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Cuarenta años de oscuridad: Stetson Bennett IV

Muchos años después, frente a los medios de comunicación, un emocionado Stetson Bennett IV había de recordar aquella remota tarde en que su padre lo llevó a conocer por primera vez a los Georgia Bulldogs. Athens era entonces una aldea universitaria construida a la orilla del río Oconee que todavía conservaba monumentales mansiones sudistas de la guerra de secesión. El triunfo del equipo de fútbol americano en la Sugar Bowl de mil novecientos ochenta y uno era tan reciente que los lugareños señalaban el trofeo de campeones con el dedo.

Con este símil literario, que nos retrotrae irremediablemente a las calles de Macondo y nos hace rememorar una de las mejores sagas familiares de la literatura hispanoamericana, podríamos comenzar esta historia. En sus líneas vamos a conocer una "estirpe familiar" que sufrió vicisitudes similares a las narradas por García Marquez y sus célebres Buendía. Hay también dosis de "realismo mágico" que salpican las sucesivas generaciones de los Bennett y vamos a conocer una parte de la historia de un programa de fútbol universitario deportivo que pasó "cuarenta años de oscuridad", concretamente los que transcurren desde el campeonato conquistado en mil novecientos ochenta y uno hasta la inverosímil irrupción del cuarto de la saga de los Bennett y la "novelesca" concatenación de hechos desencadenada después de su eclosión en el mundo del fútbol americano colegial. Aparición súbita e inesperada del último miembro del clan familiar americano envuelta en un aura de misticismo cuyo destino aparenta estar escrito por las profetisas deportivas desde tiempos inmemoriales. El advenimiento de un mesías para los Bulldogs que parece obedecer a las leyes de la misteriosa hechicería escrita y predicha en los pergaminos de Melquíades, personaje del genio colombiano que augura el destino de la familia protagonista de cien años de soledad…

FILE - In this Jan. 1, 1981, file photo, Georgia's Herschel Walker prepares to leave the field after Georgia defeated Notre Dame in the Sugar Bowl NCAA college football game in New Orleans. Well, this might be the team that finally brings reality in line with the lofty expectations between the hedges. In Kirby Smart's second season as coach, Georgia has won its first eight games, all but one by at least three touchdowns, and claimed the No. 1 spot in the first College Football Playoff rankings. (AP Photo/File)

Sugar Bowl 1981: Los Bulldogs alcanzan la gloria

Año mil novecientos ochenta en el país de las oportunidades.Trescientos sesenta y cinco días que iban a dejar multitud de imágenes para el recuerdo colectivo de la sociedad americana. La guerra fría con Rusia marca el clima político del recién electo presidente Ronald Reagan. John Lennon, célebre integrante de los Beatles, muere abatido por cinco disparos efectuados por la espalda por Mark Chapman, conmocionando a la ciudad de Nueva York. El deporte rey en la nación de las barras y estrellas sigue siendo una válvula de escape para el pueblo y el divertimento favorito de las masas. En el campeonato universitario de fútbol americano se van a vivir tardes inolvidables durante aquella temporada colegial.

El conjunto de Athens,** dirigido porVince Dooley, ha ido escalando posiciones semana tras semana en el ranking nacional tras mantenerse invicto en los dos primeros meses de competición. Liderados por las imponentes y robustas piernas, arquetípicas de la raza Bulldog que da nombre a la prestigiosa universidad, del corredor de primer añoHerschel Walker,el equipo de Georgia se juega parte de su futuro en el enfrentamiento del ocho de noviembre frente a losFlorida Gators**. Clasificados como segundo mejor equipo del país los Bulldogs tuvieron que recurrir a la épica, utilizar "cierta dosis de realismo mágico" para regalarnos la mejor jugada de su historia y doblegar al conjunto de Gainesville. Quedaban menos de dos minutos para el pitido final del árbitro. Los pupilos de Dooley perdían por un punto (veintiuno a veinte) y tenían la posesión del ovoide en su yarda ocho. Georgia necesitaba avanzar al menos cincuenta yardas para dar a su kicker, Rex Robinson, la oportunidad de patear por la ansiada victoria.

El triunfo parecía escaparse de las manos cuando los visitantes se enfrentaban a un situación de tercer down y once yardas. El quarterback, Buck Belue canta en el huddle la jugada "*76 Left", que ha pasado a la historia del programa universitario. *Lindsay Scott, receptor de Georgia, sabe que tiene que correr una ruta curl con el objetivo de intentar ganar el primer down. Formación en I, el balón se pone en movimiento, Belue amaga entregar el balón al corredor, sale del pocket hacia la derecha, lanza con precisión el balón, que es atrapado por Scott en la yarda 25 para recorrer, en una carrera antológica, las 92 yardas que le separan de la end zone y mantener la imbatibilidad de los Bulldogs, quedando su nombre inscrito para siempre en la historia de la universidad. El público no es consciente de la importancia de lo que acaba de presenciar, las crónicas periodísticas y los reporteros gráficos impedirían con sus escritos y sus registros audiovisuales que la jugada sucumbiera al inevitable olvido de la errática memoria humana.

