La resaca del Super Bowl no es sencilla, especialmente para el equipo perdedor. Los Cincinnati Bengals estuvieron a unas pocas jugadas de conquistar el primer campeonato de su historia el pasado mes de febrero. Unos meses después tenían que empezar desde cero el largo recorrido que les separa del punto al que querrían regresar para reescribir la historia. Más de un equipo queda tan obsesionado con cambiar su destino en el siguiente Super Bowl que psicológicamente no está preparado para afrontar con garantías los rigores de la exigente regular season de la NFL. Lo hemos visto muchas veces a lo largo de los años.
De los primeros 55 perdedores del Super Bowl, un total de 38 han regresado a playoffs la campaña siguiente. Sin embargo, 11 de las 17 ocasiones en que esto no ha sucedido han llegado desde 1990 hasta ahora, siendo el caso de los San Francisco 49ers de 2020 el último ejemplo. Únicamente los Dallas Cowboys de 1971, los imbatidos Miami Dolphins de 1972 y los New England Patriots de 2018 han ganado el anillo la temporada después de caer en la gran final.
Tras las dos primeras semanas de juego los Bengals parecían más destinados a engrosar el grupo de equipos perdedores post Super Bowl, que otra cosa. Se habló más de las derrotas ante Steelers y Cowboys por el sorprendente pobre rendimiento de la ofensiva que nubló el hecho de que ambas llegaron en el último segundo. En esos dos partidos Burrow lanzó 3TD-4INT, acumuló un rating de 73.1 y encajó 13 sacks, una cifra astronómica teniendo en cuenta los refuerzos que Cincinnati trajo en la offseason para mejorar la línea de ataque. Desde entonces, el campeón de la AFC ha ganado cuatro de cinco partidos, con un Burrow lanzando 12TD-1INT para un rating de 117.2 (once sacks tomados). El quarterback no fue la única estrella bengalí con un lento inicio, el wide receiver Ja´Marr Chase encadenó cinco encuentros sin registrar 100 yardas hasta que los últimos dos juegos consecutivos con 130 yardas y 2TD en las dos pasadas jornadas (antes de su lesión en la cadera que se prevé lo tenga fuera de 4 a 6 semanas).
Los Bengals anotaron en sus cuatro posesiones finales ante Saints en la semana 6 y en las cuatro primeras ante Atlanta en la semana 7. Tras registrar apenas 26 big-plays en los primeros seis encuentros, el tercer peor dato en toda la NFL, Cincinnati explotó para 11 de estas acciones el pasado domingo. Burrow generó más de 500 yardas y cuatro touchdowns totales, mientras que cada uno de sus tres receptores principales (Chase, Tee Higgins y Tyler Boyd) registraron al menos 93 yardas. ¿Qué ha cambiado en estos Bengals en ofensiva tras el lento inicio de septiembre? Vamos a comprenderlo, como siempre, echando un vistazo a la cinta.
En primer lugar, observamos una clara estrategia de utilizar formaciones empty, dejando a Burrow completamente solo en el backfield desde la posición de shotgun. Cincinnati abrió sus cuatro primeras posesiones en empty y lo acabó haciendo en seis de nueve posesiones. En estas acciones el quarterback tiene una lectura más clara de la defensa porque es más complicado disfrazar coberturas y juegos de rush cuando el oponente se alinea tan abierto. Otra ventaja de esas lecturas rápidas es poder desprenderse de la pelota con velocidad y timing, ayudando a una línea ofensiva que ha sufrido mucho en este inicio de liga. En la primera jugada del encuentro ante Falcons, Burrow identifica la cobertura zonal y encuentra a su receptor favorito en estas situaciones, Tyler Boyd. El resultado son 11 yardas y un primer down entre comillas gratis.


