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Football, instrucciones de uso: análisis de lowlights 

Cada año hay 31 franquicias que se equivocan irremediablemente. Todos los equipos son, en mayor o menor medida, falibles, y, a la postre, lo único que los diferencia es la dimensión de los errores cometidos. Siempre me ha llamado la atención la tendencia a analizar las plantillas por sus potencialidades cuando son realmente sus debilidades las que determinan su temporada. No nos cansamos de repetir eso tan manido de que la fortaleza de una cadena es la fortaleza del eslabón más débil, pero cada semana insistimos en catalogar a los equipo según sus Highlights y no por sus Lowlights.

El trabajo de un analista debería comenzar por aquí. La jugada espectacular, la demostración de destreza, el arrebato de velocidad, la plasticidad sobrehumana saltan al primer reojo. El error es más velado, se esconde tras mil ropajes, se trasviste en triunfos ficticios, pero aporta sin duda una información que jamás te aportará la jugada de la semana.

Odio los Highlights, lo reconozco. Es un contenido similar a la pornografía, nace para despertar rápidamente nuestros puntos de placer y se consume apenas sin pensar. Aporta información superflua, engañosa; mediatiza nuestro criterio y nos conduce a conclusiones sin apenas fundamento. Es la comida rápida del deporte.

Por este motivo, no quiero dejar la oportunidad de finalizar el año reflexionando sobre los que para mí han sido los errores más importantes de la temporada. Sé que muchos no coincidiréis conmigo, incluso estoy seguro que cambiaríais el orden, introduciríais nuevas variantes, eliminaríais nombres, resaltaríais en negrita alguna frases y tacharíais con pulso firme otras. Pero como yo tampoco soy ajeno al error, podré vivir con ello.

10. UNA FRANQUICIA CON STRESS POST-TRAUMÁTICO

Houston Texans general manager Nick Caserio is seen walking the field before an NFL preseason football game against the Tampa Bay Buccaneers, Saturday, Aug. 28, 2021, in Houston. (AP Photo/Matt Patterson)

Tengo la impresión de que muchas de las decisiones de Nick Caserio esta pasada primavera fueron tomadas desde el alivio.

Los Houston Texans eran un equipo atrapado por un contrato histórico, con un QB convertido en un escándalo sin precedentes y sin ninguna intención de jugar para ellos. Salirse de semejante embrollo fue todo un éxito; conseguir incluso un buen valor, es algo remarcable. Pero tengo la sensación de que los Texans terminaron reaccionando como esa persona que evita un atropello, pero, presa del pavor, decide no salir de casa en un año. Salvas la bala, pero te quedas totalmente paralizado.

La sustitución de David Culley por un grisáceo Lovie Smith es poco menos que un movimiento lateral y muchas de las decisiones tomadas en el Draft y la Agencia Libre no han servido ni siquiera como movimientos fundacionales.

Teniendo la posibilidad de empezar de cero, Nick Caserio ha usado todo un año para mover la aguja al -1.

9. UN EQUIPO SIN PULSO

Chris Ballard ha sido durante los últimos años el ojito derecho de muchos medios periodísticos americanos, pero ese crédito se ha venido evaporando por cuatro decisiones clave:

2019: Brissett/Hoyer

2020: Rivers

2021: Wentz

2022: Ryan

El fundamento de estas elecciones nos lo explica el propio Ballard: "Hay una delgada línea entre ser agresivo y estar desesperado. No vamos a operar en un mundo desesperado. Eso es lo que hace todo el mundo. Eso es lo que hace Twitter. Eso el lo que hace la gente. Nosotros seremos agresivos cuando necesitemos ser agresivos".

Resulta que, al final, Ballard ha operado con tanta tranquilidad y tanto cuajo que a los Colts ya casi no se les siente el pulso. O como dice Don Rodrigo, Marques de Posa, a Felipe II en el Don Carlo de Verdi.

"¡Orrenda, orrenda pace!
La pace dei sepolcri"

Eso son los Colts actuales de Chris Ballard: la paz del sepulcro.

8. MEDIDAS DESESPERADAS

Los Cleveland Browns son un aberración estadística.

Es inconcebible jugarse tantos recursos en el Draft y la Agencia Libre y no conseguir jamás una solución medianamente viable como QB. Hasta un reloj averiado da bien la hora dos veces al día, pero el reloj de Browns era ya uno de esos relojes derretidos de pesadilla Daliniana al que se le han caído las agujas: Holcomb, Dilfer, Frye, Anderson, Quinn, McCoy, Weeden, Campbell, Hoyer, Manziel, McCown, Kessler, Kizer, Mayfield, Keenum, Mullens, Brissett...

