La Tercera Ley de Newton: Dolphins-Bills
Este principio de física, también llamado, principio de acción y reacción, establece que cuando dos cuerpos de igual masa interaccionan, aparecen fuerzas iguales y de sentidos opuestos en cada uno de ellos. Por simplificar, cuando un cuerpo A ejerce una fuerza sobre otro cuerpo B, B reaccionará ejerciendo otra fuerza sobre A de igual módulo y dirección aunque de sentido contrario. La primera de las fuerzas recibe el nombre de fuerza de acción y la segunda fuerza de reacción.
Y así fue durante la primera parte del partido de la jornada. Dos equipos muy potentes, de masas similares, con un ritmo que pocos equipos veo capaces de seguir, a excepción de San Francisco. No digo que estos 3 sean los mejores, pero sí lo de mayor ritmo físico y constante por partido. Por cada bofetada/acción de Bills, se generaba la consecuente bofetada/reacción de Miami. Nadie ralentizaba el partido, ni siquiera desde la banda se veían intentos por gestionar mejor el tempo del mismo. Los dos primeros cuartos de dar y recibir, fueron una auténtica locura. Pero claro, hablamos de cuerpos de igual masa, el problema es que con cada envite, uno se iba desgastando y perdía esa igualdad, perdía peso. La lesión de Terron Armstead en Miami al final del segundo cuarto, su LT, generó cierta desigualdad y acabó en ciertas precipitaciones de Tua, normales dentro de un partido de esta exigencia. Tua y las mal dadas, ahí es donde hay que buscarlo. Con viento a favor no hacen falta remos, veremos, al soplar en contra, la personalidad de cada quarterback.

En Buffalo es otra cosa. Todo empieza y acaba con Allen. Este no es el planteamiento con Miami, donde da la sensación que todo nace y muere con Hill. Si Tyreek late, Dolphins vive. El Quarterback de Bills es impredecible. McDermott lo sabe, y tampoco hace mucho por corregirlo. Estira jugadas, pero mueve mucho al equipo, tanto, que solo respira cuando el Qb se mueve. Es un sistema menos rígido el de McDermott. Cuando tienes una bestia en esa posición, si la amarras, o se revela o muere, pero libre es cuando se ve capaz de todo, y creo que todos estamos empezando a entender el porqué de Josh Allen extendiendo jugadas.
Green Bay–Detroit: La vertical vs la horizontal

Si hablamos de tipos de entrenadores, nos encontramos con una gran variedad, pero seguramente una de las diferencias se establece en el tipo de relación con los jugadores. Hay entrenadores que se manejan en relaciones verticales y otros horizontalizan más sus vínculos. En el primer tipo de ellos, en esa relación vertical, hablamos de una relación de subordinación sin muchos ambages, con entrenadores que dominan los aspectos tácticos del juego de manera absoluta y que no admiten injerencias ni dobleces en la ejecución. Estos entrenadores suelen preferir un pocket Qb, sin tentación de hacer lo que le venga en gana rompiendo jugadas. Bill Belichick es el epítome de todos estos atributos. Sus raíces militares acentúan más si cabe esta relación vertical, castrense, sin discusiones. Su padre, al que seguía por los campos de Football, desentrañando y viendo cinta, Steve Belichick, fue oficial armado que se unió a la Marina de los Estados Unidos, U.S. Navy, en plena Segunda Guerra Mundial, sirviendo en Europa y en el Pacífico, hasta que acabó el servicio en 1946. Su manera de entender sus relaciones, incluso con su hijo, estaban muy marcadas, muy verticalizadas. Bill Parcells, de cuyo árbol proviene B.B., era otro entrenador dentro de este sistema férreo. De hecho, el propio Parcells llegó a admitir que confiaba en Belichick porque sabía que nunca interferiría en su mando y que respetaba la jerarquía establecida, aunque no estuviese de acuerdo.
