plantean. Quinn es capaz de ajustar en cada drive y termina usando a su mejor jugador en situaciones de ventaja.

Kellen Moore vive el partido abrumado por la falta de respuestas en el juego de carrera y por la lesión de Pollard. Los Cowboys pierden por una ausencia total y absoluta de explosividad en ataque. La NFL define el concepto de "jugada explosiva" como una carrera de al menos 10 yardas y un pase de al menos 20 yardas. En todo el partido, este fue el resumen de Cowboys:

Carrera de 10 yardas de Prescott en un scramble forzado

Carrera de 11 yardas de Pollard

Recepción de 46 yardas de Lamb

El juego explosivo de Cowboys se reduce a una jugada rota, una carrera que casi no califica y a una bomba a la banda con Lamb en 1vs1. Ni siquiera en los segundos finales, con 49ers jugando en prevent, son capaces de encontrar soluciones en el juego profundo.

Aquí quiero pararme para comentar un problema que se está generalizando en muchos ataques NFL. Existe una tendencia cada vez más acentuada a acortar el juego de pase. El auge de las RPOs ha traído consigo un boom del juego corto. Cada partido vemos conceptos de carrera que se "enlatan" con conceptos horizontales como screens (bubble screens, now screens, swing screens…) o quick hitters (slants, hitches, quick outs, flats…) que buscan aprovechar el leverage horizontal de las defensas, el movimiento post-snap de un jugador en conflicto o simplemente atacar una ventaja numérica. Los OCs modernos, tremendamente influenciados por el College, caen, en muchas ocasiones, en el abuso, y sus ataques terminan perdiendo filo.

Entiendo la apuesta por el ritmo, los lanzamientos con alto porcentaje de completado y el control del tempo, pero cuando se enfrentan dos equipos con el talento defensivo de 49ers y Cowboys, si no demuestras un mínimo de agresividad, las defensas se van a terminar sentando en cada uno de tus lanzamientos. Es la apuesta que Moore lleva hasta el final y termina perdiendo.