En esta situación optan por un golpe de timón que podríamos ubicar en el extremo opuesto a la filosofía de Ballard. La decisión de ofrecer tres primeras rondas y garantizar 230M por un jugador totalmente desacreditado es el último acto desesperado. Es John Rambo echándose al monte, es arrastrar sin contar los triunfos, es un calvo pidiendo un degradado, es hacer un ranking a final de año, es un tuitero abriendo un Patreon...

Si el QB es el rostro visible de una franquicia NFL; los Browns, equipo apreciado por el 99% de la afición, han decidido ponerse una careta de sátiro de comedia dionisíaca.

7. EL OPTIMISMO ANSIOSO DE CARDINALS

Arizona Cardinals head coach Kliff Kingsbury talks with quarterback Kyler Murray (1) during the second half of an NFL football game against the Minnesota Vikings, Sunday, Oct. 30, 2022, in Minneapolis. (AP Photo/Abbie Parr)

En un equipo que termina el año perdiendo 7 de sus últimos 11 partidos es por lo menos algo discutible que, en pocos meses, su HC y su GM renueven por 5 años y su QB se lleve un contrato de 230 millones.

La pretemporada de Cardinals es un ejemplo claro de algo que nos define como humanos: en muchas ocasiones tenemos una prisa tremenda porque las cosas nos vayan bien. Esta urgencia porque todo esté arreglado a la más mínima señal de mejoría, nos hace caer en el análisis prematuro y la autocomplacencia. Es un mecanismo similar al pensamiento mágico.

Al primer síntoma de bonanza, los Cardinals obviaron todos los problemas con los que terminaron el año y entregaron la franquicia al triunvirato Keim-Kingsbury-Murray. Lo peor de la decisión es que el mercado realmente no les exigía esta urgencia. Podrían haber retenido sin problema un año más a Murray y ni Kingsbury, ni Keim son el iPhone 15 del mercado NFL.

6. LA PATADA A SEGUIR DE SAINTS

Uno de los pecados más recurrentes en las franquicias de la liga es el de comportarse como aspirantes cuando realmente eres un equipo en clara reconstrucción.

Los Saints van ya por la tercera hipoteca y el segundo crédito. Hacen cada día la compra con la tarjeta de crédito para intentar mantener un nivel de vida que hace mucho han perdido. En vez de vender la casa, pagar deudas e irse de alquiler, han decidido enviar el problema al futuro, y el futuro está cada vez más cerca. Ahora mismo, es una franquicia más preocupada por cuadrar su balance que por enderezar la plantilla. El tiempo y las deudas se los han llevado por delante.

Todo el mundo lleva años aplaudiendo los fichajes y las renovaciones de Mickey Loomis, para finalmente caer en la cuenta de que la genialidad de la fórmula era simplemente vivir de prestado.

5. LA LÍNEA RAMS

Los Rams de 2022 son un claro ejemplo de la enorme dependencia de los ataques respecto a su línea ofensiva. Empezaron el año con una de las colecciones de skill players más redondas de toda la liga. Los periodistas hacían cábalas sobre cómo sería posible parar a un equipo que juntaba el genio de Sean McVay con el talento de Stafford, Kupp, Robinson, Akers o Higbee. Al final, el antídoto estaba en la propia construcción de la plantilla.

Una de las tareas fundamentales de los staffs técnicos en primavera es la autoevaluación. Ni McVay, ni Snead fueron capaces de darle valor suficiente a la falta de talento y profundidad de su OL, y por aquí es por donde la plantilla campeona comienza a descoserse. Es un equipo que no consigue ningún ritmo a lo largo del año porque su fundación no es lo suficientemente sólida. La carrera deja rápido de funcionar, Stafford juega constantemente con presión en la cara y las lesiones no dejan de caer.

Los Rams 2023 serán línea ofensiva o no serán nada.

4. MATT PATRICIA O EL BARROCO BOSTONIANO

New England Patriots head coach Bill Belichick and assistant coach Matt Patricia in the first half of an NFL football game against the Indianapolis Colts, Sunday, Nov. 6, 2022, in Foxborough, Mass. (AP Photo/Michael Dwyer)

La Historia del Arte nos enseña que muchos grandes maestros al final de sus días presentan una clara tendencia barroquizante. Cuando una persona domina con maestría su arte o su profesión, necesita estímulos para mantener viva su llama creadora. Empiezan a imponerse retos, se crean trampas, se obligan a jugar de zurdos. Unos se vuelven recargados; otros tienden a la abstracción. En la soberbia que imprime el éxito continuado, se ven capaces de superar cualquier obstáculo autoimpuesto. Es lo que nos decía Marco Aurelio en sus Meditaciones: "El impedimento para la acción hace avanzar la acción. Lo que se interpone en el camino se convierte en el camino".

