En la Semana 16 de la NFL, el Empower Field at Mile High será testigo de un enfrentamiento que resume las inesperadas narrativas de esta temporada: Denver Broncos contra Jacksonville Jaguars, dos equipos que han superado expectativas con récords sólidos y un boleto asegurado a los playoffs. Los Broncos, con un impresionante 12-2 que los posiciona como favoritos para el 1-seed en la AFC, llegan con el envión de una campaña que ha transformado dudas en certezas. Del otro lado, los Jaguars, en 10-4 y líderes de la AFC Sur, han emergido como una fuerza consistente, demostrando que su reconstrucción ya rinde frutos. Este cruce interdivisional no solo mide fuerzas actuales, sino que proyecta hacia enero, donde el descanso del bye –ese avance automático en la Ronda de Wild Card– podría ser decisivo.
Denver viene de una de sus victorias más destacadas del año, un 34-26 sobre los Green Bay Packers, que no solo les aseguró un lugar en postemporada, sino que resaltó el crecimiento colectivo. En ese juego, Bo Nix, el quarterback novato que ha sido el eje de los cuestionamientos durante esta resurrección, entregó lo que para mí fue su mejor actuación como profesional hasta la fecha. Completó 23 de 34 pases para 302 yardas, cuatro touchdowns y cero intercepciones, mostrando una precisión quirúrgica en terceros downs y una capacidad para extender jugadas que desarmó a la defensa de Green Bay. Nix, con su brazo fuerte y decisiones rápidas, ha evolucionado de promesa a líder confiable, minimizando errores en momentos clave. Bajo la conducción de Sean Payton, los Broncos han encontrado un balance ofensivo que complementa su identidad defensiva, convirtiéndolos en un equipo que inspira confianza para el largo plazo.
Por su parte, Jacksonville llega impulsado por una paliza 48-20 a los New York Jets, un partido donde Trevor Lawrence brilló con una actuación estelar: cinco pases de touchdown y uno más por tierra, sumando seis anotaciones totales en una exhibición de versatilidad y dominio. Lawrence completó 20 de 32 intentos para 330 yardas, sin pérdidas, alcanzando un rating de 136.7. Fue un recordatorio de su potencial élite, ese que vimos en Clemson y en destellos pasados. Sin embargo, hasta esa semana, su temporada en términos estadísticos no había sido convincente. Lawrence acumulaba números modestos, con un QBR de 51.8 (21° en la liga) y un EPA (Expected Points Added) negativo en varias métricas clave, reflejando ineficiencias en conversiones y una tendencia a forzar jugadas que costaban posesiones. Su eficiencia ha declinado en comparación con años previos, pese a un esquema más conservador bajo el nuevo entrenador en jefe Liam Coen, lo que genera interrogantes sobre su consistencia contra defensas élite.
Ahora, Lawrence enfrentará justamente uno de los mayores desafíos de la campaña: la defensa de los Broncos, considerada una de las mejores de la liga en 2025. Denver lidera la NFL en sacks con 58, gracias a un front seven implacable liderado por Zach Allen y Nik Bonitto, y rankea en el top-3 general en rankings defensivos, permitiendo solo 18.6 puntos por partido y forzando 22 turnovers. Su esquema, coordinado por Vance Joseph, excelsa en presionar quarterbacks (tasa de presión del 42%) y cubrir zonas profundas, lo que podría limitar las big plays de Lawrence. Desde lo táctico, el duelo clave estará en las trincheras: los Jaguars promedian 4.3 yardas por acarreo con Travis Etienne Jr. (912 yardas, nueve TDs), pero chocan contra una run defense de Broncos que permite solo 3.8 yardas por intento (sexta mejor). Si Denver controla el suelo y obliga a los Jaguars a pasar, podría explotar las grietas en la protección de Jacksonville, que ha cedido 38 sacks. Del otro lado, Nix necesitará navegar una secundaria de Jaguars oportunista (18 intercepciones), apoyándose en Courtland Sutton y un ataque equilibrado por tierra.
En última instancia, este partido va más allá de un simple choque de temporada regular, ya que pone en juego piezas cruciales para el panorama de playoffs. Para Denver, una victoria los acercaría aún más al codiciado 1-seed en la AFC, asegurando no solo el bye, sino también la ventaja de localía en postemporada, donde su defensa ha sido invencible en Mile High (8-0 en casa). Sería un paso firme hacia validar su estatus como contendientes serios al Super Bowl. Para Jacksonville, en cambio, superar a un favorito como los Broncos representaría una sorpresa mayúscula, consolidando su legitimidad como equipo de élite y enviando un mensaje a rivales como New England o Baltimore. Una derrota no los descarrilaría, pero un triunfo impulsaría su confianza para un potencial cruce profundo en enero.