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No es draft para calmados: el ciclo excitación-decepción 

El proceso del Draft, como cualquier actividad de la NFL, no está exenta del auge del hype y de su posterior descenso a la realidad. Es, en cierta forma, de lo que vive la NFL, de lo que dependen sus ingresos y lo que hace que en offseason la maquinaría no se frene, o incluso, llegue a superar la de la temporada regular. El ciclo excitación-decepción es un flujo imposible de romper, donde nuestra memoria hace un reseteo al inicio de cada ciclo para empezar de cero. Y en esas estamos a unos pocos días del draft, con las cosas muy, muy, pero que muy claras respecto a unos jugadores, y donde juzgaremos severamente a equipos por atreverse a draftear a un jugador por delante de lo que indica el big board consensuado o dejar pasar a la futura estrella de la NFL. Pero todos estos análisis y juicios pasan por alto una de las verdades cruciales en la NFL: No tenemos ni idea. Ni yo, ni vosotros, ni los analistas, ni los propios equipos. Y quien afirme lo contrario, miente. ¡Y ojo! Esto no es una crítica a nuestra falta de acierto, sino a la ausencia de autoconocimiento de nuestra incapacidad manifiesta.

Cada año, los equipos de la NFL invierten una gran cantidad de recursos en evaluar a los mejores prospectos universitarios con la esperanza de encontrar futuras estrellas. Sin embargo, a pesar de los exhaustivos procesos de exploración y análisis, la tasa de acierto en el draft es sorprendentemente baja, lo que demuestra la dificultad de proyectar el éxito de un jugador a nivel profesional. Según Ourlads.com, solo el 53% de los jugadores seleccionados en la primera ronda del draft entre 2005 y 2014 lograron firmar un segundo contrato con el equipo que los reclutó inicialmente. Esto significa que casi la mitad de las primeras selecciones no cumplieron con las expectativas. La situación es aún más desalentadora en las rondas posteriores. El mismo estudio reveló que solo el 28% de los jugadores seleccionados en la segunda ronda y el 12% de los elegidos en la tercera ronda lograron firmar un segundo contrato con su equipo original.

Estos datos resaltan la enorme dificultad de los equipos de la NFL para identificar el talento que realmente tendrá éxito a nivel profesional. Factores como las lesiones, la adaptación al estilo de juego de la NFL y el desarrollo de jugadores son solo algunos de los desafíos que pueden obstaculizar el progreso de un prospecto prometedor. A pesar de los avances en la evaluación de talentos, la incertidumbre sigue siendo una constante en el draft de la NFL. Por ello los equipos deben mantener una mentalidad abierta y estar preparados para ajustar sus expectativas, ya que incluso los mejores prospectos pueden no cumplir con las proyecciones iniciales. En resumen, esto no es una competición donde gana el más listo, sino el que sabe que es el más tonto.

¿Cuanto vale un pick?

Ligado con esto, una de las grandes preguntas que nos hacemos a la hora de juzgar un *trade* es: ¿Quién ganó? Frecuentemente, acudimos a tablas tradicionales, como la de Jimmy Johnson, si bien un ejercicio voluntarioso y útil en su momento que ahora está totalmente desfasado. Este tipo de tablas tiende a sobrevalorar muchísimo el top 10. Ejercicios recientes, como este de PFF, a partir del WAR aportado por cada jugador (victorias por encima de lo esperado) muestran un descenso del valor mucho más gradual en primera y segunda ronda. Es decir, no hay tanta diferencia como creemos entre elegir el 11 y el 23.

PFF_Value_Chart

Pero podemos meter una variable más, y es el valor posicional. El valor del trade dependerá también de la posición que vas a draftear. No es lo mismo subir a por un OT que por un LB, ya que unos son más valiosos, medido en su impacto futuro, que los otros. Si excluimos a los QBs de la ecuación, porque rompen cualquier gráfica, una mirada atenta nos permite ver que el valor de Offensive Tackles, Wide Receivers, Edge Russher y Interior defensive Lineman están claramente por encima del resto. Notable el crecimiento en importancia de los IDL en la última década, siendo un elemento capital en cualquier defensa.

Así que, según lo dicho, un consejo para todos, y a mi mismo también (no soy inmune a la excitación de este proceso) a la hora de enfrentarnos al draft. Cogamos perspectiva, pongamos cada elección en cuarentena, valoremos a los trades con algo más de detalle y, sobre todo, no nos enamoremos de ningún jugador. Es la mayor fuente de errores del draft. Aunque también podemos hacer todo lo contrario, vivirlo con pasión, dejarnos llevar por el fuego de criticar cualquier movimiento que ya lloraremos en noviembre. Porque al final va de esto.