¿Quién diría que Justin Herbert, el quarterback mejor pagado de la NFL, tiene una apasionante 'vida secreta' en las ciencias naturales?
Los Angeles Chargers extendieron el contrato de Justin Herbert con el acuerdo más caro en la historia del futbol americano: cinco años por 265.5 millones de dólares; una cifra que representa lo valioso que fue al llevar a los Chargers a playoffs en la temporada pasada.
Pero fuera del pasto y de la cal, alejado de las yardas y las 'Y's', la segunda gran pasión de Justin es la Biología. Un año antes de graduarse de la Universidad de Oregon, en la primavera de 2018, dedicaba las tardes a brindar tutorías a estudiantes rezagados en la clase Biología -una de las más difíciles del campus y en la que menos del 15 por ciento de los alumnos recibían una "A" como calificación aprobatoria de excelencia-.
En 2018 Justin Herbert era el potencial pick No.1 del Draft de la NFL y rechazó millonarias y atractivas ofertas por culminar su carrera colegial; tanto por su devoción al equipo como a la ciencia Un año después, además de los 32 pases para TD que hizo, terminó Biología con uno de los promedios más altos de su generación: 4.01.
Si la NFL no hubiera puesto atención en su desempeño deportivo, habría continuado su desarrollo académico y quizás estudiaría Ortopedia, tal como hizo su hermano mayor Mitchel, que jugó para Montana State.
Pero este sui generis desempeño tanto en el campo como en el aula fue motivado en casa.
“Mis padres nos inculcaron muchos valores, entre ellos estudiar y jugar a la vez y después ver qué funciona mejor para ti. Fuimos capaces de hacer ambas cosas al mismo tiempo y eso fue de mucha ayuda (…) Para mi la Biología es asombrosa porque todo lo que ves frente a ti tiene una razón de suceder y de existir”. Justin Herbert (USA Today)
Por el lado materno, su abuelo Richard Shwab fue también un destacado jugador de los Ducks de Oregon; mientras por influencia paterna su abuelo Richard y su padre Mark fueron maestros de Biología en High School. Con ese preludio es que antes de estudiar las ciencias naturales, los hermanos Herbert se acostumbraron a vivirlas: al criar ranas, codornices o patos y analizar catarinas o ver el crecimiento de larvas hasta convertirse en mariposas. "Una de las cosas en las que los vi más competitivos era cuando cazaban ranas, mariposas o serpientes. Eran competitivos hasta en la naturaleza…y era bastante intenso cuando salían a cazar", recordó su padre al compartir esta anécdota con el periodista Pete Thamel.
El padre de Justin, Mark fue una pieza fundamental en su camino, no solo por su influencia para conocer el mundo a través de la ciencia, en especial porque en un punto declinó a su carrera académica y su desempeño como entrenador de la escuela, elegir un trabajo que pudiera pagar las cuentas y dedicar más el tiempo a sus tres hijos. "Me di cuenta de que si me hubiera quedado trabajando como entrenador y como maestro, no habría tenido vida familiar y habría estado entrenado a los hijos de otros padres".
Además de los fundamentos del deporte y de la Biología, Mark Herbert educó a sus hijos con cuatro principios básicos: 1. Trata a las personas como quieres ser tratado; 2. Haz lo mejor que puedas; 3. La siguiente ocasión, hazlo mejor; 4. Nunca te rindas.
"Yo solía decirles: "Si vas a hacer un sandwich de crema de cacahuate, haz el mejor y más extraordinario sandwich de cacahuate que hayas hecho en toda tu vida", recordó Mark Herbert.
Bajo esos conceptos, la excelencia y auto superación se convirtieron en hábitos en la vida de Justin y aunque la NFL le tenía las puertas abiertas desde 2018, él planeaba culminar su vida universitaria.
Su proyecto final en Biología unió sus dos mundos para explicar qué sucedía cuando el cuerpo humano era expuesto a baños de hielo. Naturalmente, necesitaba algunos 'conejillos de Indias' y le pidió a sus propios compañeros: Jacob Breeland, Cam McCormik y su hermano menor Patrick que formaran parte de su experimento; en él concluyó que la presión arterial sí se incrementa al sumergirse en hielo y con ello suceden reacciones colaterales en el organismo…así obtuvo una de esas raras y poco frecuentes A's en la clase.
De ese modo, creciendo a la sombra de la ciencia y en busca de la excelencia, es que hoy las "A's" en el aula se traducen en la cifra más alta que haya visto un QB en un contrato NFL, con un Justin Herbert que aún considera posible seguir el camino académico el día que deje el ovoide.