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Football, instrucciones de uso: las 10 historias del año

Cada entrada de un nuevo año es el momento ideal para echar la vista atrás y revisar nuestras certidumbres. Al comienzo de la temporada, todos nos vemos influenciados por los resultados del campeonato anterior, por el hype generado en la offseason o por la composición de las nuevas plantillas. Siempre es difícil valorar a los equipos por la característica asimetría de los calendarios NFL. No sabemos si un equipo destaca porque sus rivales son muy débiles o porque realmente el talento está ahí. En una liga tan fluida, la fortaleza del calendario es una mentira fluctuante.

A mediados de año, tendemos, en cambio, a ser demasiado críticos porque el hype se diluye, se comienzan a ver las costuras de los equipos y las lesiones hacen que la productividad sufra continuos altibajos. El aficionado NFL sobrevive sentado al borde de su asiento durante 18 semanas. Sólo a final de año podemos tomar distancia y sopesar en su justa medida todo lo que ha pasado y la dirección en la que se mueven las franquicias.

La semana pasada destacaba los grandes errores de la temporada 2022, hoy os quiero mostrar las que para mí han sido las diez historias del año.

(Tos)

Bueno…

(Carraspeo nervioso)

En realidad, el artículo de hoy es también una disculpa que no puedo demorar más, pero la rodeo de asuntos varios para que no sea tan dolorosa.

(Tos)

(Sonrisa)

10. EL ASCENSO DE LOS JETS

Revisando mi experiencia como espectador en 2022, he de confesar que tengo una pequeña obsesión con los New York Jets. Después de una década sumidos en la mediocridad, Robert Saleh ha sabido reunir una de las mayores colecciones de talento joven de la liga y les ha dado una personalidad propia muy reconocible. No sé si muchos aficionados son conscientes de lo cerca que están de ser uno de los equipos más redondos de la competición.

En su Front-7 complementan el talento generacional de dos monstruos como Quinnen Williams y CJ Mosley con una de las rotaciones más profundas de la liga (Lawson, Alexander, Quincy Williams, Jermaine Johnson...). En la secundaria, el mejor trío joven de CBs de la temporada (Gardner-Reed-Carter) ha mezclado a la perfección con Jordan Whitehead, uno de los SS de mayor influencia anímica de la liga. En ataque, tanto Breece Hall como Garrett Wilson me han parecido los rookies ofensivos con mayor potencial élite, y en 2023 recuperan a Becton y Vera-Tucker. A falta de una valoración definitiva de lo que pueda aportarles Mike White como QB2, tengo pocas dudas de que están a un QB funcional de ser una presencia recurrente en los Playoffs de la AFC.

A todo esto, debemos sumar que su gran baza de futuro es disponer de la flexibilidad salarial suficiente para pescar en uno de los mejores mercados de QBs que se recuerdan. Sólo falta que alguno de los Brady, Lamar, Jimmy G, Carr o Rodgers terminen disponibles. Si se admiten apuestas tempranas, yo pondría la vuelta del café a estos Jets.

9. LA DISCULPA ESPERADA

Ruego que me perdone, Dan Campbell.

Retiro todo lo dicho durante el año y no me cuesta reconocer que no tengo ni idea.

Nobleza obliga.

(Tos)

(Se toca la gorra como el niño del meme de RE2PECT)

8. EL TALENTO SIEMPRE SALE BARATO

A comienzos de año, tras una Agencia Libre muy marcada por los traspasos de varios receptores estrella de la liga, muchos analistas coincidían al afirmar que en el 2022 se estaban creando las condiciones de laboratorio ideales para comprobar cómo los equipos respondían a la adquisición/perdida de playmakers.

De forma similar a cuando se diseña un experimento sociológico, este año la liga nos ha permitido someter a diferentes plantillas a la presencia-ausencia de una determinada variable (receptor estrella), y comprobar su respuesta. De todo lo que ha pasado, podemos llegar a una conclusión que, por muy obvia que sea, no deja de ser más cierta: tras los QBs, los receptores diferenciales son los jugadores con mayor capacidad para relanzar a un equipo. Sólo tenemos que analizar la influencia que han tenido DeAndre Hopkins, Stefon Diggs o Tyreek Hill en el juego de Murray, Allen y Tua; o los problemas que le han supuesto a Rodgers o Tannehill las pérdidas de Davante Adams o AJ Brown.

