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El poderío de Micah Parsons y la defensa de Dallas

Tras una decepcionante derrota en la semana inaugural contra Tampa Bay Buccaneers, que incluyó la lesión de su quarterback titular, Dak Prescott, más de uno descartó a los Dallas Cowboys de los equipos candidatos para hacer cosas importantes este año. Cuatro jornadas después, el equipo tejano marcha con un récord de 4-1 que es el segundo mejor de toda la NFL, solo por detrás de los imbatidos Philadelphia Eagles. Precisamente estos dos conjuntos, feroces rivales divisionales, se verán las caras en un apasionante Sunday Night Football que nadie debería perderse este domingo.

Mucho se está hablando, en la racha ganadora de cuatro encuentros de los Cowboys, del desempeño de su quarterback reserva, Cooper Rush, quien ha tenido la complicada labor de suplantar al quarterback franquicia, Dak Prescott. Rush ha registrado un inmaculado récord de 4-0 y no ha sido interceptado ni una sola vez en sus 118 intentos de pase. Lo que está haciendo es sin duda encomiable y merece reconocimiento, pero el verdadero motor y la llave para la serie victoriosa de Dallas está siendo indiscutiblemente su defensa.

Hace dos años, el 11 de octubre de 2020, los Cowboys ganaban 37-34 a los New York Giants, pero sufrían la devastadora noticia de perder para toda la temporada a Prescott. Aquel año la defensa de Dallas había descendido a niveles históricos en la franquicia y terminó encajando casi 30 puntos por encuentro. La campaña resultó pues un fracaso absoluto que culminó con un récord de 6-10 en el estreno de Mike McCarthy como head coach del equipo tejano.

También aquel 11 de octubre de 2020 significó una fecha nefasta para Dan Quinn, head coach por entonces de los Atlanta Falcons, que veía su contrato terminado tras un arranque en la temporada de 0-5, incluida una derrota precisamente en Dallas en la que su equipo desperdició una ventaja de 15 puntos en los últimos cinco minutos del choque. Quinn había conducido a los Falcons hasta el Super Bowl LI unos años atrás, pero la dura derrota ante Tom Brady y los Patriots, más tres temporadas siguientes en las que acumuló un récord global negativo, terminaron por costarle el puesto.

La pérdida de Falcons fue la ganancia de Cowboys, que contrató a Quinn para ser su coordinador defensivo el 11 de enero de 2021. En su primera temporada en Dallas, los Cowboys pasaron de encajar la peor marca de puntos en la historia de la franquicia, 473, a 358 (en un partido más), finalizando en el puesto 7 de la NFL en ese apartado y en el número 1 en el de turnovers provocados con 34. Los Cowboys ganaron la división con un récord de 12-5 y Quinn fue nombrado entrenador asistente del año al llevarse 31 de los 50 votos posibles de la prensa asociada. Se entrevistó con varias franquicias para volver a ser head coach, pero finalmente se mantuvo en Dallas y el dueño Jerry Jones se lo agradeció con un nuevo contrato multianual.

El pasado domingo, día 9 de octubre, casi dos años después de la fatídica fecha mencionada, los Cowboys se imponían en casa de los actuales campeones Los Angeles Rams, por el resultado de 22-10. La victoria fue una nueva demostración de poderío de una defensa de Quinn que es junto a la de San Francisco la única de la liga que aún no ha encajado 20 puntos en ningún compromiso. De hecho, hasta el momento el promedio de 14.4 puntos por partido encajado es el mejor de la franquicia en un arranque de temporada desde 1994, cuando Dallas tenía el mejor equipo de su historia. ¿Cómo lo está haciendo Dan Quinn? Vayamos a los datos y a la cinta para explicarlo.

Todo empieza con el frente de cuatro hombres en la línea, o más del bien del frente en general, porque los Cowboys atacan al quarterback rival con muchos hombres y en muchas alineaciones diferentes. Tras cinco semanas Dallas lidera la competición con 47 golpes al quarterback y es segundo en sacks con 20. Tres jugadores han registrado ya al menos tres sacks: Micah Parsons, Demarcus Lawrence y Dorance Armstrong, hito que solo igualan Philadelphia Eagles y Tennessee Titans esta campaña. Pero no solo son estos tres jugadores, Dante Fowler y Osa Odighizuwa acumulan al menos 12 presiones al QB rival, lo que convierte a los Cowboys en el único equipo con cinco jugadores con una docena como mínimo de presiones. Parsons es el líder de la NFL en ese apartado con 24 y también es colíder en sacks con seis. Esta feroz presión se conjuga con un trabajo de secundaria muy eficiente. Hasta el momento Dallas es el tercer equipo que menos yardas encaja en promedio por cada intento de pase del oponente y apenas ha recibido cuatro pases de touchdown en toda la temporada.

Vamos al primer cuarto del encuentro de la semana pasada en Los Angeles. Con los Rams en protección máxima (tight end y runningback bloqueando) más la ayuda del wide receiver Ben Skowronek sobre Micah Parsons (círculo azul), Dallas alinea ocho hombres en la caja con una distribución perfecta de gaps, cuatro a la derecha del center y otros cuatro a la izquierda. Podríamos entrar también en la mezcla de one-gap y two-gap, pero para no extendernos demasiado lo dejaremos en este artículo de lado. En múltiples ocasiones, Quinn va a situar a sus hombres de manera que aparezcan emparejamientos uno contra uno favorables, en este caso el de Dorance Armstrong contra el guard izquierdo David Edwards. Fijaros como Matthew Stafford aún no está preparado para el lanzamiento y el defensor de Cowboys ya ha conseguido una entrada directa hacia el quarterback.

