¿Recuerdan todo el hype de los defensivos del equipo de Georgia que fue campeón en 2021? Cinco jugadores de esa defensiva fueron seleccionados en primera ronda y el mejor de todos es Carter. Un tackle defensivo que tiene el tren inferior de un pass rusher, supera a linieros ofensivos con gran velocidad y, sobre todo, con una agilidad pasmosa, digna de un gato de 130 kg de peso. El tren superior, sin embargo, es todo de un tackle defensivo, pura fuerza bruta y dos potentes brazos que frenan corredores o quarterbacks por igual. Irrumpe juego terrestre y aéreo sin discriminación con una capacidad atlética portentosa. Por favor, vean al 88 de Georgia. Recuerda, un poco, a la versión universitaria de Aaron Donald.

Hay tackles ofensivos que tienen un gran nivel en el juego terrestre y otros que lo hacen ver como una actividad divertida demoliendo cuanto rival se trata de interponer en su camino, ese tipo de jugador es el tackle izquierdo de los Bulldogs. Es uno de los tackles más completos de esta generación y, quizá, el que mayor margen de crecimiento tiene. Una mole en el juego terrestre por la capacidad atlética que tiene. La velocidad y violencia con la que sale a bloquear no aminora en lo más mínimo la potencia con la que regularmente se impone a sus rivales. A pesar de lo imponente que es en jugadas de acarreo, es tremendamente efectivo en protección de pase gracias a esa capacidad atlética que le permite cambiar de dirección según se requiera sin perder nunca el eje, no ha permitido ningún sack ni golpe al quarterback en esta temporada. Cada año se ha visto mejor y realmente puede ser uno de los mejores jugadores en la generación. Es el paquete completo de lo que buscaría cualquier equipo en un un tackle izquierdo franquicia. 

Afortunadamente uno de los mejores jugadores en los Playoffs es un quarterback. Stroud no es el típico quarterback de College Football de esta era, es más del molde antiguo, un pasador de bolsa, aunque muy atlético. Su mayor virtud es la precisión en los pases, la fuerza para poner el balón en cualquier parte del campo y su paciencia y presencia en la bolsa de protección. Al igual que el predecesor de su Universidad, Justin Fields, suele tardar en hacer sus progresiones y en aras de ser muy preciso puede llegar a abusar del “toque” y darle mucho aire a sus pases profundos. Es un gran distribuidor de balón que puede usar sus piernas como escapatoria pero sin ser un corredor. 81 pases de touchdown y 12 intercepciones en los últimos 2 años. Una gran actuación en estos Playoffs podría catapultarlo a lo más alto del próximo NFL Draft. 

Del tiempo que llevo analizando jugadores de College Football nunca había visto a nadie parecido a Johnston en cuanto a su estilo de juego. Cuando hablamos de un receptor de 1.93m y casi 100 kg., solemos verlo peleando balones divididos o atacando rutas profundas, pero no rompiendo tackleadas por el centro del campo y siendo un monstruo devora yardas tras recepción, eso es precisamente el receptor de TCU. Ha roto 41 tackleadas en 97 recepciones a lo largo de su carrera. Es rápido pero sin llegar a ser un velocista, tiene una zancada larguísima de la cual saca provecho para generar separación, puede eludir una o dos tackleadas pero no lo vamos a ver como a Tyreek Hill dejando múltiples rivales en el campo, además de esquivar tackleadas, se vale de su físico para romper tackleadas en campo abierto con el balón en sus manos. A todo esto, hay que sumarle la capacidad de pelear y ganar en las alturas gracias a su físico largo y delgado. Es una mezcla poco ortodoxa pero emocionante, un jugador con el estilo de Deebo Samuel en el físico de Alshon Jeffery.

