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Dólares y yardas: la "Magia" con la que los equipos se mantienen bajo el tope salarial

Acabamos de pasar unos días en los que parece que las administraciones de los equipos de la NFL, con un pase de magia, se ponen bajo el límite de gasto que representa el tope salarial. Poco parecen importar las decenas de millones que los ponen por encima solo unos días antes, incluso hay veces que hasta contratan a otros jugadores a sabiendas de su situación. ¿Cómo lo hacen? Hoy lo exploramos entre dólares y yardas.

Para lograr estar bajo este límite, los encargados de administrar el tope salarial muchas veces son vistos como magos, parece que chasquean los dedos y generan espacio contra el límite, pero en realidad, como lo es para lograr casi todos los trucos de magia, hay métodos que facilitan el prestige; ese momento en el que el público levanta las cejas y abre la boca en gesto de sorpresa. Aquí algunos de los métodos más comunes.

Lo primero que tenemos que tener claro es lo siguiente: el Salary Cap es un límite artificial. Funciona como regla para promover la paridad y una sana competencia, pero tiene una serie de recovecos que hace que el monto establecido por la liga sea una línea trazada sobre la arena; una línea ondulada y borrosa, una que cuando el viento sopla es difícil de localizar.

Seamos claros, para el momento del inicio del año nuevo de la liga, todos los equipos tienen que estar debajo del tope salarial establecido para el periodo que inicia en eso no hay lugar a dudas, sin embargo esa situación no permanecerá así por mucho tiempo y es aquí donde empiezan los trucos de magia.

Para el primer truco estos magos requieren de la ayuda del CBA, el contrato colectivo de entre la liga y la Asociación de Jugadores, documento que rige la relación entre ambas partes. En este acuerdo se estableció por primera vez en su versión de 2011, que los equipos pueden utilizar una figura llamada "carry over cap", la cual les permite arrastrar, o posponer el gasto no ejercido durante una temporada para hacerlo en la siguiente. Y es que en efecto el salary cap es un tope máximo, pero prácticamente nadie se asegura de que los equipos gasten un mínimo indispensable en sus jugadores. Sí, existen mecanismos, pero son laxos y muy espaciados, lo que deja mucho margen de maniobra para los equipos.

El carry over cap permite que si, por ejemplo, un equipo estuvo por debajo del tope salarial por 20 millones de dólares en determinado año, lo que tienen que hacer es notificarlo a la liga al final del mismo y entonces, con un pase de su varita mágica sobre su sombrero de copa negro, el equipo ha generado 20 millones extra de espacio en el tope salarial para el año siguiente. ¡Aplausos del público!

Para su segundo truco, los magos piden la ayuda de un voluntario (un clásico en el medio de la magia), pero no permiten que cualquiera que levante la mano suba al escenario, sino que lo seleccionan cuidadosamente. Normalmente se trata de un jugador veterano, que esté en el segundo contrato de su carrera, uno que le esté dando a ganar bien durante la temporada que está por iniciar y que tenga un cargo grande contra el tope salarial.

A este voluntario el mago le ofrece algo a lo que simplemente no se puede resistir: dinero ahora mismo. Como Iñigo Maisterrena lo explicó de manera clara y sintética en su pieza donde desmontaba el Salary Cap, el bono de contratación es un monto que el jugador recibe por adelantado, pero cuyo impacto contra el tope se prorratea. La regla dice que eso puede hacerse a lo largo de la duración del contrato o en un máximo de cinco años.

Si un jugador tiene un salario base de, digamos 20 millones en su segundo año de contrato, lo que el equipo hace es recurrir a alguna de las siguientes palabras mágicas: "reestructura" o "extensión", dos recursos similares entre sí, pero que llevan al equipo a su fin perseguido: generar espacio contra el tope salarial.

Lo que sucede debajo de la manga del mago es que el equipo convierte una buena parte de los 20 millones de salario, en bono por firmar. Pensemos que lo hace con 15 de esos 20 millones, entonces, el impacto contra el tope se reduce de 20 a tres millones al dividirlo entre cinco años, creando 17 millones de espacio en el tope salarial que antes no estaban ahí y de paso dejando al jugador voluntario que lo asistió en el truco con una sonrisa en el rostro por haber recibido dinero por adelantado.

