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My call: Caleb Williams, los chicos sí lloran

La escena es de un drama enorme. La estrella del futbol colegial corre a los brazos de su madre que está en las gradas. Como si fuera un niño llora a mares, tiene espasmos de llanto durante algunos segundos y después sólo solloza. Por más que la mujer trata de cubrirlo para ocultar el estado emocional de quien está llamado a ser la joya de la corona del Draft de la NFL 2024, quedó al descubierto que el quarterback Caleb Williams, ganador del Trofeo Heisman en 2022, es un ser humano sensible capaz de romperse en público sin que el pudor lo acongoje. Y eso puede ser bueno… o muy malo...

Piénsenlo: tiene apenas 21 años, juega a un nivel que ha provocado que adviertan en él a un Pat Mahomes en ciernes, es hijo de un hombre que desafía al sistema de elección de jugadores de la NFL y enfrenta el reto de estar a la altura de las expectativas. Eso es mucha presión y Caleb Williams debe saber gestionarla si quiere llegar y quedarse muchos años en la NFL.

Sábado 4 de noviembre. Los Trojans de la University of Southern California (USC) se enfrentaron a los Washington Huskies, una de las mejores ofensivas del futbol universitario, llegando invictos a este duelo ( 9-0). Los Trojans (7-3) sabían de la importancia de este duelo para mantener vivas sus esperanzas de obtener el título de la Pac-12. Y entonces la tragedia. La derrota 52-42 redujo a cenizas sus aspiraciones. Ellos sabían que no sería una aduana fácil, aún así acumularon 515 yardas, un promedio de 8.2 por jugada. Caleb Williams tuvo su mejor juego en más de un mes con 4 touchdowns, completó el 77% de sus pases, aunque tuvo un fumble en el segundo cuarto que se convirtió en 6 puntos. El equipo tuvo en total 17 jugadas grandes con las que pudieron haber derrotado prácticamente a cualquier rival estrella del futbol universitario. Maldito destino.

Los Huskies estuvieron imparables y aprovecharon los yerros defensivos de la USC en momentos clave. Los Trojans permitieron 572 yardas, la mayor cantidad desde que Lincoln Riley se convirtió en head coach. El corredor Dillon Johnson los aplastó con 256 yardas y 4 touchdowns, el mayor número de yardas que cualquier equipo le corrió a la USC esta temporada. Todavía en el último cuarto, Williams encontró a Tahj Washington quien esquivó a un defensivo, luego a otro y a base de bloqueos llegó hasta la zona de anotación que los ponía en ventaja, pero el TD se anuló por un holding. En tercera oportunidad el quarterback fue capturado y adiós victoria. Caleb Williams se quedó en el césped unos segundos contemplando el cielo ya con la conciencia de que no habría campeonato para la USC. Al término del juego, Williams deambulaba extraviado hasta que encontró a su mamá en la primera fila. Saltó a sus brazos.

Caleb

"Quiero ir a casa y abrazar a mi perro. Perdimos el juego. Trabajé duro durante meses y años para tener juegos importantes como este, trato de ganar y jugar lo mejor que puedo. Salimos con una derrota, así que quiero ir a casa y quiero jugar con mi perro", dijo Caleb Williams en conferencia de prensa.

Después, en sus redes sociales, hizo algo que en un deporte tan rudo como este pocos se atreverían: se definió como una persona emocional y abordó el tema de la salud mental, sobre lo importante de hacer conciencia sobre ella.

Salgo todos los días con sangre, sudor y lágrimas. Lo doy todo en cada jugada, en cada oportunidad que tengo. He sido un defensor de la salud mental, muestra tus emociones y exprésate. Es algo que he estado haciendo desde que era joven y ahora a nivel nacional intento compartir esa conciencia con el público haciendo exactamente lo que hice el sábado.

Sé que muchos de ustedes podrán decir que estuvo mal, que Williams está mandando un mensaje de debilidad, que quien aspire a firmar un contrato con muchos ceros en la NFL debería dejar sus emociones en el ámbito privado. Hemos sido criados durante siglos con la cultura de que los hombres no lloran. Yo celebro a los jugadores como Caleb Williams porque están muy lejos de ser debiluchos o miedosos, justamente son todo lo contrario: tienen la valentía de mostrarse tal cual. Yo prefiero un Caleb Williams que una historia trágica como la de Aaron Hernández. Yo prefiero un Caleb antes que un Michael Vick maltratando perros, que un Plaxico Burres con un arma, que un Zac Stacy golpeando brutalmente a su novia.

El exjugador de la NFL, Robert Griffin III, se pronunció a favor de que los hombres muestren sus emociones: "Ver a Caleb Williams sollozar con su familia después de perder el juego te romperá el corazón. Cuando pones todo de tu parte en algo y no sale como lo planeaste, duele. Caleb Williams tiene un futuro brillante. Este joven derrama su corazón por su equipo cada vez que juega. Cualquier equipo de la NFL tendría suerte de tenerlo como QB y esta emoción muestra cuánto significa este juego para él".

Caleb Williams

Pero el expass rusher de los Indianapolis Colts, Robert Mathis, fustigó el comentario de RGIII: "Lo siento @RGIII, pero tengo que anotar esto en la categoría suave. Corrió y saltó hacia su mamá y lloró. Siempre les digo a los jugadores: 'esta no es la mirada que quieres de tu líder'".

Lo grave es que Mathis no es el único que piensa así. En el próximo draft algún scout o ejecutivo le preguntará a Williams sobre este episodio. Habrá incluso quien lo use en su contra. De Caleb Williams sabemos que está completando el 68% de sus pases para 3,249 yardas con 29 touchdowns y que los Trojans han perdido cuatro de sus últimos cinco juegos, pero ahora también es un pregonero que lleva un mensaje importantísimo a quienes forman parte de una generación que ha sido vapuleada porque se resiste a la cultura del maltrato y si se quejan son criticados como "cristalitos".

Los jugadores de la NFL antes que deportistas son seres humanos, que nunca se nos olvide. En un deporte tan violento como este, estamos acostumbrados a que los chicos no lloran. Lo cierto es que expresar emociones es un signo de madurez emocional y una señal de ser un buen líder.