Quizá a nadie le haya conmovido tanto la redención de Daniel Jones como quarterback profesional en la NFL que a David Cutcliffe, su mentor en la Universidad de Duke.
El trabajo de Cutcliffe desarrollando pasadores alcanzó un estatus de culto tras haber moldeado la lectura pre-snap de Peyton Manning en Tennessee y haber pulido las imperfecciones de su hermano, Eli, en Ole Miss con apenas años de distancia.
A principios de 2019, en la carrera por convertirse en el mejor prospecto de mariscal de campo disponible rumbo al draft de ese año, los evaluadores consideraban a Jones, pese a las dudas que generaba la potencia de su brazo, por encima de Drew Lock y Dwayne Haskins por el simple hecho de haber pasado por el método Cutcliffe. Para entonces, Kyler Murray, quien terminó siendo el pick global número uno, seguía coqueteando con dos posibles escenarios: quedarse para jugar su año senior en Oklahoma y hacer la transición al beisbol profesional como infielder.
Cuando le preguntaron a Cutcliffe, con miras al draft de 2019, por su exitosa receta como gurú de quarterbacks, el veterano entrenador habló sobre un aspecto fundamental: pasar mucho tiempo en la sala de video.
"Una de las razones por las que nuestros chicos triunfan es porque conocen la ética de trabajo, saben estudiar, saben el tiempo que requiere la preparación", dijo, para después establecer que Daniel Jones, "un genio de pies a cabeza", contaba con la certificación de catálogo.

Todo esto para hablar sobre la inesperada resurrección de Jones en Indianápolis, tras su publicitado naufragio en Nueva York. Su llegada a los Colts, como póliza de seguro del poco fiable Anthony Richardson, no invitaba a nadie a ser demasiado optimista, pero la gran complicidad que ha desarrollado con Shane Steichen, responsable del histórico año como novato de Justin Herbert en Los Ángeles y de darle certeza al desembarco de Jalen Hurts a Filadelfia, alteró el guión dramáticamente.
Amén de las bases formativas que sentó Cutcliffe, sería imposible hablar sobre esta versión mejorada de Daniel Jones sin remitirse a su paso por Minnesota. Ahí, inmerso en el modelo creativo de Kevin O'Connell, no tuvo protagonismo en campo, pero presenció en primera línea la transformación de Sam Darnold y, según lo que contó recientemente en una entrevista en el podcast de Ryan Fitzpatrick y Andrew Whitworth, descubrió el "siguiente nivel" en términos de coacheo, play calling y rodaje en una sala de video.
Lo anterior supone tres cosas: un dardo a los Giants, su anterior equipo, y al régimen de Brian Daboll; un guiño a su formación conceptual con David Cutcliff en Duke; y la confirmación de que buena parte de los jugadores de la NFL está a un buen entrenador de alcanzar su máximo potencial.