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Drew Brees y la decisión que cambió la NFL

El acuerdo de Drew Brees con Nueva Orleáns detonó un cambio de narrativa en la NFL durante las últimas dos décadas. Su llegada no solo cimbró la franquicia a nivel deportivo, sino que sirvió como discurso para evitar una mudanza y que la ciudad se levantara tras el devastador huracán de 2005. Todo los efectos colaterales nos obligan a preguntarnos: ¿qué hubiera pasado si Brees no firmaba con los Saints? 

Desde su llegada a la NFL, Brees tuvo que lidiar con el estigma de ser demasiado pequeño para la posición de quarterback. Pese a romper todo los récords de pase en la universidad de Purdue y aspirar al trofeo Heisman un año antes, se tuvo que conformar con ser elegido en la parte baja de la segunda ronda del draft de 2001.

Tras un desastroso 2003, su segundo año como titular, los Chargers decidieron mirar en otra dirección. A pesar de haber ganado 20 juegos durante 2004 y 2005 y sumar campañas consecutivas con más de 3,100 yardas, la franquicia estaba lista para iniciar una nueva era. Con los desplantes de Eli Manning en el draft de 2004, el elegido para tomar la estafeta fue Philip Rivers. Brees tuvo que buscarse la vida en la agencia libre.

San Diego Chargers' Drew Brees sets to pass under presure from St. Louis Rams' Leonard Little in the second quarter of a preseason game  in St. Louis, Thursday, Aug. 22, 2002. (AP Photo/Diane L. Wilson)

En la temporada baja de 2006, Drew Brees entró en el radar de los Dolphins por segunda vez en la historia. La primera fue en 2001, cuando tras el retiro de Dan Marino exploraron la posibilidad de draftearlo. En aquella ocasión la gerencia optó por el esquinero de Wisconsin Jamal Fletcher. Miami no se conformó con haberlo dejado ir entonces. Con todas las posibilidades para firmarlo, se decantaron por Daunte Culpepper para afrontar el segundo año de Nick Saban. La gerencia general pensó que la lesión en el hombro de lanzar de Brees era más riesgosa que la rotura de ligamento cruzado de Culpepper. El segundo año de Saban al frente de Miami tomaría un curso definitivo. Mientras que los Saints, desesperados por un quarterback franquicia, se hicieron con sus servicios.

Miami Dolphins head coach Nick Saban, left, smiles at quarterback Daunte Culpepper (8) during the third day of summer football camp Monday,July 31, 2006 in Davie, Fla.(AP Photo/Steve Mitchell)
Iba a ser nuestro quarterback. Era todo lo que necesitábamos. Acabamos de firmar un 9-7 y todo lo que necesitábamos era un mariscal de campo para ser un equipo de playoffs. Íbamos a firmar a Drew Brees como agente libre. El Dr. [James] Andrews [un médico privado muy respetado en el gremio de futbol americano] operó su hombro, fui a Birmingham a verlo y dijo que estaría bien. Luego los médicos de la franquicia detectaron algo en el examen físico. [Drew] estaba allí para firmar con nosotros... Así que decidí en ese momento, cuando eso sucedió, que si no tenemos un mariscal de campo en la NFL, no vamos a ganar. Me voy de aquí. No me quedo aquí. No voy a ser responsable de esto. Ese doctor no distinguía su culo de un puñado de arena. Drew Brees juega 15 años más, gana un Super Bowl, llega a nueve Pro Bowls. Y no lo llevamos a Miami, donde él quería ir. Algunas cosas que no puedes controlar. Cuando salimos de allí nadie entendió por qué. Bueno, fue por eso. Siempre hay una razón. Nick Saban

Reflexionar sobre lo que supuso el arribo de Brees a Nueva Orleáns trasciende el aspecto deportivo. El desastre ocasionado por el huracán Katrina en 2005 provocó que los dueños del equipo se propusieran cambiarlo de sede. El paso triunfal de la franquicia desde el arribo de Brees estrechó los lazos con la comunidad y sepultó los planes de mudanza. La recompensa llegó pronto: el título del Super Bowl de 2009, cuando vencieron a los Colts de Peyton Manning. Bajo el sistema de Sean Payton, rompió todos los récords posibles para un quarterback en la historia y estableció los cimientos de una franquicia ganadora.

Fantasear con lo que hubiera podido pasar con Miami es fantasear con una historia alternativa en la NFL. Quizá los Dolphins habrían encontrado al legítimo sucesor de Dan Marino que no encontraron en Culpepper y los Patriots a un rival de altura en la AFC Este. Sean Payton no se habría granjeado una reputación como gurú ofensivo en la NFL y Nick Saban no habría tenido que volver a la NCAA para establecer el programa universitario más dominante de su tiempo. Y pensar que todo pudo haber sido distinto desde aquel lejano 2006.