Georgia culminaría su año dorado derrotando a los peleones irlandeses de Notre Dame en la Sugar Bowl disputada el día de año nuevo de mil novecientos ochenta y uno en Nueva Orleans. No había discusión posible. Los pupilos de Dooley finalizaban el año imbatidos como indiscutibles campeones nacionales.

En aquellos instantes de deslumbrante felicidad, de jolgorio desinhibido por el merecido premio conquistado, nadie podía intuir que habría que esperar cuarenta años a orillas del río Oconee para volver a celebrar un triunfo similar. Cuatro décadas en las que el programa futbolístico de Georgia ha esperado agazapado en la oscuridad, a la sombra de la tiranía impuesta en la Southeastern conference por Nick Saban y su marea carmesí. La universidad no perdió su tronío y grandeza intrínseca asociada a la mayúscula G que sirve de escudo a sus conjuntos deportivos, logró reclutar año a año a deportistas de altísimo nivel con el objetivo de recuperar el esplendor obtenido en el siglo veinte. Era imposible predecir que el caprichoso destino escrito por pitonisas y sibilas deportivas había elegido a  un pequeño quarterback, que no consiguió una beca de estudios y tuvo que buscar las oportunidades lejos del estado cuya capital se denomina Atlanta, para devolver a Georgia al primer peldaño del escalafón universitario. El cuarto hombre de una saga de "bandidos" unido para siempre al destino de los Bulldogs.

Georgia football coach Vince Dooley is carried off the field after Georgia defeated Notre Dame 17-10 in the Sugar Bowl, Jan. 1, 1981. Dooley became the most successful football coach in Georgia history, winning a national title and six Southeastern Conference championships. As athletic director, he built one of the country's most successful and diverse programs. And now, after 40 years, it's all coming to an end. Through no choosing of his own, Dooley is being nudged into retirement. (AP Photo/Gene Blythe)

La saga de los Bennett

La historia familiar comienza alejada de los terrenos de juego. Stetson Bennett Senior, conocido por los miembros del clan como "Papá Bennett", era un humilde granjero que obtenía un sueldo extra con la fabricación clandestina de alcohol en los años de la ley seca. El negocio de la destilería casera le obligaba a pasar largas temporadas alejado de la familia y la tragedia e infortunio iba a golpear cruelmente a la familia. Los Buendía de García Márquez vivían atemorizados por las colas de porcino de los recién nacidos de la saga literaria, en este caso la maldición iba a sacudir a la parte femenina de la familia. La pequeña Violet, de dos años de edad, iba a fallecer repentinamente haciendo que la vida de Stetson Bennett Senior se transformase de inmediato. Con la rodilla hincada en las tierras que cultivaba y el rostro humedecido por las lágrimas, Papá Bennett pidió perdón a Dios por sus actos y prometió dedicarse a predicar sobre el Espíritu Santo el resto de sus días, convirtiéndose en un pastor respetado de su comunidad.

El fútbol americano empezó a dejar su impronta en la siguiente generación. El hijo mayor de Papá Bennett, Stetson Bennett Junior fue mariscal de campo en su etapa en el instituto y obtuvo una beca para jugar en los Tigres de Auburn. Una inoportuna lesión y una boda "secreta" con su amada Patsy truncaron su futuro deportivo. "Buddy" Bennett , hermano pequeño de Stetson Bennett Junior, también demostró talento como pasador en sus años de instituto y obtuvo una beca para la universidad de Stetson. Tuvo que buscarse la vida cuando la institución académica prescindió del equipo de fútbol y de la mano de un entrenador suyo recaló en Carolina del Sur para terminar su etapa universitaria como líder de carreras de los Gamecocks.

Buddy demostró desde muy temprano un gran talento como entrenador, desempeñó tareas de entrenador de jugadores de secundaria tanto en la universidad de East Tennessee State como en Tennessee y las unidades que comandó se ganaron el apelativo de "Bandidos Bennett" ("Bennett Bandits") por la fiereza con la que atacaban y disputaban el ovoide y rompieron numerosos récords de interceptaciones en los años en los que Buddy Bennett los entrenó.

La saga quería evitar que el nombre Stetson se perdiera en la tercera rama de la prole. Stetson Bennett Junior, había "heredado" la "maldición" femenina de la familia y sólo había engendrado tres hijas mujeres. Su hermano Buddy decidió por tanto, que su próximo hijo varón recibiría el nombre de el patriarca.

Stetson Bennett III vino al mundo en mil novecientos sesenta y nueve con la misión de continuar el legado que inició años atrás su abuelo paterno. El padre de nuestro héroe también jugó en la posición más complicada del deporte americano. Ejecutó la triple option de Georgia Southern hasta que decidió solicitar su traslado a la universidad de Georgia para centrarse únicamente en sus estudios de farmacia. Allí conocería a Denise y fruto de su amor nacería el veintiocho de octubre de mil novecientos noventa y siete el cuarto Stetson del clan. El elegido que muchos años después, con el trofeo de campeón nacional en sus brazos, había de recordar la primera vez que su padre lo llevó a ver por primera vez a los Bulldogs.

