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La madurez de Lamar Jackson es real

Lamar Jackson coronó una temporada regular casi perfecta para él y su equipo el pasado domingo en el triunfo sobre Miami Dolphins por un aplastante 56-19. El quarterback prácticamente selló el segundo MVP de su joven carrera con una actuación de 18/21 pases conectados para 321 yardas y nada menos que cinco touchdowns, todo ello para un rating máximo de 158.3 en la escala. Sin duda, lo que han logrado los Baltimore Ravens en ofensiva en 2023 ha sido digno de estudio a lo largo de toda la campaña, así que ahora que se han asegurado el cabeza de serie número 1 de su conferencia quería aprovechar para analizar a fondo qué les hace ser tan peligrosos en este lado del balón.

Es prácticamente imposible encontrarle puntos débiles a este ataque. A falta de una intrascendente, para ellos, jornada final de regular season, son Top 2 en puntos anotados, Top 4 en yardas, Top 5 en turnovers concedidos, Top 3 en yardas por pase, Top 1 en yardas de carrera, Top 8 en terceros downs y Top 7 en la zona roja. Solo tres veces en todo el año se quedó Baltimore en menos de 23 puntos, lo que emparejado con una defensa que es la que menos puntos ha recibido pues ahí tenemos el mejor récord de la liga.

Ahora hablaremos de Lamar Jackson en extensión, pero antes quiero comenzar por la labor hecha por todo el staff técnico de Ravens. Sin duda, la contratación de Todd Monken como coordinador ofensivo resultó ser uno de los movimientos clave de la offseason. El nuevo entrenador de ataque ha expandido un juego de pase que siempre vivió a la sombra del terrestre durante el periplo de Greg Roman. Entre Monken y el quarterback coach, Tee Martin, han conseguido que Lamar piense primero en lanzar y solo correr como último recurso. Gracias a ellos, Jackson ha perfeccionado su manejo de la posición, siendo mucho más paciente y mucho más efectivo en su movimiento dentro del pocket, algo clave para conectar lanzamientos que antes dejaba ir para usar sus piernas. Martin fue curiosamente parte de los siete "históricos" quarterbacks que fueron seleccionados antes que Tom Brady en su draft del año 2000. Ahora, en su tercera temporada en Baltimore, pero primera como entrenador de quarterbacks, está ayudando a que Lamar Jackson se una al selecto grupo de jugadores que han conquistado el MVP más de una vez, entre ellos Brady por supuesto.

Baltimore ha padecido lesiones en ofensiva durante toda la liga regular, especialmente en el backfield donde ha perdido a sus jugadores más explosivos, J.K. Dobbins y el novato Keaton Mitchell. En la línea ofensiva, solo uno de sus cinco titulares, el guard izquierdo John Simpson ha permanecido inalterable en su posición. El tackle izquierdo Ronnie Stanley se ha perdido cuatro encuentros, el derecho Morgan Moses tres. El center Tyler Linderbaum falló en dos y el guard derecho Kevin Zeitler no estuvo disponible en el último ante Miami. Pese a todo esto el ataque no ha dejado de producir, y en particular la línea ofensiva, ha ido incluso mejorando su rendimiento con el paso de las semanas. Contra los Dolphins la OL procuró a Jackson pockets tan enormes como el que os reflejo a continuación.

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La paciencia con la que Lamar está jugando esta temporada se manifiesta en acciones como ésta. El quarterback aguanta la pelota un tiempo enorme, manteniéndose en ritmo en el pocket hasta que la ruta de Zay Flowers (en rojo) se desarrolla lo suficiente para que pueda lanzarle el balón. Con la ayuda en protección del fullback Patrick Ricard y Miami solo enviando cuatro hombres al rush, Jackson tiene la confianza en sus compañeros para saber que no necesita usar sus piernas para ganar el primer down, algo que podría haber hecho tranquilamente pero que no resulta imprescindible en esta ofensiva de Ravens.

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Además de esta paciencia tan valiosa para un quarterback, Lamar ha mejorado enormemente esta temporada en su movimiento dentro del pocket. Esta es una habilidad que eleva el juego de un pasador a otro nivel, pero que suele ser punto débil en quarterbacks acostumbrados a correr. Desde niños, atletas de la talla de Jackson han usado sus piernas y, por ende, bajado la mirada, en cuanto han tenido la más mínima duda de que el pase podía no estar disponible. Al contrario, para los quarterbacks poco móviles, esta virtud han tenido que desarrollarla desde sus inicios para sobrevivir. Renunciar, o al menos coartar, esa capacidad cuando dispones de ella, no es nada fácil, pero Lamar lo está haciendo este año. Ahora se mueve en el pocket, pero no para escapar del mismo, sino para conseguir un mejor ángulo para el envío. La mirada se mantiene mucho más tiempo en campo abierto y eso está beneficiando a toda la ofensiva, permitiendo a sus compañeros crear jugadas tan espectaculares como éstas.

