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Nick Sirianni, el talento inédito 

La vida de Nick Sirianni cambió el día que se cruzó con Todd Haley en el gimnasio de una organización YMCA en el estado de Nueva York. En ese entonces Sirianni, un orgulloso descendiente de italoamericanos oriundo de Jamestown, era receptor en la Universidad de Mount Union, mientras que Haley ejercía como entrenador de receptores de los Chicago Bears en el staff de Dick Jauron.

Sirianni organizó su rutina en función de la de Haley, quien pasaba los veranos en la zona para disfrutar del sosiego de una casa de verano a orillas del lago Chautauqua. De modo que no les fue difícil coincidir en tiempo y espacio para sostener conversaciones de futbol americano. En un principio, las motivaciones de Sirianni estaban fundamentadas en convertirse en un mejor receptor, pero luego, con el tiempo, manifestó una gran curiosidad por desarrollar aspectos más tácticos sobre el juego. No era un aprendiz cualquiera, puesto que su padre había pasado medio siglo entrenando a nivel preparatoria.

Tras ese encuentro iniciático, una vez que Haley tomó el puesto de entrenador en jefe de los Chiefs en 2009, le extendió una invitación formal para unirse a su grupo de colaboradores en el costado ofensivo. Su talento y obsesión por el detalle le permitió sobrevivir al despido de su mentor, siendo promovido como entrenador de receptores por Romeo Crennel. Al año siguiente perdió su trabajo, junto con el resto del staff, por lo que recurrió a Haley en búsqueda de alguna recomendación de trabajo. Haley lo refirió con Mike McCoy, entonces head coach de los Chargers. Antes de ser nombrado entrenador de quarterbacks en San Diego, Sirianni pasó un breve periodo como asistente ofensivo de Frank Reich, entonces coordinador. Bajo su gestión, Philip Rivers lanzó para más 9 mil yardas y 60 pases de anotación en dos temporadas. En 2016 volvió a hacerse cargo de los receptores, siendo parte activa de la transición de McCoy a Anthony Lynn. Ahí fue responsable absoluto, entre otras cosas, de la asunción de Keenan Allen y el desarrollo de Tyrell Williams.

Cuando Reich dio el salto como entrenador en jefe de Indianápolis, no dudó en convertirlo en su coordinador ofensivo. Desde entonces instauró lo que se conoce como una ofensiva up-tempo, casi siempre organizada desde una formación con personal 12, con una doble ala cerrada con capacidad atlética para aprovechar los emparejamientos favorables. Podría decirse que la virtud de Sirianni es precisamente esa: su creatividad en el diseño para crear los duelos uno a uno. Esto permite que la lectura de los quarterbacks sea más sencilla y puedan deshacerse rápidamente del balón. No es ninguna sorpresa que bajo su tutela, Philip Rivers, Andrew Luck y Jacoby Brissett hayan impuesto récords personales en cuanto a sacks sufridos.

Otra de las señas de identidad de su filosofía, según sus propias palabras, es la siguiente: pon el balón en las manos de tus playmakers cuanto antes. Evidentemente a cualquier coordinador ofensivo le gustaría tener un quarterback capaz de conectar pases profundos, pero la esencia del sistema es establecer ofensivas con ritmo a través de pases cortos que involucren rápidamente a sus skill players.

Todo esto fue lo que sedujo a los Eagles para convertirlo en el sucesor de Doug Pederson, quien había tenido una salida turbulenta después de haberle entregado el único anillo de Super Bowl a la franquicia en toda su historia. Tras un primer año con una mentalidad eminentemente terrestre, Sirianni le soltó la correa a Jalen Hurts para convertirlo en una estrella de la liga en apenas su tercer año en la liga, bajo la amenaza de la RPO (Run pass option).

A diferencia de Indianapolis, en Philadelphia hemos visto muchísimas situaciones en las que la ofensiva presenta hasta cinco receptores, casi siempre proponiendo un doble slant con DeVonta Smith y AJ Brown (el colega Marco Álvarez lo explicó mejor que nadie). Si la línea ofensiva es capaz de sostenerse, la carnicería es ineludible. Aunque las disposiciones son distintas, la esencia es la misma: el trabajo de Sirianni es hacerle la vida más sencilla a su quarterback.

Si la consigna en la NFL actual es encontrar al nuevo Sean McVay, los Eagles deben estar tranquilos con su apuesta. Y pensar que todo comenzó en un gimnasio de la YMCA.