No es una tarea fácil formar parte, de alguna manera, de los Dallas Cowboys. Uno de los equipos más exitosos de la historia de la NFL y, por qué no, también de todos los deportes, lleva ya casi tres décadas sin poder saciar esa incesante sed de gloria que requiere una franquicia que se acostumbró a ganar.
El dinero no ha faltado en el mundo de Jerry Jones, quienes año a año tratan de armar una plantilla apta para las exigencias de su afición y su largo recorrido. Obviamente, en la pesada mochila está el hecho de que no llegan a un Super Bowl desde 1995.
30 años después, y tras varias temporadas donde pareció que las condiciones estaban dadas para que los Cowboys vuelvan a la cita máxima del fútbol americano, un inicio alentador y un roster plagado de un talento que hemos visto pocas veces en el último tiempo sin dudas ponen a todos expectantes en Dallas, pero también en el resto del mundo seguidor de este bello deporte.
Dallas Cowboys, candidato serio al Super Bowl

Todo equipo candidato debe de tener una superestrella, y los texanos eligieron en el Draft 2021 a, justificadamente, un sol con brillo incandescente en su defensa: Micah Parsons lo hace todo bien, particularmente encontrar las debilidades que existen en la línea ofensiva rival, y explotarlas al máximo. En una liga donde cada vez se pasa más, tener un pass-rusher de la calidad del egresado de Penn State, quien además es capaz de cumplir otras asignaciones dentro del emparrillado, hace la diferencia.
Pero el talento de ese lado del ovoide no termina en Parsons. Si bien Trevon Diggs será una baja sensible, Stephon Gillmore ha demostrado todavía tener pasta para jugar en la NFL como un lockdown corner, y la secundaria en líneas generales se ha visto muy bien, animándome a asegurar que es lo mejor que ha jugado desde que Dan Quinn coordina esta unidad.
Casi que un párrafo aparte necesita el ex entrenador en jefe de Atlanta Falcons. Si, Dallas podría hacer un mejor trabajo frenando la carrera, aunque es tal vez la debilidad más grande que tiene este equipo hasta el momento. Pero no son muchas las unidades que podrán repartir el juego por todo el campo de manera rápida, debido a un juego de esquineros efectivos y la presión casi constante que Quinn manda desde la línea.

Arrancamos por la defensa porque, como ustedes bien saben, gana campeonatos. Pero para permitirles eso, el ataque debe ganar partidos, sobre todo en una temporada regular donde los duelos dentro de su división parece que serán una batalla literal por coronarse dentro de la NFC Este. ¿Puede ser esto contraproducente en el largo plazo? Sin dudas, pero la ofensiva parece preparada para afrontarlo.
Dak Prescott tiene la misión de silenciar a sus haters, y a pesar de que podemos poner las dudas sobre el llamado de jugadas de Mike McCarthy, probablemente lo que le costó el trabajo en Green Bay Packers algunos años atrás, los Cowboys han mostrado pocas fallas en ese sentido en el amanecer de una temporada donde estamos hablando de ellos, nuevamente, como uno de los candidatos por el lado de la Conferencia Nacional.
Las responsabilidades, de todos modos, deben ser otras para el producto de Mississippi State: hay ciertas defensas que le permiten a su mariscal ser solo alguien que controle los tiempos del partido. Los Cowboys tienen una, y Prescott debe subirse a ese tren para no jugar al héroe más de lo que realmente puede hacerlo, tal vez el mayor error que cometieron con él en una carrera que sin dudas ha tenido muy altos, como también muy bajos.

Tampoco quiero que se malinterprete con esta ofensiva. CeeDee Lamb ya se posiciona entre los mejores receptores de toda la NFL, y detrás de él, Brandin Cooks ha sido sinónimo de regularidad y aún confío en el talento de Michael Gallup para ser una opción más que confiable para Prescott. Y tal vez no tenga los nombre más vistosos, pero tal y como pasó en las mejores épocas de Ezekiel Elliott, Tony Pollard y compañía podrán establecer el juego terrestre detrás de una línea ofensiva que está de nuevo en una categoría elite.
Estamos a finales de septiembre. El Super Bowl es en febrero. Pero hay algo de lo que ustedes, fanáticos de la liga más bonita del mundo, no deben dudar: de no mediar inconvenientes, vamos a hablar por muchos meses de estos más que candidatos Dallas Cowboys.