El domingo pasado Matthew Stafford se convirtió en uno de los 10 quarterbacks con más yardas de pase en la historia de la NFL con 61.493 yardas, después de superar a Dan Marino. ¿Escuchasteis mucho sobre ello? ¿Hubo mucho bombo sobre este hito? Yo, sinceramente, muy poco. O menos de lo que un reto de esta magnitud debería.
Y esa es la realidad de la carrera de Matthew Stafford. Un quarterback absolutamente histórico con el que siento que ni si quiera tras su victoria en la Super Bowl recibió los elogios que merecía. La conversación aquel día se centró en la juventud de McVay, en la histórica temporada de la triple corona de Cooper Kupp o en la candidatura de Aaron Donald para ser el mejor jugador defensivo de la historia, pero no en Matthew Stafford.
Un jugador que ha quedado a mitad de camino entre dos grandes generaciones de pasadores y que, quizás por eso y por no tener un alter ego de nivel (Russell Wilson no mantuvo su nivel tras salir de Seattle y Andrew Luck se retiró de manera repentina), es uno de los mejores quarterbacks de siempre a los que menos merecimiento se le ha dado. Igual que no se entiende a Tom Brady sin Peyton Manning y tampoco se entiende a Patrick Mahomes sin Josh Allen. Pero hay que entender a Matthew Stafford sin nadie con quien rivalizar.
Matthew Stafford lidera la NFL en yardas de pase tras seis jornadas con 1684 yardas y suma ya 12 touchdowns y 2 intercepciones. Y lo ha hecho aprovechando a la perfección el cañón que todavía posee como brazo, atacando las zonas profundas del campo de una manera que no hemos visto esta temporada. Es el quarterback de la NFL con más pases completados de más de 20 yardas, el segundo con más yardas de pase en este tipo de lanzamientos (512) y el segundo también con más "Big Time Throws" para Pro Football Focus (12)

Para ello ha sido clave también el sistema de McVay y su constante intención de establecer el juego de carrera. Matthew Stafford es uno de los pocos quarterbacks que quedan de la escuela "clásica", de los que todavía puede amenazar con jugar bajo centro y tener un juego de pase rápido desde esa posición. Y eso abre la posibilidad de jugar el playaction desde debajo del center.
Los Rams son el equipo que más juega bajo center de toda la NFL con un 55.8% de las jugadas y también es el cuarto equipo de la NFL que más playaction juega de toda la liga con un 30% de sus jugadas. Y desde esa posición Matthew Stafford está demasiado cómodo. Con el aguante que está demostrando la línea ofensiva de los Rams y los diseños de McVay este éxito es sostenible a lo largo de la temporada.

Esta jugada explica lo que son estos Los Ángeles Rams a la perfección y por qué a las defensas les cuesta tanto parar este juego aéreo. Los Rams se posicionan en una formación muy condensada y los Ravens responden con hasta 10 jugadores en la caja. Sin embargo los Rams también están en personal 11 (tres receptores, un tight end y un corredor), por lo que Baltimore no puede jugar con un personal muy pesado en defensa, pese a que la formación es claramente indicadora de carrera.
La línea ofensiva finge que va a bloquear una carrera zonal exterior de Kyren Williams hacia la izquierda mientras Stafford sale en un naked bootleg hacia la derecha (un playaction sin protección). En este punto son los receptores de los Rams los que marcan la diferencia, pero no porque sean buenos receptores si no porque como bloqueadores son excepcionales. Tanto Wittinghton, como Nacua y Highbee son capaces de bloquear como si fuesen casi otro liniero ofensivo y eso provoca errores en la defensa, al pensar que la jugada es de carrera.

Nacua y Higbee salen en sendas rutas que cortan hacia la derecha en dos niveles del campo y Marlon Humphrey es el jugador en conflicto en esta defensa zonal. El defensor está en una posición en la que le es imposible ganar, ya que su compañero que cubre la zona profunda del campo nunca va a poder llegar a cubrir el hombre más profundo. Humphrey tiene que centrarse en cubrir a Nacua, ya que es la opción más peligrosa, y descuida su espalda, algo que castiga Stafford a la perfección.
Si los Rams son candidatos a la Súper Bowl no será Stafford el que se lleve los focos, pero está clarísimo que ahora mismo es un jugador absolutamente imprescindible.