En caso de que se requieran más años de los disponibles en el contrato para prorratear el dinero, entonces es cuando se le llama "extensión". Esto en caso de que el equipo en efecto tenga en mente la posibilidad de retener al jugador más allá del tiempo estipulado inicialmente, ya que de lo contrario, lo que se hace es agregar años cancelables al final del acuerdo, proyectando así que el jugador ya no estará en el roster, pero seguirá teniendo un cargo contra el cap. ¡El público ovaciona el truco!

Para entender a fondo este mecanismo es necesario diferenciar "cap" de "cash" y una forma sencilla de lograrlo es pensar en la diferencia entre la contabilidad y la cuenta de banco, es decir, una cosa es lo que se gasta en realidad, lo que está en la cuenta de banco (cash) y otra el cómo asignas ese gasto en conceptos contables y en qué momento afectan a tus libros (cap). En nuestro caso anterior el cash sobre cap de ese jugador es de 17 millones.

El adjetivo de "cap casualty" o víctima del tope salarial es el que frecuentemente se utiliza para calificar a los jugadores que fueron dejados en libertad por el equipo, antes de que concluyera su contrato vigente, con tal de generar espacio contra el límite.

Al sacrificar a alguien, el mago, en efecto, se gana el aplauso, pero esto no implica que deja de lado el shock provocado en el público (en este caso los aficionados) ni tampoco las consecuencias de limpiar el rastro. En este caso ese rastro es el llamado dinero muerto.

Ese concepto se refiere al cap utilizado por jugadores que ya no están en el roster de un equipo. Si un contrato termina antes de lo previsto, entonces todo lo prorrateado que no se ha amortizado hasta el momento de la terminación, se acelera al año en curso. Este es el lado malo de efectuar frecuentemente el truco del prorrateo.

Aun así, hay casos frecuentes en los que el equipo prefiere tener el dinero muerto sobre quedarse con la mala relación costo-beneficio que representa mantener al jugador en el roster, un par de ejemplos muy famosos:

Antonio Brown. Los Steelers prefirieron cargar con más de 21 millones en dinero muerto al momento de cortar al receptor en 2019 antes que mantenerlo en su roster. Podemos decir que pagaron por la paz mental de la franquicia.

Carson Wentz. Los Eagles decidieron cortarlo tras la temporada 2020, aceptando más de 34 millones de dólares en dinero muerto en 2021 con tal de abrirle paso a Jalen Hurts para tomar el control de la ofensiva. Hurts, entrando en su segundo año en la liga, iba a contar solo 1.3 millones contra el tope ese año. Podemos decir que de cualquier modo Philadelphia le destinó un poco más de 35 millones contra el salary cap a la posición de QB y se movió hacia adelante en términos de football.

Un interesante caso de estudio es el de los New Orleans Saints, quienes están acostumbrados a estar por encima (y mucho) del salary cap. Para la temporada 2023, en la que se estableció un límite de 224.8 millones, el equipo estaba unos 55 millones por encima al momento en el que la cifra tope se hizo oficial. ¿Mucho? Sí, pero ni de cerca tanto como lo estuvieron en 2021 cuando tenían más de 100 millones en número rojos.

Aun con esas cifras, vimos como hace un par de semanas, el equipo, ante su evidente necesidad de QB, salió al mercado y firmó a Derek Carr por 4 años y 150 millones. ¿Cómo un equipo que está más de 50 millones por arriba del límite puede hacer algo así? Articulando una rutina de los trucos antes mencionados: prorrateos + cortes + reestructuras.

El bono por firma en el contrato de Carr es de 28.5 millones, por lo que tal cantidad se prorratea a lo largo de cinco años e impacta en 5.7 millones en el primer año. Si a esto le agregamos el salario base de 1.5 millones, entonces el QB cuenta solo en 7.2 millones en 2023 contra el cap de los Saints. Unas reestructuras por aquí y unos cortes por allá y para el 15 de marzo a las 4:00 pm tiempo del Este de Estados Unidos, ellos estaban perfectamente por debajo del tope.

Con esta pieza no pretendo quitar el velo que cubre la maquinaria, no quiero romper el espejo que facilita las ilusiones ópticas, solo quiero ayudar a los que siguen la NFL a entender un poco mejor cómo es que su equipo favorito, como por arte de magia, siempre logra estar debajo del salary cap cuando llega la hora límite.