El mercado actual de receptores estrella se comporta de forma similar al fenónemo que vivimos en 2020 con cierta videoconsola. El síndrome FOMO ("fear of missing out") es brutal, el miedo a ls estantería vacía genera verdadera ansiedad. Les cambia el humor a los propios seguidores. Además, cuando una franquicia decide apostar por un receptor estrella, el "buyer´s remorse", el arrepentimiento del comprador tiende a cero. 

Este perfil de jugadores ha demostrado mejorar el juego de los QBs, elevar el nivel general de la unidad y, a pesar de que salga un mal año, su presencia abre mucho el abanico de cara a una posible renovación futura. En la NFL actual, no se entiende un QB joven sin la compañía de su playmaker.

7. EL CAMBIO DE PARADIGMA

Si analizamos la temporada desde un punto de vista filosófico, debemos destacar que en 2022 se vislumbra una cierta vuelta al tradicionalismo. 

En una búsqueda constante de la penúltima ventaja, la última década hemos presenciado un intento decidido de reducir el juego a un conjunto manejable de "data"; cayendo, en ocasiones, en un reduccionismo un tanto estéril y en la mecanización excesiva de procesos y decisiones. Todo esto -junto al agotamiento de ciertas formulas ofensivas, la incidencia de nuevos giros normativos y la tendencia a priorizar determinado perfil de jugador defensivo- ha favorecido el regreso de la carrera, del cuidado del reloj y de otros usos asociados al Football Control. 

Frente al manierismo al que conduce la spread offense y las analytics, la reacción holística ha venido de la mano del primitivismo Campbelliano, el realismo mágico de Shanahan y Sirianni, el costumbrismo de huerta valenciana de McDaniels-Vrabel o el gótico baltimoriano de los Ravens de Harbaugh. 

Como movimientos laterales -a los que no dudamos en aventurar una corta existencia- cabe destacar la corriente dadaísta liderada por Matt Patricia, el tenebrismo puritano de Nathaniel Hackett (ese entrenador con nombre de arponero de Moby Dick) o la comedia pop de los Texans de Lovie Smith (ese entrenador con nombre de secundario de The Factory). 

Queda por resolver si este giro supondrá un cambio definitivo de tendencia o si la Iglesia Adventista del Cuarto Down tomará finalmente medidas y convertirá el punto de inflexión en asíntota.

6. PEDERSON, EL JARDINERO FIEL

Una de las luchas más feroces que se producen en la naturaleza es la lucha por la luz. Las plantas compiten entre sí por su principal recurso y suelen hacerlo compitiendo en altura. La que más crece es la que da sombra y se impone al resto. Es un proceso lento, no es en absoluto inmediato, pero las plantas que crecen con un porte y una distribución adecuada terminan imponiendo su sombra y esa sombra es sinónimo de muerte.

Hay equipos y jugadores NFL en los que la prioridad fundamental no es ganar ya, sino crecer. No sé trata de la tarea imposible de pelear por el anillo, se trata de tener un patrón de crecimiento adecuado, firme y armónico. Su genética y sus condiciones naturales se terminarán imponiendo, sólo necesitan una crianza tranquila y equilibrada.

Todo lo que han hecho Jaguars este año con Trevor Lawrence ha terminado siendo esto. Aplicar el sentido común y contratar un jardinero experto que supiese dosificar poco a poco su influencia en el juego.

5. LOS BEARS DEJAN JUGAR A JUSTIN FIELDS

Se dirigió entonces hasta ellos, con la cabeza baja, para hacerles ver que estaba dispuesto a morir. Y entonces vio su reflejo en el agua. El patito feo se había transformado en un soberbio cisne blanco.

Una de las historias de este año en la liga es una historia de aceptación. Al fin un entrenador NFL se da cuenta de que la clave para que un QB atlético tenga una transición suave es jugar sin condiciones a favor de su potencial. 

Los Chicago Bears llevaban año y medio intentando apretar un tornillo hasta que se dieron cuenta de que lo que tenían en la mano era un martillo.

Siempre he pensado que muchos entrenadores ofensivos son terriblemente soberbios. Intentan constantemente pasar una pieza redonda por el agujero cuadriculado que tienen en el cerebro. Viven con una idea tan monolítica de la posición que les impide usar sus piezas de acuerdo con su propia naturaleza. No debe sorprender que haya sido Matt Eberflus, un entrenador marcadamente defensivo (y, tal vez por eso, sin una idea demasiado preconcebida de la figura del QB), el que haya dado este importante paso ya iniciada la temporada.