Con estas jugadas en empty para iniciar sus posesiones, Cincinnati consiguió arrancar los drives con acciones positivas que le dieron inercia para continuar siendo agresivos ante la defensa de Atlanta. En los seis drives en los que empezaron en empty, Burrow completó 5/6 envíos para 45 yardas.
Los Falcons intentaron ser más agresivos defendiendo esas situaciones, pero el quarterback de tercer año se mostró muy fino en sus lecturas. Cuando enviaron blitz para atacar el pocket, pero no ajustaron en la cobertura, Burrow se lo hizo pagar. Fijaros cómo el defensor en el círculo verde no reacciona a tiempo para cubrir el hueco que deja su compañero que entra al rush y cómo Burrow vuelve a encontrar a Boyd para otro primer down muy sencillo. El wide receiver atrapó cinco pases para 61 yardas únicamente en jugadas en empty.


En total en el partido, Cincinnati corrió 16 jugadas en empty y generó un total de 159 yardas (9.9 de media). Burrow completó 11/14 pases para 100 yardas y añadió una carrera de veinte yardas en un quarterback draw. Los próximos rivales tendrán que ajustar su plan de juego en las semanas venideras si Bengals mantiene esta filosofía de iniciar sus drives con backfield vacío.
Además de los problemas en la línea ofensiva, Cincinnati ha tenido dificultades debido al uso continuado de coberturas con dos safeties profundos que han utilizado los rivales para evitar las grandes jugadas que crearon constantemente el año pasado los Bengals, especialmente la pareja Burrow-Chase. El período de adaptación a un ajuste tan grande por parte de los rivales lleva un tiempo que algunos equipos manejan mejor que otros. La responsabilidad del head coach y coordinador ofensivo es evitar que crezca la frustración en sus estrellas ofensivas y ofrecerles oportunidades para generar juego a partir de los espacios que dejan estas coberturas en otras partes del campo. Cuando tengan que poner atención en resolver esto, los big plays podrán volver a surgir.
En el siguiente ejemplo vemos como Zach Taylor diseña una combinación de rutas por niveles, atacando una misma zona del campo a diferentes alturas con dos receptores diferentes. Esto va a poner en una situación de conflicto al defensor cuya zona queda entre las dos rutas (círculo verde en la imagen). Si salta a la ruta corta, el pase debe ir al segundo nivel. Si retrocede para evitar el pase largo, el balón ha de ir al objetivo más cercano. En esta acción sucedió lo primero que comentamos, Burrow lo detectó de inmediato y el resultado fue una ganancia de 25 yardas en 2ª y 17. Tee Higgins fue el destinatario del lanzamiento y es el principal objetivo del equipo cuando se producen estos combos de rutas.



El primer touchdown del domingo para los Bengals también llegó en un perfecto diseño desde la banda para atacar lo que habían previsto que sería nuevamente una cobertura con dos safeties profundos. En este caso Taylor va a aislar a Chase en el lado corto de la formación (boundary) y lo va a mandar en profundo sabedor que lleva toda la temporada recibiendo el trato de cortesía de tener un safety en la cara específicamente instruido para evitar que llegue el big play del número 1 de Cincinnati. Con Chase sacado de la jugada habrían llegado los problemas para Bengals hasta ahora, pero aquí es donde llega el ajuste. En el lado abierto de la formación, Boyd va a correr otra ruta profunda atacando el corazón de esta defensa, el espacio entre los dos safeties. Fijaros en la segunda imagen el bracket que recibe Chase, pero sobre todo cómo el otro safety está todavía retrocediendo en su backpedal cuando Boyd está camino ya del touchdown. Con el linebacker central congelado, el tiempo preciso por el play action, no hay impedimento alguno para que Burrow ponga la pelota donde quiere su entrenador. Gran diseño, perfecta ejecución y touchdown de 60 yardas. La jugada fue un 1er down y 10, el momento perfecto para pillar al rival con la guardia menos alta. Junto a las formaciones empty para abrir los drives, vemos cómo Taylor ha recuperado ese punto de agresividad que se estaba echando menos en el equipo hasta el momento.