En su primera temporada completa como tackle ofensivo ha sido uno de los mejores en la NCAA. Ryan Day no solo lo movió de guardia a la parte externa de la línea ofensiva sino que le dio la responsabilidad de proteger el lado ciego de C. J. Stroud y lo ha hecho con creces. Solo ha permitido 1 sack y 6 presiones a Stroud en 286 jugadas que ha estado en protección de pase. Sus casi dos metros de estatura le dan mucha ventaja en el juego terrestre y su velocidad de pies mientras pedalea hacia atrás le permiten anclarse para proteger en situación de pase. Debe mejorar en la colocación de sus manos pero puede ser uno de los mejores en la generación. Gran prueba en estos Playoffs. 

Miller es el tipo de corredor que hace todo bien, pero no es excepcionalmente bueno en una área específica. Tiene fuerza y potencia para correr por dentro de los tackles aunque sin ser del calibre de corredores como Chubb o Henry, no es tan ágil o veloz como McCaffrey o Etienne, pero tiene suficiente velocidad y elusividad para conseguir ganancias grandes de vez en cuando. Es sumamente completo y por lo mismo puede asumir un rol de titular en la NFL. Quizá su característica más especial es la tenacidad con la que continúa corriendo después del primer contacto. Ha roto 109 tackleadas en 353 acarreos y promedia 3.8 yardas por acarreo después del primer contacto. Es su primera temporada como titular y respondió con 1300 yardas y 17 touchdowns en solo 13 partidos. 

Como buen pass rusher de los Buckeyes, Harrison es uno de los defensivos perimetrales más refinados en su técnica para superar tackles ofensivos y presionar a quarterbacks rivales. Tiene una estampa física imponente (1.98m.; 120 kg) y unos brazos extremadamente largos que hacen pensar que puede desarrollarse como uno de los mejores en su posición en el próximo nivel. No es el más ágil para superar tackles y en ocasiones no parece emplear el motor a fondo, la producción tampoco ha sido la mejor en cuanto a sacks, pero ha sido uno de los mejores jugadores externos defendiendo la carrera. Intrigante por decir lo menos. 

Uno de los prospectos que más opiniones divididas podría generar rumbo al Draft 2023. El esquinero de los Bulldogs juega como si fuera más alto de lo que es, la longitud de sus brazos le ha permitido ser productivo a la hora de desviar o interceptar balones divididos y a pesar de no ser el más veloz muy pocas veces es superado por velocidad. El estilo físico/agresivo es su mayor distintivo, tiene el cuerpo de un safety largo y por tanto es sumamente complicado de superar en marcajes personales aunque es muy rígido para cambiar de dirección. Ringo es uno de los mejores defensivos cuando lo mandan a presionar a quarterbacks rivales.

En su primera temporada como el hombre clave para presionar a la defensa rival después de la pérdida de Aidan Hutchinson, Morris sumó 7.5 sacks y produjo 35 presiones a quarterbacks en solamente 11 juegos respondiendo de gran forma al reto presentado. A pesar de tener un imponente físico de casi dos metros con el que suele ganar con fuerza y potencia, aún le falta desarrollar su repertorio de movimientos para presionar a los quarterbacks rivales. No es el más ágil o veloz de manos por lo que constantemente hace uso de “bull rush” para imponerse, sin embargo tiene un motor incansable, brazos muy potentes y largos con los que suele compensar su falta de movimientos. Un rusher mucho más físico que técnico. 

Cualquier jugador de dos metros en la NCAA llama la atención y tal es el caso del enorme tight end de los Bulldogs que a lo largo de la temporada ha fungido más como un bloqueador extra que como receptor, debido a la tendencia al juego terrestre de Georgia. Su calificación como bloqueador, de acuerdo con PFF, es la quinta más alta entre los tight ends en este 2022. Aunque en Universidad básicamente ha sido un liniero ofensivo extra, su físico representa una amenaza ante cualquier rival, no es veloz, pero naturalmente su radio de recepción es muy grande, constantemente se le ve arrastrando rivales por 2-7 yardas hasta que un segundo defensivo llega a derivarlo. Podría ser una arma muy atractiva en la NFL. Presencia imponente en zona roja y clásico blanco de seguridad para conseguir el primero y diez.