Una de las características principales del frente de presión de Dallas es la cantidad de juegos que realizan para volver locos a las líneas ofensivas rivales. Tras cinco semanas los Cowboys lideran la NFL con 124 stunts, muy por delante del segundo clasificado, los San Francisco 49ers con 82 (dato de Fran Duffy @EaglesXOs). Además de los habituales stunts tackle-end entre compañeros que están emparejados, Dallas juega estos movimientos implicando saltos de gaps poco habituales y solo al alcance de jugadores talentosos, y es que, además de esquema, aquí estamos hablando de una unidad capaz de hacer cosas a nivel individual fuera de lo normal. En el siguiente ejemplo, Lawrence y Odighizuwa se combinan en un stunt tackle-tackle pese a que hay tres gaps de diferencia entre ellos. Lawrence parte del Gap C y va a atacar el Gap A por el lado del center, mientras que Osa va a iniciar su línea desde el Gap B y atacará el Gap A por el lado del guard derecho. Tanto el RG como el C no tienen los ángulos necesarios ante lo inesperado de los rushers que reciben y son claramente superados. La defensa tejana suma un nuevo sack.

Otra de las maldades que Quinn está lanzando a los rivales son los “intercambios zonales” (zone exchanges), en los que defensores asignados aparentemente al rush caen a zona, intercambiando su labor con jugadores del segundo nivel (linebackers o defensive backs) que entran al rush. Esto lo vimos en el último cuarto en una jugada clave que prácticamente puso la puntilla a los Rams. Dallas va a camuflar su sistema de rush y de cobertura zonal Cover-2 de forma que Los Angeles no tenga tiempo de ajustar. Los dos defensores del edge van a caer a las zonas hook, mientras que el linebacker Leighton Vander Esch y el safety Jayron Kearse atacarán al quarterback. Cuando el balón se pone en marcha la línea de ataque es incapaz de frenar lo que parece una avalancha, pero en realidad son solo cuatro hombres a la presión. La cobertura es perfecta, Stafford no tiene ningún receptor abierto y se ha de comer el sack. Los Cowboys combinan su rush y su cobertura a la perfección en una tela de araña de la que el rival no puede escapar. Quinn ha conseguido el deseo más preciado para un coordinador defensivo, lograr acelerar el proceso mental del quarterback sin necesidad del blitz. Dallas está en la parte baja de la tabla a la hora de hacer el rush con 5+ hombres cuando hace un año bordeó el Top 10. Además, ha cambiado su esquema predominante individual Cover-1 por defensas zonales de dos hombres que están permitiendo a los cornerbacks Anthony Brown y Trevon Diggs quedarse en menos ocasiones desprotegidos.

Con todo esto que ya hemos explicado cualquier coordinador ofensivo rival ya tendría las manos llenas a la hora de preparar su enfrentamiento contra Dallas, pero todavía no hemos metido en la ecuación al elemento más disruptivo y diferencial, Micah Parsons. El linebacker seleccionado en la primera ronda del Draft de 2021 es probablemente a día de hoy el rusher de mayor potencial de la NFL. No tiene la potencia de Myles Garrett ni la técnica de Nick Bosa, pero con su velocidad de 4.36s en las 40 yardas y capacidades atléticas para doblar su cuerpo es muy difícil de contener cuando gira la esquina camino del quarterback. Su liderazgo en sacks y presiones es aún más impresionante cuando consideramos que en bastantes snaps Quinn lo utiliza como linebacker off-the-ball, la que se suponía que iba a ser su posición primaria en los profesionales. Para su segundo partido en la NFL, Quinn y el resto del staff técnico de Cowboys se dieron cuenta que tenían un filón en el edge y que aislarle como linebacker tradicional hubiera sido un desperdicio de talento inmenso.

Dallas utiliza sus esquemas para facilitarle emparejamientos individuales a Parsons constantemente. Una de las técnicas habituales es colocarle junto a Lawrence en el mismo lado, lo que dificulta más si cabe la decisión de designar un doble bloqueo sobre el número 11. Observad como Lawrence (nº 90) ataca el hombro derecho del guard derecho y Parsons queda en un 1x1 con el right tackle que vencerá camino de su quinto sack de la temporada. El look “amoeba” con todos los defensores de pie es otro de los engaños que está empleando Quinn con sus chicos.

Finalmente, otra forma de aislar a Parsons es colocarle al otro lado de un tilted front en el que tres hombres se alinean a un lado del center y Parsons en solitario en el otro. Con su tremenda velocidad el guard derecho tiene imposible hacer una ayuda y por si acaso Quinn organiza stunts con los otros tres hombres para mantenerle ocupado. El resultado fue el sexto sack de la campaña para Parsons.

Hace unos años, como coordinador defensivo de los campeones Seattle Seahawks, Quinn empleaba un esquema predominante Cover-3 que no engañaba a nadie, pero que funcionaba por el talento diferencial de sus jugadores. Esa defensa se la llevó a Atlanta donde estuvo a punto de conquistar el campeonato, pero con los años esa cobertura ha ido quedando más y más expuesta por los ataques rivales. Quinn evolucionó el año pasado a defensas más individuales y esta temporada se ha vuelto a adaptar con coberturas de dos safeties nada propias en él hasta ahora. Eso es la NFL, evolucionar o morir. Quinn lo ha hecho, los Cowboys lo han hecho y por eso a día de hoy son uno de los equipos más en forma de la liga.