Josh Allen dominó al campeón
Solo tres equipos, desde 2004, habían sido capaces de derrotar al vigente campeón en su propio estadio, en el NFL Kickoff Game. El pasado jueves, los Buffalo Bills se convirtieron en el cuarto equipo en conseguirlo. En ese duelo, a priori, se enfrentaban dos de los máximos favoritos para estar en la próxima Super Bowl. Tras los sesenta minutos de juego, los Buffalo Bills mostraron al mundo el potencial que tienen ahora mismo, mientras que los Rams se vieron algo más oxidados. Los de Sean McDermott ganaron el partido con una defensa sólida, sin alardes, y con un ataque que dominó a su antojo el encuentro en el otro lado del campo. Es verdad que hubo poco cuidado del balón por parte de los Bills, pero esto no hizo girar el rumbo que se habían propuesto desde el minuto uno. El game plan en el plano ofensivo de McDermott era muy claro: no dar tiempo a que Aaron Donald llegase hasta Josh Allen.
El quarterback de los Bills estuvo toda la noche soltando el balón con rapidez a la zona media y dejando que los receptores consiguieran alguna yarda extra. Pases entre linebackers, pases a los laterales, screens o checkdowns hicieron que el esfuerzo de la línea defensiva de Rams fuese inservible. Para realizar este tipo de juego necesitas que el quarterback realice buenas lecturas antes del snap y que luego sea capaz de dar velocidad y precisión a sus pases. Y Josh Allen lo bordó en este sentido. Ademas, Ken Dorsey, el nuevo coordinador ofensivo, fue capaz de generar un juego de carrera consistente con formaciones pesadas y con bloqueos liderados por Gillian, su fullback. Tras el descanso, fueron capaces de mover cadenas con carreras hacia el exterior mediante lead blocks, pulls y con Knox haciendo un gran trabajo bloqueando al edge defender. Todo esto sirvió para que Josh Allen rompiese el partido como mejor sabe, con un lanzamiento de casi 50 yardas a Gabriel Davis.
En ese 3rd&7, iniciando el último cuarto, los Bills formaron con dos receptores a cada lado de la línea ofensiva y Singletary en el backfield. Con la defensa de Rams cada vez más centrada en parar el juego de esas primeras ocho/diez yardas y sin a penas pass rush durante toda la noche, Davis aprovechó la espalda de Rapp, quién, jugando como safety profundo, saltó a una ruta cruzada de Crowder dejando su espalda libre para la post route de Davis. Allen leyó muy bien la reacción del safety, Singletary ayudó contra el blitz en la protección de pase, y el quarterback puso el balón en las manos de su receptor, lo que a la postre terminó siendo el 24-10 tras el touchdown en scramble del propio Josh Allen. Gran planteamiento desde el cuerpo técnico y gran ejecución por parte de los jugadores durante todo el encuentro. Los Buffalo Bills dieron el primer puñetazo encima de la mesa de la temporada.
La telaraña de Tomlin a Burrow
Los Cincinnati Bengals hicieron lo que tenían que hacer en la offseason. Todo el mundo sabía que el punto débil del año pasado fue su línea ofensiva, así que la franquicia puso todos los medios posibles para reforzar una unidad que se vio ampliamente superada en los playoffs del curso anterior. Pero enfrentarse a los Pittsburgh Steelers, en la primera semana de competición, puede llegar a ser un dolor de muelas, como así resultó este pasado domingo. Joe Burrow tuvo muchos problemas, desde la línea defensiva hasta la secundaria. TJ Watt, Highsmith o Heyward pudieron llegar al backfield en bastantes ocasiones para presionar al joven quarterback. Es cierto que no siempre pudieron golpearlo, pero la sensación de amenaza, hasta la lesión de Watt, parecía constante. Sin embargo, la verdadera clave fue el desempeño de la retaguardia en la defensa de los señores del acero. El partido de los jugadores de la secundaria del equipo visitante tuvo momentos brillantes. Mike Tomlin desplegó un game plan dónde los Steelers colocarían dos safeties profundos, con Minkah Fitzpatrick muchas veces doblando la defensa con Ja'Marr Chase.
Cuando Chase alineaba en el exterior, la mayor parte del tiempo los Steelers mandaban a Fitzpatrick a situarse por encima de la ruta del wide receiver mientras el cornerback jugaba por debajo. A veces en zona y otras veces en individual. Las lecturas de Burrow durante toda la tarde no fueron buenas y en bastantes ocasiones pecó de mirar solamente a sus receptores en vez de observar cómo se movían los defensores. Esto provocó numerosos errores, entre ellos cuatro intercepciones, a cada cual más sangrante que la anterior. Tomlin no quería que Chase tuviese la opción de ganar la espalda a sus cornerbacks sin ayuda desde la zona de los safeties. Aún así, el ataque de Bengals es capaz de sumar yardas con una facilidad pasmosa y tuvo la opción de llevarse el partido antes de la prórroga, siendo Minkah Fitzpatrick el que lo evitó con ese extra point bloqueado, dando la oportunidad a su equipo de llevarse la victoria en el tiempo añadido.
