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My call: Mason Rudolph, levántate y anda

El retiro de Ben Roethlisberger hace ya dos años dejó un hueco enorme en la posición de quarterback en uno de los equipos más queridos y de mayor tradición en la NFL. Los Pittsburgh Steelers pusieron sus primeras esperanzas en el brazo de Kenny Pickett, pero parece que hoy más que nunca están convencidos de que si no intentan un cambio con Mason Rudolph el equipo cargará con la vergüenza de terminar con marca perdedora por primera vez desde 2007, la temporada en la que Mike Tomlin se convirtió en head coach.

Y es que los Steelers han tenido campañas duras al menos durante los úlltimos 10 años, digamos que de panzazo se han colado a los playoffs y ya estando ahí no han hecho nada. Si bien "la magia" de Mike Tomlin permitió dos viajes al Super Bowl (un triunfo ante Arizona y una derrota ante Green Bay) más bien esos mínimo ocho triunfos por temporada han maquillado la tragedia de este equipo que, por si fuera poco, erraron al eligir a Pickett sólo por ser un egresado de la Pittsburgh University. Y sí, no se les fuera a pasar de largo otro Dan Marino, pero la elección les estalló en la cara.

Dicho lo anterior, llegó el momento de Mason Rudolph para tratar de arañar un wild card en la AFC. Honestamente no quisiera estar en su zapatos porque si los Seattle Seahawks (8-7) son una aduana dura, enfrentar a los Ravens (12-3) en Baltimore está para llorar. Las tres derrotas al hilo ante Arizona, New England e Indianapolis pusieron una losa pesadísima sobre los Steelers porque perder frente a equipos que con trabajos habían ganado dos partidos es la humillación total, pero entonces de entre las tinieblas emergió Rudolph con un triunfo 34-11 ante los Cincinnati Bengals. Completó 17 de 27 pases para 290 yardas y dos touchdowns. La conexión que tuvo con George Pickens (cuatro pases para 195 yardas y dos TD) le regresaron el alma al cuerpo a los Steelers. En resumen: el ya no tan muchacho de 28 años presentó argumentos convincentes para quedarse como el QB titular y así lo anunció Mike Tomlin. La lesión de tobillo de Pickett le dio al HC el pretexto perfecto para hacer el ajuste.

Pittsburgh Steelers quarterback Mason Rudolph (2) listens to instructions during a timeout in the first half of an NFL football game against the Cincinnati Bengals in Pittsburgh, Saturday, Dec. 23, 2023. (AP Photo/Gene J. Puskar)

Suena cruel, pero la verdad es que nadie va a extrañar a Kenny Pickett. No olvidemos que fue una selección de primera ronda en el Draft de 2022 y qué malas cuentas ha entregado hasta ahora: promedia menos yardas aéreas (172.5 por juego), completa un poco menos pases (62 por ciento) que cuando era novato y ocupa el puesto 24 en QBR (38.3). Sólo para aclarar: esta estadística califica el desempeño general de un quarterback. La fórmula para esta calificación involucra las yardas aéreas, TD, pases completos, intercepciones y algunas otras acciones. La calificación más alta posible es 100, mientras que la más baja es cero. Voy a repetirlo: Kenny Pickett tiene 38.3. Con un jugador así los Steelers no van a ir a ninguno lado. A ver, es cierto que a Pittsburgh le duele todo tanto a la ofensiva como a la defensiva y que el propio Mason Rudolph no es garantía de nada porque su desempeño en la derrota 13-30 ante Indianapolis fue de lágrima con tres tristes yardas y completando dos de tres intentos de pase, pero si no es él, ¿qué más le queda a Tomlin?

El reporte de scouteo de Pittsburgh para elegir a Rudolph en el Draft 2018 tiene puntos interesantes. Repasemos primero los positivos, según una publicación de Bleacher Report:

Es un verdadero pocket quarterback con la visión de campo y las herramientas de un futuro titular, se mueve bien dentro de la bolsa, aún no siendo muy atlético puede extender la jugada dando uno o dos pasos para quitarse la presión; es un jugador duro bajo presión y se queda en la bolsa de protección para lanzar, ve bien el campo y es experto en manipular las defensivas con la vista, no tiene un brazo de primera, pero puede ejecutar maravillosamente lanzamientos profundos, tiene el toque necesario para convertir las recepciones en ganancias importantes y tiene el tamaño ideal para la NFL con 6'5" y 235 lbs (1.90 de estatura y 106 kilos).

Su lado negativo: es un pasador que no impulsa el balón con las piernas ni con el tronco, mejoró su presencia en la bolsa de protección en 2017, pero en temporadas anteriores tuvo problemas para mantenerse erguido y lanzar los pases; el esquema de Mike Gundy (su head coach en Oaklahoma State) no se ha proyectado bien en la NFL con otros quarterbacks, sus manos pequeñas (9 ⅛", 24.8 cm) provocan a veces una falta de espirales cerradas y se nota en una mala seguridad al agarrar el balón. ¡Dios, el tema de las manos que ha sido todo un drama con Kenny Pickett! Le deseo éxito a Mason Rudolph. Literalmente, tiene en sus manos la posibilidad de ayudar a los Steelers a enderezar esta nave que se hunde. 

Por lo pronto, si Rudolph quiere ser ese nuevo líder tiene que guiar a Pittsburgh a dos victorias y luego esperar que los Cleveland Browns pierdan sus dos juegos o que los Bills, los Colts y los Texans ganen sólo uno de sus próximos compromisos. Todo esto para alcanzar intentar calificar de panzazo a los playoffs.