Si buscamos la definición de resiliencia en el diccionario dice así: "capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adverso". Pese a nacer como un concepto ligado al estrés, en la actualidad es uno de los ejes principales de la psicología positiva. Resiliencia no se entiende sin "entereza" y defiende la idea de superar un obstáculo en tu vida para salir de él más fortalecido y mejor que antes.
Al llegar a la NFL sueñas con comerte el mundo, pero cuando del doctor suenan las palabras "rotura de ligamento cruzado anterior y ligamento medial colateral. Tiempo de baja: 12 meses", es el mundo el que te come a ti. Sin embargo, todo en la vida depende de lo que hagas ante las adversidades, ya que no somos lo que decimos, sino lo que hacemos. Y Joe Burrow lo lleva haciendo toda su vida.
Joseph Lee Burrow nace el 10 de diciembre de 1996 en Ames, Iowa, ciudad muy conocida por la mítica Iowa State University. Su padre, Jim Burrow formaba parte en el staff de los Cyclones. El deporte es la seña de identidad en la familia. A modo de esquema: su abuela que jugaba al baloncesto metió 82 puntos en el instituto. Su tío jugaba en Ole Miss -Missisipi- y sus hermanos Dan y Jaime, defensas en la universidad de Nebraska.
Tras un paso por North Dakota y Nebraska, se mudan a The Plains, en el condado de Athens. Su padre firma como coordinador defensivo de los Bobcats en la Universidad de Ohio, en donde es considerado una leyenda. Aquí sería donde el pequeño Joe Burrow comenzaría su historia con el ovoide.

En medio de un entorno defensivo, el potencial de Joe estaba en el ataque y además, como quarterback. Paradojas de la vida. Si existe la perfección, el chaval la rozó en la etapa del instituto con los Athens Bulldogs, equipo que ahora juega en el 'Joe Burrow Stadium'. En 2014 -último año de high school-, recibió el Mr. Football Award, trofeo que se otorga al mejor jugador de instituto en todo estado de Ohio. Su nombre estaba en el radar de todas las universidades del país. "Tengo aquí al próximo Alex Smith", le comentó Tom Herman a Urban Meyer -entrenador de Ohio State- que no dudó en reclutar.
A Meyer le gusta "herir el orgullo para que sus jugadores saquen lo mejor”, pero con Burrow se cruzó la línea. Tras 3 años, pidió el traslado. Todo este tiempo fue suplente ya que según Meyer, Burrow no tenía fuerza para lanzar. "¡¡Eres una nenaza lanzando, no sirves!!", le decía. Incluso encontraron el problema en sus pies y no en las manos, sin darse cuenta que quizás todo partía de su mente. Burrow sentía que esa no era su casa, LSU sí.
Joe Brady -miembro del staff ofensivo de LSU- le ayudó a darle confianza. Para lanzar y más importante, para jugar. Al año siguiente, Joe Burrow firmó una temporada histórica: +5000 yardas, 60 touchdowns y el Heisman Trophy. Cerró su etapa en el College, levantando el trofeo como campeón nacional, lo máximo a lo que se aspira en el fútbol universitario. Superado el primer revés, llegaba la hora del siguiente nivel, la NFL.
Fue escogido por los Cincinnati Bengals -en aquel entonces uno de los peores equipos de la liga- como número 1 del Draft de 2020. Pese a los resultados, Joe disfrutaba del football hasta que en la semana 11 ante Washington se rompió la rodilla. 12 meses fuera. Tocaba refugiarse en la resiliencia. Otra vez.
En 2021 regresó mejor que antes y se encontró con un regalo, los Bengals le habían dado un arma increíble, Ja'Marr Chase, antiguo compañero en LSU. 'La Jungla' vio cómo sus derrotas se transformaron en victorias. Una tras otra. Tras 7 años, los Bengals reinaron en la AFC Norte y tres décadas más tarde, Cincinnati volvió a sentir lo que era ganar un partido de Playoffs -rompiendo así la mayor sequía en toda la NFL-.
Sembró la semilla de su rivalidad ante Mahomes y sus Chiefs tras eliminarlos en postemporada ganando así el Championship. Solo quedaba la SuperBowl, pero los Rams privaron del sueño siendo ellos los campeones. Había que seguir. Burrow sabe que volverá a tener su oportunidad, pese a caer en Arrowhead al año siguiente a las puertas del segundo Gran Baile.
Ahora le toca enfrentarse a un nuevo revés, un desgarro en la pantorrilla derecha que saltó las alarmas en el training camp. Su entrenador no especificó demasiado, solo se sabe que estará varias semanas fuera. No hará pretemporada y su presencia en la semana 1 está en duda, pero no hace falta decir cómo volverá.
Porque hablando de resiliencia, hablamos de Joe Burrow.