Este domingo, bajo el spotlight de ´Sunday Night Football´, tendremos uno de esos partidos distintos. Será una noche en dónde, aunque parezca extraño, el resultado final puede no ser lo más destacado. Está claro que para el equipo vencedor se tratará de un triunfo importante. A fin de cuentas, Pittsburgh Steelers y Green Bay Packers llegan a este choque por la Semana 8 como líderes divisionales (Green Bay, de hecho, está en la cima de la NFC).
Cada vez que el calendario de la NFL ofrece un encuentro como éste, en el que se reeditará un Superbowl (XLV, en este caso) pero en fase regular, el partido también cuenta con un plus extra. Y si hablamos de dos de las franquicias con mayor trascendencia, historia y seguidores (incluso fuera de Pittsburgh y Green Bay) en toda la liga, pues estamos evidentemente ante un verdadero partidazo.
Lo más curioso es que todas estas storylines o narrativas, ya bastante potentes por sí solas, aún no alcanzan para cubrir todo el bagaje de este partido. Para un porcentaje no menor de los espectadores que sintonizarán el espectáculo, el principal atractivo será todo lo que suceda alrededor de la figura de Aaron Charles Rodgers.
Ya todos conocen la historia, pero por si queda algún despistado: Rodgers fue seleccionado con el vigésimo cuarto pick del Draft en 2005 para ser el sucesor de ni más ni menos que Brett Favre. Pequeño paréntesis: si el equipo de Rodgers gana este domingo, se convertirá en el quinto QB en derrotar a las 32 franquicias de la NFL (los otros cuatro: Tom Brady, Drew Brees, Peyton Manning y, precisamente, el señor Favre).
Luego de pasar 3 largos años comiendo banco, Rodgers fue adorado por la fanaticada quesera durante una década y media, consiguiendo un anillo de Super Bowl (demasiado temprano, quizá?) y cuatro trofeos de MVP de fase regular.
Ha pasado un buen tiempo (2 años y monedas) desde la partida de Rodgers de Green Bay, pero aún así no es sencillo describir la relación entre QB y franquicia. No pretendo tener el termómetro de todos -o de la mayoría- de hinchas de los Packers, pero me atrevo a decir que no existe un gran consenso alrededor de la figura de Rodgers.
Por ejemplo: si éste partido se jugara en Lambeau Field (será en Pittsburgh)… cuál sería la recepción en las tribunas?? Se lo aplaudiría y ovacionaría por haber sido campeón y Superbowl MVP?? Se lo abuchearía por sus reiterados fracasos en Playoffs (especialmente en el último lustro de su etapa en Green Bay)??
No es que los Packers no tengan experiencia en este tipo de situaciones. La ruptura con Favre tampoco fue precisamente un cuento de hadas, sin embargo hoy es una figura adorada como pocas en una franquicia legendaria. Creo yo que aquí es donde influye en gran parte la personalidad de cada uno de estos quarterbacks.
Rodgers es, lisa y llanamente, uno de los mejores mariscales de campo en la historia de este deporte. Cualquiera que diga lo contrario no sabe de lo que está hablando. Estéticamente, le sobran argumentos y opiniones que lo validan (como la del mismísimo Tom Brady) como el QB más vistoso en toda la historia de la NFL.
Dicho esto, es innegable que en sus últimos años el bueno de Aaron se ha convertido en una figura cuanto menos controversial. Declaraciones y posturas suyas han rebotado no solo dentro del microclima deportivo, sino también en la esfera política y social de los Estados Unidos.
Al propio Rodgers no pareciera importarle demasiado todo esto. Quiero decir, no se lo ve molesto con su flamante exposición y su “fama” de sabelotodo. Tras equivocarse rotundamente con su decisión de irse a los Jets, ahora parece haber dado en el blanco con su elección de sumarse a los Steelers.
La producción de Rodgers dentro del campo está siendo aceptable y por ahora no ha incurrido en demasiadas actividades extra curriculares. ¿Se arrepentirá de haberse ido de Green Bay? ¿Tuvo realmente la posibilidad de quedarse o estaba todo dado para que Jordan Love tome su lugar? Preguntas cuyas respuestas nunca sabremos, pero vaya si son entretenidas para ponderar.
Para cerrar, vuelvo a la reflexión de unos párrafos atrás. A vista de todos, Rodgers parece súper cómodo en estos nuevos zapatos. Ya no es más el niño mimado por una cantidad gigante de aficionados, que se animaban a compararlo con los QBs más ganadores que ha tenido la liga (a nivel individual está claro que lo es, pero si lo medimos en términos de logros en postemporada… no le alcanza para sentarse en la mesa de los más grandes).
Desde su salida de Green Bay, Aaron Rodgers es más que nunca el protagonista de su propia película. Para bien y/o para mal. Debe tener unas ganas brutales de ganar este domingo. Las mismas ganas, calculo, que tendrá Love, Matt LaFleur y el resto de la gerencia de los Packers. Nos espera un partido lleno de morbo, como nos gusta. De esos en los que no solamente tenés que seguir de cerca todas las jugadas, sino también cada plano seleccionado por el director de cámaras. Tengan listo el pochoclo, que nos vamos al cine.