California es el estado más poblado y el tercero más grande en superficie en todo Estados Unidos. Además de tener varias de las universidades más prestigiosas de la nación, como USC, UCLA, Stanford y Berkeley, se ha consolidado como el más grande semillero de quarterbacks en la NFL.
En la conversación podemos incluir a absolutas referencias en la posición oriundas del estado, como Dan Fouts, Warren Moon, Jim Plunkett o Carson Palmer. Incluso también se podría considerar a John Elway, que si bien nació en el estado de Washington, desde muy joven se mudó al área de Los Angeles.
Entre los jugadores activos, podemos tomar en cuenta a dos futuros miembros del Salón de la Fama: Tom Brady y Aaron Rodgers. Siendo más o menos contemporáneos, ambos crecieron viendo las gestas de Joe Montana con los San Francisco 49ers durante la década de los ochenta.
Brady, de San Mateo, uno de los suburbios más grandes de la península de San Francisco, terminó jugando sus años universitarios en Michigan, donde fue mucho tiempo suplente de Brian Griese y Drew Henson. Rodgers, oriundo de Chico, el centro cultural, económico y educativo del norte del valle de Sacramento, se mantuvo en el estado. A diferencia de Brady, el quarterback de los Packers recibió una propuesta para jugar en uno de los programas universitarios más prestigiosos de la zona: los Golden Bears de la Universidad de California en Berkeley.
De la nueva generación de quarterbacks, Josh Allen es uno de los elegidos para tomar el testigo como jugador de élite. Allen creció en Firebaugh, cerca de Fresno, a poco más de dos horas de San Francisco en automóvil. Egresado de la Universidad de Wyoming, no tuvo reparo en decir, previo a su llegada a la NFL, que sería un sueño jugar para los 49ers, el equipo al que siguió durante sus años juveniles. A Josh Allen no le tocó la plenitud de Montana, ni siquiera la de Steve Young, pero creció en un entorno en el que no se hablaba de otra cosa.
Curiosamente en Carolina, en la que debió haber sido una batalla abierta por ser el suplente de Baker Mayfield, Sam Darnold y el novato Matt Corral, quien se perderá todo el 2022 por lesión, también se han erigido como representantes de la nueva guardia de California. Darnold no sólo nació y creció en el área metropolitana del sur de California, sino que jugó para uno de los programas insignia de la zona: USC. No muy lejos de ahí nació Corral, con sangre mexicana, aunque su camino como prospecto universitario terminó desarrollándose varios kilómetros al este, en el estado de Mississippi, como mariscal de campo de los Rebels.
Si la NFL es considerada en buena medida como una liga de quarterbacks, el estado sureño de California ha jugado un papel fundamental para mantener a flote dicha idea.
