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Atlanta Falcons contra la progresiva devaluación del puesto de runningback

Al inicio del football profesional, hace ya más de un siglo, la posición de runningback era tanto o más importante que la de quarterback. Con el paso de las décadas esto continuó siendo así. De hecho, cinco de los primeros ocho MVPs oficiales de la NFL fueron concedidos a corredores, siendo el recientemente fallecido Jim Brown el primero en conquistar el galardón en tres ocasiones.

Durante los noventa alcanzó su pico de importancia. El jugador más determinante de la década fue un runningback, Emmitt Smith, instrumental para que los Dallas Cowboys fuesen el mejor equipo de la época con tres anillos. Terrell Davis para los Denver Broncos, Marshall Faulk para los St. Louis Rams, o Thurman Thomas para los Buffalo Bills, fueron jugadores clave en franquicias de Super Bowl. Entre los cuatro, más el ínclito Barry Sanders, se llevaron cinco MVPs de diez posibles desde 1991 hasta el año 2000.

Sin embargo, con el cambio de milenio la relevancia de los runningbacks en la liga fue cayendo estrepitosamente hasta el punto de que hace once temporadas (Adrian Peterson en 2012) que un corredor no es el jugador más valioso de la temporada. Uno de los mejores runningbacks de la actualidad, Austin Ekeler, comprobó recientemente de primera mano la crudeza con la que manejan las gerencias a estos jugadores en la actualidad, al ver como sus exigencias contractuales apenas eran compensadas con un anecdótico incremento salarial para esta temporada. Sin embargo, los Chargers no movieron un dedo por extender un contrato que acaba en 2023 para el jugador de 28 años que ha sido el máximo anotador de touchdowns de la NFL en cada una de sus dos últimas campañas.

Es obvio que las franquicias tienen claro que un poderoso juego terrestre no es el indicador definitivo para un equipo ganador. Tomemos como ejemplo más claro los recientes campeones del Super Bowl:

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Temporada Campeón Ranking en yds por carrera
2019 Kansas City Chiefs 23°
2020 Los Angeles Rams 28°
2021 Tampa Bay Buccaneers 25°
2022 Kansas City Chiefs 20°

Para encontrar al último conjunto que conquistó el Trofeo Vince Lombardi siendo su runningback el principal baluarte tendríamos que remontarnos a 1998, año en el que Terrell Davis registró más de 2000 yardas de carrera en regular season y 468 más en tres partidos de playoffs para los Denver Broncos. Si nos trasladamos a 2022, vemos como el récord combinado de Las Vegas Raiders, Tennessee Titans y Cleveland Browns fue de 20-31, significativo porque para ellos jugaron los tres runningbacks líderes por tierra la pasada temporada: Josh Jacobs, Derrick Henry y Nick Chubb. Si agrupamos las tres escuadras top en cuanto a yardas de carrera el año pasado, Bears, Ravens y Falcons, encontramos el idéntico registro de 20 victorias y 31 derrotas. Tanto Chicago, con el traspaso por DJ Moore, como Baltimore, con la renovación millonaria de Lamar Jackson y el cambio de coordinador ofensivo (Todd Monken en lugar de Greg Roman) han mostrado señales de querer ser menos dependientes de la carrera y más eficientes con el pase. Sin embargo, los Atlanta Falcons de Arthur Smith, el conjunto con más intentos de carrera en 2022, y único con dos jugadores por encima de las 650 yardas y 4.5 por intento, empleó su pick número 8 del pasado draft en Bijan Robinson, para algunos analistas el mejor runningback que ha salido de college desde los tiempos de Adrian Peterson, precisamente el último corredor ganador del MVP.

Arthur Smith no representa a la nueva ola de pensamiento footballístico que aboga por controlar los partidos desde el juego de pase. En su etapa universitaria, Smith fue guard para los Tar Heels de North Carolina desde 2001 a 2005. Su carrera en la NFL se inició en 2007 de la mano de los por entonces Washington Redskins, como asistente de rango bajo en defensa. En ese lado del balón se mantuvo hasta que Mike Munchak, un guard de Hall of Fame en la NFL, lo movió al ataque en la temporada 2012 en su staff en Tennessee Titans. De ahí pasó por diferentes entrenadores jefe siendo coach de línea ofensiva y de tight ends, hasta que Mike Vrabel lo elevó al cargo de coordinador ofensivo para 2019 en sustitución de Matt LaFleur, quien se convirtió, para sorpresa de muchos, en el nuevo head coach de Green Bay Packers. Claramente, el "background" de Smith es de alguien que ha aprendido que controlar el balón, limitar sus pérdidas, ser efectivo en cada posesión y en la zona roja es clave para ganar los partidos. En definitiva, es un entrenador de ataque que ve el football también con los ojos de un entrenador de defensa.