Querido Adams, se te echa de menos
Es cierto que las dudas en torno al juego de pase en Green Bay estaban claras desde la salida de Davante Adams, pero se esperaba algo más de un bloque que tiene un sistema ofensivo muy bien trabajado y que es comandado por el ganador del MVP en las dos últimas temporadas. Sin embargo, la defensa de los Vikings sacó a relucir todas las carencias que, a día de hoy, tienen en la franquicia de Wisconsin. En el primer snap de Rodgers se vio lo que Minnesota no tenía que hacer: permitir lanzamientos al exterior. El drop del rookie Christian Watson fue la única oportunidad en la que vimos a un wide receiver ganar la espalda de la defensa. Desde ahí, el equipo de Kevin O'Connell se resguardó en una defensa zonal con dos safeties en la retaguardia y con sus cornerbacks cayendo a las esquinas del campo en bastantes ocasiones.
Matt LaFleur dispuso un game plan en el que abundaba el juego de pase corto para que los receptores de Packers pudiesen ganar yardas después de la recepción, pero con la defensa de Vikings siempre de cara al quarterback, esto resultaba difícil. Kendricks, Hicks o Harrison Smith se movían muy rápido por toda esa zona media. Además, la escasa separación generada por los receptores, junto a una defensa muy poblada de jugadores en cobertura, permitía a Za'Darius Smith y a Danielle Hunter tener uno o dos segundos extra para atacar a Rodgers. La línea ofensiva de Green Bay hacía aguas en el juego de pase y eso fue aprovechado por la línea defensiva del equipo local para maltratar al quarterback rival. Aunque el juego de carrera funcionó muy bien en los Packers, las diferencias en el marcador obligaban a LaFleur a tener que abandonar este recurso para intentar recortar diferencias. Mientras Justin Jefferson campaba a sus anchas por la defensa quesera, ninguno de los wide receivers visitantes encontró la manera de hacer daño a los Vikings, quienes terminaron dominando a su antojo al favorito por la NFC Norte.
Mr. Talento Herbert
Desde que llegó a la liga, Justin Herbert ha dado muchas muestras de ser especial. La temporada 2022 la empezó demostrando que está llamado a ser una de las estrellas más rutilantes del panorama NFL en el futuro, pero también en el presente. Los Chargers es un equipo que en su lado defensivo tiene todo el talento del mundo. Además, parece que a Khalil Mack aún le queda bastante gasolina en el tanque, lo que puede ser una pesadilla para los ataques rivales porque junto a Joey Bosa es muy posible que formen la mejor pareja de pass-rushers de la liga. Y si también sumamos a un Derwin James entrando en blitz como lo vimos ayer, las líneas ofensivas rivales van a tener que subir su rendimiento para que sus quarterbacks no sufran en cada encuentro contra estos Chargers.
Sin embargo, me quiero centrar en la actuación de Herbert. El quarterback de tercer año cada día sorprende más por su reconocimiento del juego antes y después del snap. Su potencia de brazo le permite dar mucha velocidad al balón y así poder colocar pases en ventanas muy pequeñas. Si a esa potencia le sumamos el talento, nos queda un chico que es capaz de hacer cualquier lanzamiento en un emparrillado. El touchdown de Gerald Everett es el claro ejemplo de esto que os estoy contando. Herbert tiene una movilidad excepcional en el pocket, es capaz de sentir la presión y de moverse con un par de pasos, hacia delante o hacia los lados, dentro del pocket, para evitar al pass-rusher y para encontrar la línea de pase adecuada. Pero, además, su brazo le permite completar lanzamientos fuera del pocket y con malas plataformas. Cuando la presión llega y tiene que salir en scramble, nunca baja la mirada, si no que la mantiene campo abajo buscando al receptor abierto. Esto es lo que pasó en ese touchdown que dinamitaba el encuentro a favor de los locales.
Herbert tiene todo el techo del mundo para crecer y un equipo que suma talento en todas sus líneas. Los Angeles Chargers son un hueso muy duro de roer.
La última oportunidad de Barkley
Brian Daboll ha llegado a New York para intentar revitalizar un ataque que ha caído en picada en los últimos años. Y en ese ataque hay dos jugadores que se están jugando mucho en esta temporada: su quarterback y su running back. A Daniel Jones lo volvimos a ver sin capacidad para cuidar el balón. Es cierto que siempre tiene momentos de cierta brillantez, pero todo termina viniéndose abajo con alguna toma de decisión más que dudosa y con continuas pérdidas de balón. Tengo la sensación de que ayer vi un mejor Jones que en anteriores cursos, pero con regusto final a que lo peor siempre está rondando su esquina.
Por otro lado, Saquon Barkley volvió a demostrarnos que la big play convive con él. Después de pasar un calvario de lesiones, pudimos volver a ver esa chispa en su juego. Aceleración, lateralidad, visión y un tren inferior poderosísimo que le hace ser un peligro constante una vez que traspasa la línea de scrimmage. Ayer, sus dos carreras largas cambiaron el encuentro. Ambas exactamente iguales, con el center y el guard derecho saliendo de la línea ofensiva para bloquear, uno al defensor que apoya contra la carrera en el exterior y el otro subiendo al segundo nivel para bloquear al linebacker o safety que llega por el interior. En las dos situaciones, Barkley demostró muy buena visión de los bloqueos y una explosividad que parecía olvidada en su juego.
Los brotes verdes que vimos ayer en ese ataque de Giants deben tener continuidad en el tiempo, porque los malos hábitos de la línea ofensiva en la protección del pase también salieron a la luz. Brian Daboll tiene mucho trabajo por delante, aunque todo es más fácil cuando lo haces con la victoria debajo del brazo.
