Es uno de los dĂas mĂĄs trĂĄgicos de la humanidad. Pocas horas antes, el ejĂ©rcito estadounidense ha arrojado una bomba atĂłmica contra Hiroshima. Dos dĂas despuĂ©s, la Fat Man caerĂĄ sobre Nagasaki. En la otra punta del mundo, nace un niño en un agosto envuelto en la humedad. Canton, Ohio, norte de Estados Unidos. El SalĂłn de la Fama todavĂa no existe, pero no es una ciudad cualquiera.
Para la Ă©poca, Alan Page es un afroamericano inmerso en un contexto de progreso. Crece en un barrio de mayorĂa caucĂĄsica por lo que su familia pertenece a la media burguesĂa -que no adinerada-. MamĂĄ, encargada del vestuario femenino del Club de Campo de la ciudad y papĂĄ, empresario. Reparte discos para las gramolas de los pubs, ademĂĄs de fichar cantantes de jazz que se exhiben entre el entusiasmo postbĂ©lico. TambiĂ©n tiene un local de apuestas. SegĂșn Alan, un genio con los nĂșmeros.
A los 13 años sufre un duro revĂ©s, la muerte de su madre. Ante las injusticias desarrolla el sueño de su vida, convertirse en juez de la Corte Suprema. Su fĂsico crece de manera descomunal. Prueba muchos deportes. El bĂ©isbol, nada. Baloncesto, tampoco. ÂżAtletismo? Correr era una pesadilla. ParadĂłjicamente, mĂĄs adelante se convertirĂĄ en un aficionado de las largas distancias. Solo queda el Football.

En la Central Catholic High School, Alan desarrolla una velocidad y una rapidez que, mezcladas con su envergadura, hacen de Ă©l uno de los grandes prospectos. Fuera del terreno de juego el chaval es muy bueno tambiĂ©n con la tuba. La toca porque es el Ășnico que puede llevarla. En verano quiere ganarse algunos dĂłlares y a su vez trabaja en la construcciĂłn de un edificio que se convertirĂĄ en el mĂĄs famoso de la ciudad y tambiĂ©n en el mundo del ovoide. El Hall of Fame.
Llega a Notre Dame, ubicada cerca del Lago Michigan. Una universidad con pocos afroamericanos. Sin embargo, vive una etapa necesaria en su camino que reafirma su lucha contra la segregaciĂłn racial. En su casa colecciona recuerdos de aquel periodo complicado. Va a 300 por hora y no solo con el ovoide, a nivel educativo tambiĂ©n. La abogacĂa continuaba en su cabeza. El football serĂĄ solamente un trĂĄmite en su misiĂłn por este planeta. En la cancha, son otoños memorables. En 1966 llega el tĂtulo nacional. Alan es un All-American y los Fighting Irish acaban invictos. Solo un empate contra Michigan State en un duelo considerado de los mejores en la historia.

Page es elegido en la primera ronda con el pick nĂșmero 15 por los Vikings. Un equipo joven que nunca habĂa jugado un partido de Playoffs. Un estado, Minnesota, descrito magistralmente en las pelĂculas de los Hermanos Coen. Dos ciudades gemelas que por cercanĂa casi conforman una propia: Minneapolis, Saint Paul y su duro invierno espectral. Los Twins de bĂ©isbol, reciĂ©n llegados a la urbe, han perdido dos años antes una de las World Series mĂĄs increĂbles de siempre. NHL y NBA carecĂan de representantes.
En el Norte, el entrenador es Bud Grant. Héroe universitario en Minnesota, excelente jugador de football, béisbol y ganador de un anillo con los Lakers. Una historia a la altura del relato del propio Page. Ambos con un aura especial. Tienen algo. Tristemente, Bud ha fallecido en 2023.
Alan es un defensive end -arrancan la jugada en la parte exterior de la lĂnea y se encargan sobre todo del pasador. En los Vikings, ya estĂĄn Jim Marshall y Carl Ellers. Los rookies han de pasar la tradicional novatada que en su caso era la de la cerveza. Alan no participa y no quiere negociar. El dĂa despuĂ©s Marshall lo observa. Entiende que no es uno mĂĄs. Se forja una gran amistad. A Page no le importa aceptar otro rol defensivo. Se convertirĂĄ en el mejor defensive tackle de la liga -juegan en la parte interna y su primer objetivo es el corredor-. PasarĂĄn a la historia como los Purple People Eaters.

Pasa el tiempo y Alan se casa con Diane, una mujer blanca. Minnesota juega los Playoffs 10 veces en 11 años. Sus nĂșmeros son arrolladores. Arranca las jugadas con un movimiento poco ortodoxo, pero con un final demoledor. Los rivales caen bajo sus golpes. A frente de un dominio increĂble, una mancha. Cuatro Super Bowl perdidas. Pese a ello, es el primer defensor que gana el MVP. Solo Lawrence Taylor lo conseguirĂa años despuĂ©s.
Mientras lucha por el anillo se convierte en Juris doctor por la Universidad de Minnesota. Durante la off-season trabaja en un bufete de abogados. El prestigioso Lindquist & Vennum ubicado en el rascacielos mĂĄs alto de la ciudad. Por si fuera poco, desarrolla otra pasiĂłn, la de correr maratones. SĂ, esos que odiaba antaño. Curiosamente esta serĂĄ la causa de su amargo final con los Vikings. Renuncian a su contrato.

Page no se rinde, pese a abordarle la tristeza. Pone rumbo a la Windy City. Nueva vida. Camina por la elegante Michigan Avenue cuando un chofer para su autobĂșs y le dice "Bienvenido a Chicago". El entrenador defensivo es Buddy Ryan, que habĂa trabajado con Ă©l en las Ășltimas temporadas en Minnesota. El equipo no marcha del todo bien y Ryan peligra. Alan redacta una carta a George Halas, mĂtico Papa Bear. "No hay que echarlo, tiene mucho que brindar al equipo", le escribe. Buddy se queda y confecciona su obra maestra, la "Monster of the Midway" que lograrĂĄ la Super Bowl de 1985 con Mike Ditka como entrenador. Pese al retiro, aquel anillo es tambiĂ©n de Page.
En 1988, entra en aquel edificio que levantĂł durante el verano de 1962. Es el Ășnico que ha construido el Hall of Fame y que ha acabado siendo miembro de Ă©l. La nueva etapa brilla igual que la anterior. Se dedica a representar los derechos de los jugadores haciendo hincapiĂ© en sus conciencias. Sigue haciendo historia. En 1992 gana un asiento como juez en la Corte Suprema de Minnesota, es el primer afroamericano. AllĂ continuarĂĄ esplĂ©ndidamente sus batallas hasta la jubilaciĂłn.

Los Vikings no han vuelto a disputar una Super Bowl y Diane ya no estĂĄ en este mundo, pero Alan no es alguien que viva de recuerdos. Sigue teniendo ese rostro cercano de amigo de toda la vida. JamĂĄs olvida los suyos. Cuando habla te transmite algo aunque tu mirada se desvĂe al meñique de su mano izquierda. Para siempre marcado por sus batallas.Â
Comparte su tiempo con los nietos y el primer domingo de cada octubre estĂĄ presente entre las calles Knox y Douglas animando el MaratĂłn de las Twin Cities con su querida toba.
Cada corredor lo saluda.





