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La evolución sideral de Trevor Lawrence

Diciembre. Nieve, Navidad y la mayor ola de frío de la última década en Estados Unidos. Y futbol americano del que importa.

Aunque el hecho de que la temporada NFL sea tan corta haga que cualquier partido sea trascendental, no podemos negar que es en diciembre cuando se determinan qué equipos llegan a la post temporada. No será la primera ni la última vez que un equipo llega enrachado al mes final de competición y se lleva el Super Bowl por una cabeza en el sprint final.

Incontables también son el número de proyectos deportivos que han muerto en diciembre, normalmente acompañados de sus correspondientes quarterback y entrenadores que caían fulminados antes del maravilloso Black Monday, ese primer lunes después del final de la temporada regular donde los cuestionados entrenadores se ven obligados a recoger sus cosas en cajas de cartón.

Sobre los hombros de Lawrence no solo recae el peso de su carrera y de la historia, sino también el de muchas otras más personas y familias que depende de que el sueño del Super Bowl siga vivo otra jornada más para los Jaguars

30 de octubre de 2022. Los Jaguars se colocaban con un récord de 2 victorias y 6 derrotas después de perder contra unos flojos Denver Broncos. Lo que había comenzado como una temporada ilusionante y de confirmación para Trevor Lawrence con dos convincentes victorias ante Chargers y Colts parecía que tornaba en un nuevo año gris en la Florida.

Nada más lejos de la realidad. 5 victorias en los últimos 7 partidos han provocado que los Jaguars controlen su propio destino en la AFC Sur. Si ganan todo están dentro, y sin la mejora sideral de Trevor Lawrence eso no se entiende.

Lawrence ha mejorado en todas las facetas del juego. Ya vimos de lo que era capaz en cuanto a lanzamientos ajustados en su primera temporada y el principio de esta, pero desde la semana 9 se ha acostumbrado a hacer el trabajo sucio que requiere la posición: los pases sencillos al flat poniendo en disposición a sus receptores para ganar más yardas, la buena toma de decisiones sobre cuándo quitarse el balón de encima antes de recibir un sack…

Y lo que es más importante y en muchas ocasiones pasa desapercibido: su control en la línea de scrimmage. Trevor Lawrence tiene la suficiente inteligencia como para cambiar jugadas en la línea, elegir correctamente entre pase o carrera y atacar las debilidades de la defensa que presenta el rival.

Cuando los QBs llegan al huddle con el resto de sus compañeros lo hacen con dos jugadas, generalmente una de pase y otra de carrera. En la reunión el quarterback da a sus compañeros la información de la jugada en el siguiente orden:

En primer lugar se da la formación, es decir, la colocación de los jugadores de ataque sobre el campo. Estas formaciones son paquetes establecidos donde cada jugador debe reconocer el lugar que ocupa en el emparrillado. “Wing Twin” se refiere a una formación con dos receptores abiertos en un lado y dos tight ends pegados a la línea ofensiva en el lado contrario.

Junto a esto se indica si existe algún movimiento antes de que se realice el snap. Los movimientos previos permiten al quarterback leer lo que propone la defensa (si un movimiento de un receptor de un lado a otro de la formación viene acompañado de un movimiento de un cornerback siguiendo al receptor tenemos un claro indicador de defensa al hombre) y ajustar la jugada.

Posteriormente se indica el concepto del pase en sí: Mesh es un concepto que se basa en dos rutas cruzadas en la zona intermedia del campo y que los Jaguars machacan hasta la extenuación. Era una jugada clave en el libro de Doug Pederson en Philadelphia y la ha exportado a Jacksonville con éxito

Y en última instancia el mariscal explicará cuál será el snap count. Esto es, en qué momento se realizará el snap del balón. “On one” significará que el centro deberá realizar el snap al primer sonido del quarterback, “On two” será en el segundo y así consecutivamente…

Toda esta información ocurre en un intervalo de segundos y, como veíamos con Lawrence, está sujeta a cambios: el quarterback debe ajustar a lo que propone la defensa en el primer vistazo haciéndose una serie de preguntas

  1. ¿Cómo está colocado el frente defensivo? ¿Hay algún lado de la línea defensiva sobrecargado? Una buena solución a un lado de la línea defensiva siendo sobrecargado sería mandar una carrera por el lado contrario.
  1. ¿Existe una amenaza de blitz? Un jugador extra entrando a la presión también puede ser un motivo de cambio de jugada. En el caso de que el quarterback detecte presión desde la secundaria puede cambiar a una jugada de pase que ataque el hueco dejado por el defensor que entra en blitz.
  1. ¿Tengo ventaja de números en la caja? Cuando hay más atacantes que defensores en la “caja” (línea defensiva y linebackers) las ventajas a la hora de correr se magnifican y se produce una situación clara para cambiar y buscar una carrera.
  1. ¿Cuál es la cobertura? ¿Cómo están colocados los cornerbacks? ¿Y los safeties? Una de mis frases favoritas en el fútbol americano es “los cornerbacks mienten, los safeties dicen la verdad”. Una de las principales lecturas que tiene que hacer un quarterback pre y post snap es la del safety del lado débil de la formación ¿dónde está colocado? ¿hacia dónde da sus primeros pasos?

Profesionalizar todo este proceso, que ocurre en segundos, es lo que le está permitiendo a Lawrence ganar partidos sin ser espectacular y es lo que está colocando a los Jaguars como uno de los equipos más en forma de la competición.

Detrás de su melena de anuncio, Trevor Lawrence está manejando a las defensivas rivales a su antojo y se está consagrando en su segunda temporada como uno de los quarterbacks del futuro en la NFL.