Por supuesto, Chase no siempre va a actuar como espantapájaros para que sus compañeros creen juego. Como uno de los wide receivers de mayor talento de la liga, sería un desperdicio no aprovechar todas y cada una de sus virtudes, que son muchas. Otro ajuste de los Bengals en las dos pasadas jornadas ha sido incrementar el número de lanzamientos back shoulder hacia Chase. Si la defensa no quiere ser batida en profundidad, no pasa nada por dar un "paso atrás", tomar el pase más corto, para luego convertirlo en un touchdown tras muchas yardas después de la recepción. Así consiguieron una anotación en la semana 6 ante Saints y la dinámica se mantuvo en la semana 7 ante Atlanta. De nuevo tenemos a Chase alineado en solitario en un lado de la formación. Al otro lado una bunch de tres hombres cuyo principal objetivo es generar espacios para su compañero. Aquí es donde entra en juego la química especial que existe entre Burrow y Chase, compañeros de equipo desde sus tiempos universitarios en LSU. En función de la reacción del cornerback y del safety de ese lado, Chase irá en profundo o bien ajustará su ruta en consonancia con Burrow. Con el cornerback en trail technique y el safety una vez más inclinándose hacia su lado, el wide receiver frena en seco, recibe el pase y observad cómo al momento del catch tiene una cantidad de campo brutal por delante y solo un rival por el camino. No hace falta ser un genio para imaginarse cómo termina la jugada, pero de todas formas os dejo el vídeo porque no está de más contemplarla de nuevo.


Siendo honestos, cuando hablamos de Ja´Marr Chase no hay demasiada táctica implicada. Es uno de esos jugadores especiales capaces de crear una acción positiva casi de la nada. Es el equivalente NBA de un aclarado para tu jugador estrella. Hay momentos en los que Burrow va a lanzarle la pelota sin importarle la defensa. Así son estos dos jóvenes jugadores, te desafían y si no estás preparado te van a destrozar. Es lo que les pasó el domingo a los Falcons. En este touchdown Burrow no se molesta ni en despistar al safety, sus ojos están puestos en su compañero desde el primer momento. Con confianza ciega, pone la pelota en el único punto posible para que su compañero haga el resto usando su velocidad, control corporal y buenas manos. Como suele decirse, no hay defensa para el pase -y recepción- perfecto.
Estos Bengals han recuperado la sonrisa en ataque y el espectador sin duda lo agradece, más en una temporada que no está siendo tan prolífica en alegrías ofensivas como las anteriores. El lunes por la noche viajan a Cleveland para medirse a su bestia negra particular, el equipo que les ha barrido en cada una de las dos pasadas campañas y al que Joe Burrow aún no ha podido derrotar desde que es profesional (0-3). Estad atentos a estos ajustes que hemos explicado para comprobar si Cincinnati rompe la mala racha ante los Browns en lo que promete ser un gran partido.
Actualización:
Al momento de cierre del artículo desconocíamos la lesión de cadera que va a apartar a Chase de los terrenos de juego, en principio entre cuatro y seis semanas. La pérdida del líder del equipo en objetivos, recepciones, yardas y touchdowns es muy dura. Como hemos comentado, es uno de esos jugadores especiales que te hacen la vida más fácil. Sin embargo, hay motivo para la esperanza en Cincinnati por el hecho de que todo el bloque ha comenzado a jugar mejor estas últimas semanas. Burrow se encuentra mucho más seguro en el pocket y eso se nota. Boyd y Higgins son dos wide receivers muy sólidos y el tight end Hayden Hurst va camino de los mejores números de su carrera. Mi sensación me dice que Taylor no variará demasiado el plan de juego, sobre todo porque como hemos explicado Chase es un jugador entre comillas más individual. El reemplazo natural, Mike Thomas, es un veterano que lleva años en el equipo y conoce el esquema. Otra opción sería la de mover a Boyd al puesto de Chase y meter a Trent Taylor en el slot. Lo que es obvio es que las defensas se han quitado por ahora un problema de su cabeza y podrán centrarse más en el resto de jugadores de la ofensiva de Cincinnati. Eso significa que cada uno de los miembros del ataque tendrá que dar un paso adelante para compensar la ausencia de su compañero. ¿Serán capaces de conseguirlo? No apuesten demasiado en contra de Burrow y los Bengals.