4. MAHOMES ENCUENTRA LA PAZ ESPIRITUAL

Una de las mayores atracciones turísticas del mundo es una simple higuera. En la ciudad india de Patna, millones de personas visitan todos los años el Árbol de Bodhi. La leyenda cuenta que es un vástago del árbol a cuya sombra Siddaharta Gautama alcanzó la Iluminación. Es donde el Buda logra el entendimiento, la autoconsciencia y se disuelve en la verdad del ser. Se convierte en "el Despierto".

Tras sufrir mil avatares en su vida terrenal, Patrick Lavon Mahomes II alcanza una iluminación similar, no a la sombra de una higuera, sino al refugio de su pocket. Criado en una familia de deportistas, el joven Patrick crece protegido por el orgullo de su brazo y la vanidad de su condición atlética. Sus éxitos tempranos le hacen incidir en el carácter veleidoso de su juego, pero la soberbia lo conduce al fracaso y el fracaso lo conduce a la frustración. Y he aquí que en 2022 descubre la posibilidad de jugar más tranquilo, más recogido tras la protección de su línea y su juego da un salto. Todo se armoniza, la paz lo inunda y convierte la temporada de Chiefs en un tranquilo paseo divisional.

3. LOS HETERODOXOS EAGLES

Hay una cita famosa de Mark Twain que Michael Lombardi suele citar con relación a la peligrosidad de los equipos NFL: "El mejor espadachín del mundo no debe temer al segundo mejor espadachín del mundo. No, la persona a la que debe temer es al antagonista ignorante que nunca antes ha tenido una espada en la mano; porque éste no hace lo que debe hacer, y el experto no está preparado para él".

No sé si con la intención de enmendar la plana al Sr. Twain, Lombardi suele sustituir el concepto de "antagonista ignorante" por el de "poco convencional". La frase pierde impacto, pero nos aproxima mucho más a la realidad.

Los grandes maestros siempre sufren contra el rival heterodoxo, contra el que hace las cosas de manera distinta. Los aficionados al boxeo recordarán como Floyd Maywather nombraba a Emanuel Augustus como su rival más difícil. Los seguidores del tenis reconocerán los problemas de Rafa Nadal contra las peculiaridades de Fabio Fognini…

Los Eagles 2022 son pura disidencia, son un ataque singular, diferente, multidimensional, que bebe de múltiples fuentes y que no duda en exponer de forma regular a Jalen Hurts en el juego de carrera. Son ese espadachín heterodoxo al que nadie ha sabido todavía adaptarse.

2. JOE BURROW, EL NATURAL

Joe Burrow es el mejor jugador de la NFL. Aquí no quiero generar polémica, sólo trato de ser lo más sincero posible.

Cada año que pasa, el control que muestra del juego es mayor. Ningún QB de la NFL transmite esa sensación de facilidad. En Allen, Hurts, o incluso en el "despierto" Mahomes, todavía subsiste, en mayor o medida, una cierta sensación de esfuerzo. Burrow ha sido capaz de navegar con rumbo firme todo el año a pesar de los altibajos en la línea ofensiva, de las lesiones en jugadores claves o de las lagunas mentales de su entrenador. No hay nada más difícil en una liga tan convulsa como la NFL que demostrar esa sensación cotidiana de naturalidad. Thomas Fuller nos dejó una frase que, para mí, refleja lo que diferencia a Joe Burrow de sus coetáneos: "Todo es muy difícil antes de ser sencillo". Mientras otros todavía lo hacen complicado, a Burrow ya le sale natural.

Estamos presenciando el progresivo ascenso a la maestría de un jugador de época. La sensación de proximidad a Brady es cada vez más patente. De hecho, que no suene más como MVP me recuerda mucho al ostracismo mediático que sufría Brady en alguno de sus mejores años. Joe Burrow es sencillamente bueno. Sin aditivos, ni colorantes. 

Si las cosas no se tuercen, es algo que probablemente nos daremos cuenta al tercer anillo.

1. LA CORONACIÓN DEL REY SHANAHAN II

Llevo todo el año hablando mucho sobre Kyle Shanahan y quería acabar la temporada con la reflexión definitiva, con el análisis más certero, pero he caído en la cuenta de que muchas veces el mayor honor que se le puede hacer a la verdadera maestría es la brevedad. Perderse en disquisiciones ayuda a errar el tiro. 

Además, en un país en el que estamos tan acostumbrados a hablar poco y con discreción de nuestros reyes coronados, me obligo a ser conciso: Kyle Shanahan es un genio que tenemos suerte de disfrutar cada semana.

Nada más.