Georges Perec escribe la novela La Disparition sin utilizar la letra "e". Belichick decide jugarse una temporada NFL sin coordinador ofensivo.

3. LA PSIQUE ROTA DE ZACH WILSON

La búsqueda del "nuevo Mahomes" está haciendo que muchos equipos vean virtud donde sólo hay una falencia. Donde hay un pésimo juego de pies, quieren ver a un QB capaz de jugar desde cualquier base; donde sólo hay una mala mecánica, quieren ver ángulos elaborados de lanzamiento; donde sólo hay riesgo incontrolado y falta de compostura en el pocket, hablan de juego fuera de estructura... Es el "Es por ti" de Cómplices aplicado al quarterbacking.

Lo verdaderamente penoso del asunto Zach Wilson es que muchos de sus problemas se habrían podido, sino corregir, al menos minimizar con un trabajo riguroso de fundamentos; pero vuelve de su primera pretemporada todavía más volcánico y salvaje de lo que finalizó el 2022.

El gran error de Saleh este verano consiste en no tomar con anticipación una serie de medidas adecuadas que la naturaleza del propio juego de Wilson le va a terminar exigiendo. Como los Jets no son capaces de generar en la offseason unos hábitos saludables y una aproximación más rigurosa a la posición, intentan constantemente contenerlo reduciendo su influencia en los partidos. No lo convierten ni siquiera en un gestor de juego, simplemente buscan que no rompa nada, y al hacer esto lo que terminan rompiendo es su psique.

2. RUSSELL WILSON, LA PISCINA INFINITA

Nadie podrá negar que el fichaje de Russell Wilson fue una excelente maniobra de marketing de la Familia Bowlen. En marzo, la antigua propiedad de Broncos formaliza el trade con Seahawks. En agosto, se hace pública la compra de la franquicia por 4.65 billones y en septiembre, la nueva propiedad acuerda la extensión de Wilson por 5 años/245M.

Pensad un poco en lo que os acabo de decir... La familia Bowlen decide incrementar el valor de la propiedad incluyendo una piscina infinita, pero se la hace pagar a los nuevos propietarios. Empresarialmente es un jaque mate. Los Bowlen dan unos picks de Draft que ya no les pertenecen para dotar de lustre a la franquicia y los Walton-Penner pagan la factura de aquello que ha encarecido la propia compra. Y todo les termina explotando en la cara.

Difícil imaginarse un movimiento más ruinoso en la historia de la NFL.

1. UN AMIGO QUE SE HA PUESTO UN PENDIENTE

Esto que os cuento es ya algo personal.

Siempre he seguido la carrera de Tom Brady con especial atención no sólo porque es el QB de mi equipo NFL, sino porque, al tener edades similares, me he visto muchas veces un poco reflejado en su día a día como joven, como adulto, como esposo y como padre. De alguna forma, y salvando las distancias siderales entre un QB NFL y un señor calvo de provincias, hemos ido quemando etapas de forma simultánea. Accedimos a nuestro primer trabajo con edades similares, nos asentamos laboralmente más o menos al mismo tiempo, tuvimos nuestros primeros problemas de madurez a edades similares, nos casamos y tuvimos hijos. Disfrutamos una segunda etapa profesional con un cambio de aires y nuevos alicientes; nuestros padres sufrieron sus primeros achaques graves casi al mismo tiempo...

Por todas estas cosas, me resulta muy complicado identificarme plenamente con otros jugadores. Existe un salto generacional, nuestros referentes culturales son distintos, nuestras vidas son asincrónicas. Tomadme por un sonado, pero a Brady siempre lo he considerado un amigo. Una amistad unidireccional, eso sí, pero una amistad a fin de cuentas.

¿Qué le sucede a mi amigo en verano de 2022? Pues decide poner punto final a su actual trabajo. Tiene ofertas muy interesantes encima de la mesa por las que todos mataríamos, pero estoy seguro que toma esa decisión para salvar su matrimonio. Su mujer ha sacrificado su carrera por él y es consciente de que algo se ha roto. Sabe que puede continuar y que eso es lo que realmente le gusta, pero se siente en deuda. Lo deja, pero, como en tantas otras parejas, es ya muy tarde para reparaciones.

En este momento, se le plantean dos opciones: retirarse para luchar por el anillo más importante, apretar los dientes y darlo todo en la prorroga o cambiar el anillo por el pendiente y descargarse el Tinder. Aquí es donde nuestros caminos irremediablemente se bifurcan y todo el tema me hace sentir como cuando Tom Waits y John Lurie se separan al final de Down By Law.

La gran derrota del 2022 es una derrota personal, y no deportiva, porque, en definitiva, esa es la única derrota real. El resto son números vacilantes en un marcador luminoso.

La vida no admite GOATs.