En Detroit se vivió con Matt Patricia, proveniente del árbol de Belichick. Su relación con los jugadores era de orden y mando. En estos sistemas que aíslan tanto las parcelas de cada integrante, o eres muy bueno y consigues resultados o se te acaba partiendo el equipo y afición. Esa separación con los jugadores, cuando no salen las cosas en el campo, acaba por alejar a estos del entrenador y ello siempre lleva a un descreimiento en el propio equipo. Esto mismo sucede con los aficionados y la franquicia. Los fans empiezan a guardar distancia, no hay ese vínculo emocional que los lleve a acudir al campo como ciegos creyentes, y la distancia acaba por alargarse y provocar esa falta de identificación tan necesaria, sobre todo, en malos momentos.
En este mismo ámbito tenemos entrenadores como Kyle Shanahan. Poco dúctil en sus planteamientos, Qbs y receptores deben ejecutar los diseños dibujados sin mucha capacidad decisional en ellos, y cualquiera que sea la oposición planteada, el libro de Kyle está por encima de lo que deje o dé el rival. Tienen pautas y parámetros muy medidos que condicionan el juego. En esta misma disposición también tenemos a McVay. Todos veíamos cómo Goff estaba atado a un juego, más en los últimos años, donde el margen de libertad era mínimo dentro de unos diseños muy rígidos. Y en esta tipología entraría Matt LaFleur pero con una diferencia fundamental. En el caso de los dos mencionados, la jerarquía HC-Qb era obvia a favor del entrenador. En el caso del LaFleur, solo esta temporada puede decir lo mismo. La imposición de su juego no es ni de cerca la misma situación con Rodgers que con Love. Y con este último, es donde se está viendo más a lo que quiere jugar Green Bay, limitado por ausencias clave en su línea ofensiva y sin ese talento en la posición de quarterback. Quizá con menos calidad, pero se ve más ese tipo de ejecución que quiere. Contra Detroit fue imposible verlo porque ambas líneas, la defensiva y ofensiva, no estuvieron a la altura y los Lions pasaron por encima en la primera mitad, viniendo condicionada la segunda, por un resultado demasiado abultado haciendo que los de Detroit se empleasen en la carrera y control de reloj más allá de cualquier otra cosa.
Y precisamente en Michigan, está un entrenador totalmente opuesto a ese tipo de relación vertical, optando por una horizontalidad con sus jugadores que acabó uniendo lo que Patricia había separado, a estos y a la afición. Campbell no es un HC de Xs y Os, es un entrenador de los jugadores. Todos, incluido los que menos participan, no dudan en manifestar su ciega fe en él, sin remilgos. Goff se encuentra en un sistema donde le da cierto margen y donde la delegación del entrenador en sus coordinadores es total y mucho mayor que en los sistemas de relación vertical. Toda esta disposición, hace que el Ford Field se llene cada domingo, y no, no solo este ejercicio, el primero donde acabaron con 4 victorias, los aficionados ya veían otras cosas que les atraían y les llamaba a acudir. Ver el empleo de los jugadores por encima incluso de sus posibilidades en el 2021, hizo que una ciudad industrial, resiliente y, por encima de todo, acostumbrada al fracaso deportivo en el football estas dos últimas décadas, aceptaran de buen agrado las pocas satisfacciones que en el campo les brindaban los Lions. Hoy ya es otra cosa. El plan tiene su lógica. Todo empieza con el cambio dentro de la propiedad y un acercamiento al Front Office de exjugadores, integrándolos en la dirección. Los drafts de Líneas Ofensivas y defensivas – 2021 Penei Sewell; 2022 Hutchinson- argumentan una manera de hacer las cosas con sentido, más allá del éxito o no, que tengan a posteriori, permitiendo a la franquicia en el draft de 2023 llenar de piezas concretas aquello que entendían que les faltaba. Y ahora que todo funciona, que van a Arrowhead con posibilidades reales de ganar y lo hacen, que acuden a Lambeau y acaban la primera parte con un 27-3 a favor para acabar ganando por dos anotaciones, todo cobra sentido, y es que, en la ciudad de Detroit, la de la revolución industrial, no se entienden las cosas sin solidaridad ni con jerarquías impuestas a dedo. La jerarquía en la ciudad del motor se gana, no se regala, y se ve en la humildad de desempeño de cada jugador, donde no hay estrellas que impongan su ego, pero sí talento al servicio del equipo.