La evolución de Jackson como quarterback es evidente este año, pero lo que ha creado esta explosión en el ataque de Ravens ha sido el nuevo sistema implementado por Todd Monken. Gracias a él, Lamar tiene su mejor marca de éxito en pases completados, en yardas de pase, en media de yardas por pase y en pases completados e intentados. Estas dos últimas estadísticas no suelen decir mucho de un quarterback, de hecho, en la mayoría de ocasiones suele ser perjudicial porque evidencian un ataque demasiado volcado al juego aéreo, caso Buccaneers el año pasado. Sin embargo, hablando de Jackson es importante en el sentido que nos indica que en su cabeza claramente ahora sí está el pase por encima de la carrera, algo que en todos los años con Roman no fue así.

Monken ha instalado unos conceptos de ruta entre sus "skill players" que antes no existían. Baltimore ha pasado de utilizar muchas rutas aisladas e individuales, centrándose sobre todo en el también lesionado ahora, el tight end Mark Andrews, a combinar todas sus piezas de forma que se genere un bien común para el grupo. No es nada revolucionario, la mayoría de las ideas se han trasladado de lo que vemos en otras franquicias, pero lo más complicado es poder hacer que tus jugadores se involucren y crean en tu filosofía, ejecutándola en forma de "big-plays" cada domingo.

Ante los Dolphins sacaron un truco del bolsillo de Mike McDaniel con el uso del motion pre-snap del que ya hablamos por aquí a principios de temporada. El movimiento de Zay Flowers (en amarillo), en combinación con la ruta de Rashod Bateman (en rojo) va a poner en tensión a los dos defensores de Miami (en azul) en esa defensa "fire Cover-3".

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Al cambiar sus salidas al snap Flowers y Bateman crean confusión en los jugadores que debían emparejar con ellos. En principio el cornerback Eli Apple estaba pensando en el jugador más exterior antes del snap, Bateman, mientras que el linebacker Duke Riley tenía sus ojos en el motion de Flowers. Esto hace que al desarrollarse la acción no se comuniquen de forma correcta y ambos pierdan de vista al receptor más exterior que no es quien parecía serlo en principio. Observad cómo ambos defensores tienen la vista puesta en un Lamar Jackson que además realiza un retroceso en el pocket bastante inusual tras el play-action. En esa toma da la sensación de ser un quarterback zurdo, algo que ya comentó después a los medios otro defensor de Miami, Channing Tindall. Su postura no indica para nada que se esté preparando para lanzar hacia el lado derecho del ataque, pero nunca subestimes las capacidades físicas, de piernas y de brazo también, de Lamar.

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Cuando ambos defensores quieren reaccionar es demasiado tarde. El giro que hace Jackson con su cuerpo está al alcance de muy pocos, así como su lanzamiento. El sistema de Monken, en combinación con el talento de su quarterback, crean otra gran jugada para Baltimore.

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Contra los Dolphins Jackson lanzó dos touchdowns usando el concepto "leak" que es marca de la casa Kyle Shanahan. Precisamente ante él, una semana antes, Monken creó con su pizarra un touchdown en el que confundió por completo a la defensa minera. Pre-snap vemos una formación muy poco habitual en Ravens. La línea está cambiada, tenemos al left tackle en el lado derecho, dejando al center como el segundo jugador de línea si contamos desde la izquierda. Para aumentar el engaño, entre medias del tackle derecho y el tackle izquierdo que se ha cambiado de lado, Monken inserta a uno de sus tight ends, el número 80 Isaiah Likely.

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Así pues, Baltimore presenta personal 12, un runnigback, dos tight ends y dos wide receivers en el campo. Además, esta jugada se realizó con un "huddle" muy rápido, justo tras la cuarta intercepción en la noche de Brock Purdy. Por lo tanto, los niners no pudieron prepararse en absoluto para una acción que además estoy seguro que no habían visto en vídeo durante la semana. La disposición del ataque deja a dos defensores de San Francisco (en verde) básicamente cubriendo campo. Los que están marcados en azul, los tres linebackers, están rápidamente intentando coordinarse para ver quién cubre a quién. Para rizar el rizo, los Ravens van a sobrecargar el lado derecho con las rutas de tres jugadores (en amarillo), usándolos como cebo para que nadie tenga en cuenta a Flowers, quien os marco en rojo, y que es el verdadero destinatario de la jugada.

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Fijaros cómo pese a que los niners dejan a ocho hombres en cobertura, Nick Bosa incluido, nadie se va a responsabilizar de Flowers. El safety del lado fuerte salta a la ruta del tight end Likely, el del lado débil está demasiado lejos como para ser un factor y los dos linebackers centrales, nada menos que Fred Warner y Dre´ Greenlaw, se quedan fuera de juego al centrar sus ojos en el play-action en el backfield.

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Ese play-action, en forma de toss y desde shotgun, es muy difícil de cubrir para la defensa porque prácticamente no le da margen de reacción, especialmente en primer down cuando está pensando más en carrera, sobre todo con ese alineamiento ofensivo.

Así pues, es evidente que la creatividad de Todd Monken, unida a las habilidades especiales de Lamar Jackson, han formado una ofensiva que a día de hoy parece imparable (37 puntos por encuentro en el mes de diciembre). Baltimore tiene ahora tres semanas para seguir entrenando y perfeccionando su dominio del sistema antes de su siguiente compromiso de verdad, el fin de semana de los playoffs divisionales. Sin duda su futuro rival tendrá un enorme desafío por delante, la madurez de Lamar Jackson es real.