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La última carrera de Jim Brown

La costa atlántica regala paisajes magníficos. Desde Maine hasta Florida cada segmento del litoral ofrece sorpresas. Poco después del arranque oficial del Sur, los ojos del viajador se dejan seducir por los Outer Banks, en South Carolina. Una serie asombrosas de islas que hubieran podido ser un sitio inmejorable para que los pintores impresionistas expresasen su arte En plein air. Más al sur nos topamos con Beaufort y Savannah, esta última ya en Georgia. Maravillas. Parece volver al siglo XVIII. Aquella atmósfera se ha quedado intacta. Más allá, varias islas barreras. Un estrecho trozo de tierra paralelo a la costa. Una de aquellas se llama St. Simons Island. Aquí nació y fue criado por su abuela el protagonista de nuestra historia.

Crecer en aquel rinconcito tan peculiar y aislado de Georgia lo ha protegido de la tremenda segregación racial que sacudió los estados sureños. Le ha permitido centrarse en lo que siempre le ha gustado. Los deportes. Hemos dicho "los". ¿Sus padres? Swinton Brown, un boxeador profesional, y Teresa, ama de casa. Con 8 años se mudó a Manhasset, en la maravillosa Long Island, New York, donde su mamá trabajaba como limpiadora. Se apuntó a la High School local. No demoró en volverse una estrella de football, atletismo y baloncesto.

¿La universidad? Syracuse. A medio camino entre la Gran Manzana y Buffalo, no muy lejos de los Fingers Lakes. Allí conoció la faceta más amarga y cruel del racismo. Una herida que nunca se curó. En su última campaña fue All-American -el equipo universitario ideal de toda la nación-.

Decíamos de su polivalencia. La especialidad en la que destacó en atletismo fue el decatlón. Una prueba combinada que comprende diez ejercicios -cuatro carreras, tres lanzamientos y tres saltos-. Por si fuera poco se desempeñaba con éxito también en Lacrosse ¿Esto qué es? El otro deporte nacional de Canadá, junto con el hockey hielo. Sacudió el Lacrosse de tal manera que se tuvo que cambiar una norma que volvió a su forma original cuando Jim Brown lo dejó. Sobra decir que está en el Salón de la Fama de este deporte. En el JMA Wireless Dome, pabellón multiusos de la Universidad de Syracuse domina un cartel con dos fotos de nuestro protagonista. A la izquierda, luciendo el uniforme de football del ateneo y a la derecha con los atuendos del combinado de Lacrosse. Abajo, tres palabras: "Greatest Player Ever".

En 1957 los Cleveland Browns lo seleccionan con el pick número 6 del Draft. Eran un conjunto demoledor. Su entrenador, Paul Brown buscaba renovar al equipo, ya que el gran mariscal de campo Otto Graham había terminado su carrera en 1955. Bingo.

FILE - In this Oct. 12, 1958, file photo, Cleveland Browns fullback Jim Brown runs against the Chicago Cardinals for a touchdown in the first half of a football game in Cleveland. Brown scored three touchdowns in Cleveland's 35-28 win. Brown led the NFL in rushing eight times and was league MVP three times; finished with more than 12,000 yards rushing and 106 rushing touchdowns; and averaged 5.2 yards per carry. And he did all this in only nine seasons before retiring at age 30 to become an actor. (AP Photo/File)

Fundada a final del siglo XVIII cerca de la desembocadura del río Cuyahoga por el general Moses Cleaveland, que le dio su nombre, atrapó a un gran número de inmigrantes a principios del siglo XX. El declive del puerto le brindó un apodo no tan anhelado, The Mistake on the Lake. La gran entidad ciudadana se llamaba Indians. Tenían dos series Mundiales en su poder pero acababan de perder el clásico de otoño contra los New York Giants que poco después se hubieran mudado a San Francisco. Empezó la maldición de Colavito, que todavía aqueja al conjunto que a partir de 2020 se denominó Guardians. Único 'anatema' que todavía no ha caído en el béisbol. Los Cleveland Cavaliers de la NBA no habían nacido.

Jim Brown empezó a machacar récords desde su primer día. Con su estilo inconfundible. Taclearlo era imposible, veía espacios allá donde no los había. Nunca caía al primer contacto, ni al segundo, ni al tercero. Decía que quien quería teclearle tenía que acordarse cuanto fuera duro hacerlo. Utilizaba su brazo para protegerse y atacar. Una jugada -stiff arm- que inventó él mismo. Pese a su estilo de juego exuberante y demoledor, por lo tanto sujeto a las lesiones, nunca saltó un partido como profesional. Cambió para siempre la figura del running back. La transformó en arte.

Paul Brown dejó el cargo después de la sexta campaña de Jim. Con Blanton Colier, el hombre de St. Simons Island jugó sus mejores campañas. Ganó el Championship contra los Colts de Unitas. El clímax. Tenía talento también como actor. Pero nadie pudiera imaginarse que de repente se dejara seducir por Hollywood con 29 años en su plenitud y toda la ciudad de Cleveland a sus pies. La decisión fue neta. Irrevocable. La comunicó mientras estaba en Inglaterra en el set de filmación de Dirty Dozen en los mismos días del Training Camp de los Browns. Empezó una brillante trayectoria en el mundo del Séptimo Arte. Tenía este rostro redondo y simpático, al cual sabía brindar un repentino cambio de expresión, el sueño de cualquier guionista. Interpretó a sí mismo en Draft Day. Actuó también en la muy discutida Any Given Sunday de Oliver Stone y He Got Game de Spike Lee.

Aprovechando su popularidad, había empezado a ser un activista para la noble causa de los derechos civiles. Lo hizo a lo largo de toda su vida. En 1967 defendió la decisión de Muhammad Alí de no alistarse en el ejército en un meeting en el que involucró a Bill Russell y Lew Alcindor -posteriormente Kareem Abdul Jabbar-. Dos mitos del baloncesto.

Figura pletórica, aceptó posar desnudo en la portada de la revista para mujeres PlayGirl. Trabajó como analista por la CBS a lado de una leyenda como Vin Scully. En 1983, la locura. Tras 17 años casi vuelve a la NFL. ¿Por qué? El gran corredor de los Pittsburgh Steelers, Franco Harris, estaba a punto de superar su récord de yardas totales en carrera. A Jim no le gustaba el estilo de Harris. Decía que tenía la tendencia a salir del emparrillado sin luchar por cada yarda, sin enfrentarse al rival hasta el último instante. Finalmente será Walter Sweetness Payton en arrebatarte la plusmarca. Decayó la idea de un clamoroso comeback. Después de la retirada del italo-estadounidense se organizó un desafío entre Brown y Harris. Brown, con 48 años, estaba seguro de poder superar a Harris. Corrieron las 40 yardas en un show que conquistó las televisiones nacionales. Harris paró el cronómetro en 5.16 segundos, Brown en 5.72.

Hace poco días nos ha dejado. Los Browns no han vuelto a levantarse de su retirada. Los Indians no saben cómo quitarse la maldición de Colavito. Eso sí, LeBron ha puesto fin a la sequía en baloncesto. Cleveland ya no es The Mistake on The Lake. Pero tampoco se entiende sin la figura de ese chico que llegó desde el sur. El Salón de la Fama del rock and roll y los recintos de Indians y Browns han revitalizado al downtown donde sigue el mítico West Side Market. Por si quieren disfrutar de una comida vintage. Jim mirará todo desde arriba.