Lamar Jackson suma a su arsenal
Nos hemos cansado de repetir sobre el juego de Ravens, cómo su base era la Zone read y las RPOs en estos últimos años con Greg Roman, así como las power run que protagonizaba el propio Lamar Jackson. Su exposición a la lesión en estas carreras diseñadas expresamente para él, o motivadas por la ejecución de las zone reads, era siempre una cuestión debatida bajo la excusa de su incapacidad para el pase sostenido. Con el nuevo coordinador ofensivo, ex de Georgia y doble campeón nacional universitario, Todd Monken, lleva 145 snaps de pase en 4 partidos por 26 de carrera. En todo el año 2022 tuvo 399 snaps de pase. En esta temporada lleva un porcentaje de completos de 74,3% frente a la temporada anterior que tuvo un 62.3 o las anteriores en un 64. Además de estos datos, otro que me parece fundamental es el tiempo invertido en soltar el balón, que está en 2,90 segundos frente todas las temporadas anteriores que estaba en unidades superiores a 3, en todas. Aún es pronto para evaluar todo esto, pero la dirección es evidente que difiere de ejercicios previos. Con todo ello nos encontramos a un Lamar Jackson que no ha perdido poder de elusividad, con capacidad de mover cadenas con sus movimientos, pero añadiendo un arma más, el pase en profundo. Por todo esto, cuando Lamar Jackson se hace más impredecible que nunca, cuando genera tendencias de snaps de pase constante, sigue conservando el instinto y potencial para jugadas como esta en un 4º down, y conseguir un primero y diez por piernas.
Pero no nos quedemos aquí con él. Además de correr para ganar downs, corre para pasar. Ese arma que emplea para el pase, ya no solo en la elusividad sino también para ganar espacio y ángulos está fuera de dudas. Es otro tipo de jugador haciendo esto, run to pass:
Lamar ha evolucionado en un animal diferente, reduce el uso de la tierra, minora los riesgos de lesión y se tira al aire, y lo cierto es que lo hace mucho más a menudo y, además, lo hace bien y con un cuerpo de receptores de los mejores de la liga, de los mejores y más profundos: Zay Flowers, Mark Andrews, N.Agholor, Odell Beckham, Rashod Bateman, Isaiah Likely y Duvernay. ¿Cuántas franquicias pagarían con sangre fresca contar con estos jugadores para la recepción? Casi todos.
Tres Quarterbacks vs. jubilación forzosa en la NFL.- Fields; Z. Wilson; Mayfield
Hay Qbs en eterna discusión y otros que se sitúan en más reciente debate, y cuando más seguro está uno de su pobre destino que se agota en el abandono de la competición, se agarran a ella como un moribundo lo hace a la vida. Baker Mayfield se ha convertido en un journeyman. Un jugador que no encontró su sitio en el juego, ni en Cleveland, ni Carolina, ni Los Angeles ni…quien sabe si en Tampa encontró algo más de estabilidad. Si con Cleveland el Play Action era donde se desenvolvía con mayor asiduidad, en Florida, de 125 intentos ejecutados de pase, solo 41 se corresponde con Play Action. Empieza a moverse y estabilizar con más sentido que en otros sistemas. Más atado con McVay en sus recios esquemas de ataque, con Canales y una OL enorme ha encontrado su lugar.

A Justin Fields lo había condenado definitivamente y el partido que hace contra Denver, sí, Denver, es extraordinario. Vio mejorada su tranquilidad para pasar, bajó la presión y eso se nota. Aunque sea Denver, si FIelds funciona cuando no hay mucha presión, es evidente en lo que debe mejorar Chicago, que aún no lo ha hecho de verdad. El intento vale la pena, nunca es una pérdida, invertir de verdad en trincheras, Pero lo que más me sorprendió es una especie de cambio disciplinario, donde Fields volvió a sus orígenes, con la precisión en el pase, moviéndose y buscando plataforma como hacía en Ohio St. Sinceramente me ha gustado muchísimo. Sus números son claros, 28/35, 335 yardas, 4 Tds y 1 interceptación son muy buenos, aunque sea contra Denver y no hubiera cuidado el balón todo lo necesario al final. Tua Tagovailoa contra Denver y mucho mejor rodeado que el Qb de Bears, tuvo números muy parecidos, 23/26, 309 yardas y 4 Tds. Solo ejecutó 4 carreras para 25 yardas. El cambio está ahí y hay que hacer esas cifras. Para Chicago, aunque no valga, aunque al final se pierda, tienen algo dónde agarrarse, aunque solo sirva hasta el próximo partido, Commanders.
