Vince Lombardi fue sus 89 victorias en 115 juegos de temporada regular y sus nueve victorias en 10 partidos de playoffs. También sus cinco campeonatos, incluidos los dos primeros Super Bowls. También fue liderazgo, mentalidad de hierro y disciplina. Pero sobre todo un hombre comprometido con los valores de una sociedad.
Al descender de una familia de origen italiano, estrictamente catĂłlica, sabĂa lo que era formar parte de una minorĂa. NaciĂł y creciĂł en Brooklyn, un sitio todo menos amable con los inmigrantes. Nadie apostaba a que aquel seminarista sentarĂa las bases y valores de la NFL moderna y de buena parte de la cultura popular americana. Con el correr de los años, su influencia ha ido mĂĄs allĂĄ del terreno deportivo. A dĂa de hoy, sus reflexiones siguen siendo referidas por presidentes, polĂticos, empresarios, acadĂ©micos, entrenadores y celebridades de todo tipo.

Luego de abandonar abruptamente el sacerdocio, Lombardi volcĂł su fe en el futbol americano. No solo aspiraba a convertirse en un entrenador revolucionario, sino en un lĂder espiritual. Su manejo de grupo era excepcional. Nunca hizo distinciones raciales ni sociales de ningĂșn tipo. Le importaba ganar, y mucho, pero no a costa de todo. Ganar para Ă©l era una consecuencia lĂłgica. Para aspirar a ello, primero habĂa que trabajar, esforzarse y desarrollar un claro sentido de la colectividad.
La herencia de la academia militar de West Point, donde sirviĂł como entrenador de lĂnea ofensiva, le ayudĂł a forjar su inquebrantable carĂĄcter ganador. Aunque no por ello dejĂł de sensibilizarse con las formas de acceder al triunfo. Fue, ante todo, un lĂder noble, que entendĂa que la sublimaciĂłn del individuo repercutĂa en el Ă©xito grupal.

Incluso el âtiempo Lombardiâ y la famosa jugada Lombardi sweep, dos de sus mĂĄs grandes herencias como entrenador, estaban dotadas de un alto sentido de colectividad. El primero significaba llegar diez minutos antes a las prĂĄcticas, un gesto que podĂa ser interpretado como una señal de respeto hacia la franquicia, la aficiĂłn y los compañeros de equipo. La otra era una variante de carrera por fuera de los tackles, donde el trabajo de la lĂnea ofensiva era tan importante como la lectura y habilidad del corredor.
Vince Lombardi encarnĂł la perfecciĂłn del lĂder en su sentido mĂĄs puro: la obsesiĂłn por el detalle y la flexibilidad en el manejo del grupo. Su nombre es sinĂłnimo de grandeza, gloria y triunfo, sĂ, pero tambiĂ©n de trabajo duro, de compañerismo y de solidaridad. Es difĂcil quedarse con una sola frase de Lombardi, pero si se tuviera que elegir alguna que represente fielmente su influencia como lĂder y motivador, habrĂa que recurrir a esta: No se trata de si te derriban, se trata de si te levantas.

Lombardi significa algo mĂĄs que un entrenador, un personaje o un trofeo. Es el testigo de un legado inabarcable de liderazgo deportivo y compromiso social. Vince Lombardi es todo eso y mucho mĂĄs.