Photo courtesy of 1970 Tennessee football media guide

Stetson Bennett IV: Un viaje de ida y vuelta

El pequeño Stetson IV nació en Atlanta, por motivos laborales de la familia, y a estas alturas de la historia el influjo del fútbol americano recorría sus venas desde sus primeros sueños infantiles. Comenzó a lanzar un balón a la edad de tres años en un campo casero que su propio padre había elaborado con unas caseras "hashmarks" en una zona de césped contigua a una de las farmacias que regentaban sus padres. 

A la pregunta de su progenitor: ¿Qué quieres hacer con ese balón?, el pequeño infante respondía sin atisbo de duda en su mirada: "Papá, quiero jugar a fútbol en la universidad de Georgia".

Bennett IV creció asistiendo a más de noventa partidos de los Bulldogs idolatrando a Aaron Murray y muchos otros jugadores, mientras lideraba a su equipo del instituto, el Pierce County, a tres apariciones consecutivas de playoffs y acumulaba tres mil setecientas veinticuatro yardas y más de cuarenta touchdowns en su última campaña.

A pesar de sus espectaculares números, su escasa estatura y envergadura generaban muchas dudas entre los ojeadores y, para llamar la atención de los mismos, Stetson IV acudía a las pruebas de las universidades con una gorra del servicio postal americano que le hizo merecedor de un apodo que ha llegado vigente hasta nuestros días. "El cartero" ("The Mailman") quería que todo el mundo se fijara primero en su corona y se quedara posteriormente impresionado por su juego. Stetson Bennett únicamente iba a recibir una oferta de una universidad FBS, la de Middle Tennessee State. Esto no iba a resquebrajar su ánimo y dispuesto a luchar por su sueño de juventud decidió ingresar como jugador no becado en la universidad de Georgia para luchar por convertirse en el mariscal de campo de la Universidad.

Igual que su abuelo Buddy, tuvo que labrarse un futuro lejos de su opción inicial y en dos mil dieciocho decidió trasladarse al Jones County Junior College donde pudo disputar doce partidos completos y demostrar su inteligencia  y talento sobre el césped. Stetson tuvo ofertas universitarias para jugar como titular en diferentes equipos pero el corazón nubla los designios de la razón y, movido por sus sentimientos, decidió regresar a Athens como mariscal de campo suplente tras la salida del equipo de Justin Fields. 

Stetson pasó mucho tiempo en el banquillo, esperando su oportunidad. Esta llegó en el año dos mil veintiuno. En el partido frente a los UAB Blazers el titular, JT Daniels, se vio obligado a abandonar el campo por una lesión y Bennett IV iba a vivir su momento de "realismo mágico" en esta historia. Aquella tarde igualaría el récord de pases de anotación en un partido, por un quarterback de la universidad de Georgia, con cinco y se alzaría con una titularidad que no iba a abandonar hasta el final de sus días universitarios.

El resto de la historia es de dominio público. La búsqueda del elegido había llegado a su fin. El cuarto de los Bennett iba a obtener victorias imponentes al frente de los Bulldogs e iba a derrocar al poderoso conjunto de Alabama para conquistar el título nacional de dos mil veintidós y devolver la luz a Georgia tras cuarenta años de oscuridad.

Esta última campaña se ha repetido la hazaña. Los hombres de Kirby Smart liderados por el menor de los Bennett han emulado al conjunto de Dooley y Belue finalizando invictos como incuestionables líderes nacionales del fútbol colegial.

Georgia head coach Kirby Smart and Georgia quarterback Stetson Bennett (13) celebrate after defeating LSU in the Southeastern Conference Championship football game Saturday, Dec. 3, 2022 in Atlanta. (AP Photo/John Bazemore)

El futuro de Stetson en la NFL

Llega ahora el momento de dar un nuevo paso en la carrera futbolística de Stetson. Encumbrado como una figura icónica de su añorada universidad, accede a la NFL como un bicampeón nacional. Aparecen, no obstante, las mismas incertidumbres que hicieron a Bennett calzarse una gorra para intentar destacar de sus competidores y obviar sus "supuestas" limitaciones físicas. Harían bien los ojeadores de la mejor liga del mundo en despreciar los fríos números de altura y peso de nuestro quarterback y registrar en sus cuadernos la intangible variable que intente medir el coraje y tesón de nuestro protagonista. No hay tamaño de hoja suficientemente grande en la que pueda encuadernarse el amor propio y pundonor del menor de los Bennett.

Georgia quarterback Stetson Bennett runs the 40-yard dash at the NFL football scouting combine in Indianapolis, Saturday, March 4, 2023. (AP Photo/Darron Cummings)

Ha demostrado que, si persigue un sueño, Stetson no va a rendirse. "El cartero" siempre llama dos veces y suponemos que en la NFL deberá aguardar inicialmente su turno en el banquillo de una de las treinta y dos franquicias de la competición. Pero, en este caso podemos intuir que, al contrario de la saga literaria de los Buendía, las estirpes destinadas a romper cuarenta años de oscuridad sí merecen una segunda oportunidad sobre la tierra.