Parecido a Fields, Zach Wilson tira su gran partido cuando todo estaba casi acabado, no cuidando el balón cuándo más se requería. Contra un contender y favorito como Chiefs, Wilson ha perdido la vergüenza, completando 28/39, 245 yardas y 2 Td con 0 Int. Números más que decentes si no fuera por esa pérdida al final del partido. Durante el mismo, quien haya visto a este chico en BYU, le habrá recordado a momentos universitarios donde la ejecución, además de la plasticidad con que la vestía habitualmente, era más que eficiente. El domingo sostuvo eso. Hay que creer, porque viene Broncos y ahí puede ganar confianza y consolidar todo lo avanzado contra los de Mahomes…o puede sentenciarle definitivamente. Esperemos a ver. La NFL es salvaje y nos lo recuerda cada fin de semana, no hay partido que no tenga su historia detrás.
Universo Belichick
Culpa in eligendo. Que Little Bill es uno de los mejores, sino el mejor entrenador en la NFL, no tiene dudas. Pero no lo es cada temporada. Se equivoca en algunas. Las menos, pero sobre todo se equivoca en su labor de GM, cuando tiene que elegir. La responsabilidad en elegir es suya, en conformar un equipo balanceado ofensiva y defensivamente, y a los Patriots solo los reconocemos en la defensiva, con un ataque predecible, una Línea Ofensiva muy débil y sin receptores que apenas ganan separación. Así es muy difícil. Mac Jones se empobrece con todo esto que le rodea y no debe ser algo que tape sus carencias, pero a él también lo escogió Belichick. Que nadie se olvide.
La ficha de madera no es Daniel Jones
Todos sabemos y vemos que la Línea ofensiva de NYG es muy mejorable. Sin Andrew Thomas, porque otras piezas se pueden caer, se nota, y más aún cuando tu juego de carrera ha empeorado mucho y te haces más predecible sin Saquon Barkley. Receptores que deben aparecer y dar seguridad en momentos de ganar downs, no aparecen y, por si fuera poco, sus skill players no hacen honor a esta calificación, pero el que nunca debe caer y por el contrario, sí dar ese paso adelante es DJ. Sucede que, cuando se colocan las piezas de un dominó una tras otra, de pie y con el fin de serpentear su caída entre cientos de ellas, suele situarse una de madera o roja en intervalos con el fin de frenar la caída de las demás para evitar tener que rehacer todo de nuevo. A quien hay que pedir esta responsabilidad de ser la ficha roja o de madera, de evitar que todo se desmorone, es a quien más cobra en la plantilla, a quien no debe fallar, y no digo ejecutar un mal pase, sino que me refiero a que no puede, de ninguna manera, regalar el balón en RZ, provocando una interceptación que se transforme, además, en un pick six, y seguir con la misma caída de todos. Daniel Jones, lejos de que pueda hacer algún partido bueno en toda una temporada, se está convirtiendo en una pieza más, una pieza tan mala como las otras y Daboll empieza a hacerse notar en su sentimiento de frustración con él. Tiene mala pinta esto. No puedo creer, mientras no se demuestre lo contrario, que el entrenador y el GM no han estado como parte fundamental y de mayor peso en la decisión de continuar con Jones en ese nuevo contrato de 40M/año. No lo puedo creer, porque al final, quien debe contar con él y sostener los esquemas ofensivos es el Quarterback y no veo a Brian Daboll con tan poca personalidad como para aguantar eso. No lo veo, aunque en la ciudad de los sueños, de los rascacielos y de la gran manzana, para bien y para mal, todo es posible, los que llevamos viendo esto un tiempo, lo sabemos, y los Mara también.