En su primer año como coordinador ofensivo, los Titans cabalgaron sobre los hombros de Derrick Henry casi hasta la Super Bowl, su ventaja de diez puntos en la final de conferencia fue disuelta por Patrick Mahomes y los Kansas City Chiefs. Tennessee estuvo a punto de conseguir lo que nadie había hecho en dos décadas, ganar el campeonato siendo su pieza clave el runningback. Henry generó 1540 yardas de carrera en regular season y 377 en las dos victorias de playoffs. Los Titans finalizaron número 1 en la zona roja y número 7 en turnovers concedidos. Un año después, el ataque de Smith mejoró aún más sus prestaciones. Con un Henry imperial que sobrepasó la barrera de las 2000 yardas, el play-action fue tan efectivo que permitió a Ryan Tannehill vivir la mejor temporada de su carrera, 33TD contra solo 7INT. Tennessee fue el tercer equipo que menos lanzó y el segundo que más corrió, pero la fórmula funcionó, los Titans terminaron con la segunda mejor marca de yardas y la cuarta de puntos. Además, fueron el segundo equipo con menos turnovers de la NFL (12) y el segundo mejor en la zona roja (75.0% de efectividad).

Smith sabe, pues, hacer carburar una ofensiva sin necesidad de depender exclusivamente del quarterback. La contrapartida es que por otro lado necesita de un runningback de categoría élite. En sus dos años como head coach en Atlanta no ha conseguido de momento los mismos resultados que obtuvo con Henry en Tennessee. Sin embargo, lo que sí se ha visto es progreso:

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Arthur Smith Puntos anotados Yds ataque Yds carrera Turnovers Zona roja
Atlanta Falcons 2021 26° 29° 31° 25° 24°
Atlanta Falcons 2022 15° 24° 14°

Una de las ideas preconcebidas incorrectas que existían con aquellos Titans era la de Henry chocando continuamente contra el medio de la defensa rival. Sin embargo, Smith es un proponente de atacar el perímetro del campo con el juego terrestre. Esto se fue viendo cada vez más en los Atlanta Falcons de 2022, utilizando formaciones "pistol" y usando al guard derecho Chris Lindstrom como hombre clave en la mayoría de esas acciones. En el siguiente ejemplo, vemos como Lindstrom saca completamente de la jugada al 3-tech tackle, Logan Hall, en una outside zone que permite al runningback Tyler Allgeier elegir el hueco que atacar. El corredor rookie, una quinta ronda del año pasado, logró superar las 1000 yardas vía terrestre en este esquema.

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En los últimos cuatro encuentros de la pasada campaña, Smith insertó al también novato, Desmond Ridder, en la titularidad en la posición de quarterback. Con él a los mandos la ofensiva fue algo más eficiente, pero sobre todo vimos como mejoró en aspectos como creatividad dentro y fuera del esquema y en play-action. El receptor Drake London, otro rookie más, promedió 83 yardas por encuentro con Ridder como quarterback, en contraste con las 41 que logró con Marcus Mariota. En situaciones de zona roja vimos como Smith tiró de libreta para generar resultados positivos, como en este ejemplo del encuentro final de la regular season ante Tampa Bay. La "magia" comienza antes del snap con el motion del wide receiver número 17 que va a eliminar un defensor del punto de ataque que tiene Atlanta en mente. El añadido llega en que no es una carrera tradicional sino una RPO, Ridder tiene la opción de quedarse con la pelota para lanzar, hacia cualquiera de los dos lados, o bien correr él mismo con ella. Fijaros como el movimiento del tight end del lado fuerte influencia por completo al linebacker que olvida su asignación como defensor contra la carrera. Para rematar el engaño, Ridder mantiene la mirada clavada en los defensores del lado débil (última toma) para retenerlos el tiempo justo de manera que Cordarrelle Patterson tiene una auténtica autopista para llegar a la zona de anotación.

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Metamos ahora dentro de esta ecuación a Bijan Robinson, el número 8 del pasado draft. Robinson es un corredor potente clásico de la escuela de Texas, pero en su caso, con unos pies muy ágiles también. Puede hacer fallar al primer defensor en el backfield por su visión y anticipación, y al mismo tiempo mantiene un magnífico equilibrio al contacto. Lo más importante para Arthur Smith es que está acostumbrado a llevar la carga de su ataque y mejora su rendimiento con el transcurso del partido, exactamente igual a lo que tantas veces hemos visto con Derrick Henry. Para rematar la faena, Robinson es una excelente opción como receptor saliendo del backfield. Tenemos por tanto un clásico ejemplo de matrimonio perfecto entre jugador, esquema y filosofía ofensiva.

Smith tiene ahora en plantilla a su corredor ideal, un receptor grande y físico en el exterior como Drake London, que puede ocupar el rol de AJ Brown, se ha traído al tight end Jonnu Smith, que vivió sus mejores años con él como coordinador ofensivo en Titans. Cuenta con un quarterback que puede distribuir el balón como Ryan Tannehill, si su progresión es buena en Desmond Ridder, y ni siquiera hemos hablado del comodín que supone Kyle Pitts, al que las lesiones le impidieron brillar el año pasado. No es de extrañar que estos Falcons hayan sido tan agresivos en la agencia libre añadiendo piezas en defensa. La retirada de Tom Brady ha abierto una puerta enorme a todos los equipos de la NFC Sur. Atlanta quiere asaltar el título de división y pretende hacerlo a contracorriente de las tendencias actuales, con un runningback todo terreno que lleve el peso de la franquicia. Smith ha puesto sobre Robinson todas sus esperanzas en un año en el que se juega mucho su futuro como head coach en la NFL. Veremos si estos Falcons son la excepción que confirma la regla.