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Colts vs Chargers: Jonathan Taylor vs La Enfermería

Domingo en SoFi Stadium. El aire huele a césped recién cortado y a la tensión de un Colts-Chargers que, a principios de temporada, pocos imaginaban que podía llegar a ser por el primer puesto en la Conferencia AFC.

Para anticipar esta clase de partidos se suele hablar de “choque de estilos”. En este caso, la directiva de ambos equipos en materia ofensiva pretende darle una prioridad clara al juego terrestre. El problema, al menos para el conjunto local, radica en los individuos que lo llevarán a cabo.

De un lado tenemos a Jonathan Taylor, el running back de Indianapolis que parece esculpido para romper defensas como si fueran de cartón. Taylor no solo corre; devora. Sus 603 yardas en seis semanas lo tienen como líder de la liga, y sus tres touchdowns en un solo juego contra Tennessee en Week 3 son el tipo de números que hacen que los coordinadores defensivos pierdan el sueño. Indy, con un Daniel Jones que parece haber encontrado su lugar (QBR de 79.7, ocho TDs, tres INTs), sabe que su plan es simple: darle el balón a Taylor y dejar que haga magia. La defensa de los Chargers, que cede 96.3 yardas por tierra por juego, no está lista para un tipo que promedia 5.8 yardas por acarreo y que, cuando Indy gana, pasa las 100 yardas como si fuera un trámite.

Por otra parte, tenemos un depth chart de corredores para los Chargers absolutamente diezmado. Najee Harris, afuera por el resto de la temporada. El prometedor novato, Omarion Hampton, colocado en IR (Injured Reserve, lo que significa que deberá perderse al menos un mes, sino más). ¿La esperanza de Los Ángeles? Kimani Vidal, un novato drafteado en la 6ta ronda en 2024. La semana pasada, Vidal le dio Vida a los Chargers, disfrazándose de héroe contra Miami con 124 yardas.

Pero los Chargers no son solo víctimas. Jim Harbaugh, el eterno optimista, tiene a su equipo en 4-2, con Justin Herbert lanzando touchdowns en cada partido (siete en total) y una secundaria que ya robó siete intercepciones. Sin embargo, sin un run game sólido, Herbert podría terminar lanzando 40 veces, exponiendo una línea ofensiva que ya perdió tackles por lesiones. Vidal, con su milagro de Miami, es una chispa, pero ¿puede ser la respuesta contra una defensa de Colts que permitió solo 87.2 yardas terrestres por juego?

Este duelo no es solo Taylor contra un backfield en muletas. Es un test de filosofías: el control del reloj de Indy contra la improvisación eléctrica de los Chargers. Si Taylor rompe un touchdown temprano, como hizo contra los Titans, el juego puede convertirse en una masacre. Si Harbaugh encuentra la forma de frenarlo –quizá apilando la caja como en sus días en Michigan–, Herbert podría tener el tiempo para brillar.

Entonces, ¿qué pesa más? ¿El talento de un solo hombre que corre como si el campo fuera suyo? ¿O la fe de Harbaugh en que su filosofía de juego puede más que las ausencias por lesiones? Habrá que sintonizar y descubrirlo.