Tal vez piensan que estoy personalmente involucrado con este tema, y sí, están en lo correcto, pero lo voy a decir: Frank Reich ya no tiene lugar en Indianápolis. La sensación que provocó cuando llegó como el gran salvador de la franquicia después de toda la telenovela que se generó con Josh McDaniels está lejos de mantener un atisbo de esperanza. Lo comentaba con mi colega Ricardo López, también editor en jefe de Mundo NFL, los Colts son un equipo desganado, sin cabeza, con nombres y talento pero sin un gurú o mente maestra que sepa exprimir cada gota de talento que tiene el equipo.
"El tema es que ya desperdiciaste una temporada calibre MVP de Jonathan Taylor y los años productivos de Leonard. Eso ya es irreversible." me dijo Ricardo con un whatsapp que me destrozó el corazón. Son de esos mensajes que mientras lees te van quemando el pecho, y es que mi buen amigo tiene mucha razón: la defensiva atravesó su mejor momento con Matt Eberflus como coordinador defensivo y la temporada que tuvo Jonathan Taylor en 2021 quién sabe si la volveremos a ver.
El tema del quarterback también es básico, y es que desde ese 24 de agosto del 2019 todo cambió cuando Andrew Luck decidió retirarse de la NFL debido a las lesiones que sufrió durante 7 temporadas en Indianápolis. Parche tras parche en la posición, Jacoby Brissett, Philip Rivers, Carson Wentz, ninguno ha sido respuesta para la ofensiva de los Colts y en la NFL actual no puedes vivir de cartuchos quemados en la posición MÁS IMPORTANTE DE TODOS LOS DEPORTES COLECTIVOS. Tal vez esté condenando demasiado pronto a Matt Ryan, solamente el tiempo lo dirá, pero no creo que sea la respuesta al enorme hueco en la posición. Tampoco creo que sea 100 por ciento su culpa, el playcalling del equipo es más predecible que un playbook de infantiles de la ONEFA, muy básico, sin aprovechar el talento de los pocos playmakers disponibles, y lo peor es que cuando se quieren poner "creativos" se sacan unas verdaderas porquerías de la manga, son esas jugadas a las que yo denomino "se defienden solas", o sea, que la defensiva solamente tiene que existir dentro del campo de juego para que no se desarrolle de manera favorable.
La verdad es que sí estoy inconsolable con este horrible inicio de temporada de mis Colts: un empate y una blanqueada a la que no le puedo poner adjetivo o los editores me van a cortar el internet cada semana para ya no mandarles mi columna. Lo preocupante es que el empate y la derrota de los Colts fue contra rivales divisionales; eso lo hace todavía peor hablando de la búsqueda de un lugar en la pretemporada, pero viendo el historial reciente y estos dos primeros juegos, la verdad es que no hay motivos para emocionarse.
¿Dónde quedaron esos partidos contra los Texans en los que T.Y. Hilton los destrozaba a pedazos?, ¿dónde quedaron esas victorias en automático contra los Jaguars? Nomás en la memoria, al parecer.
La siguiente semana los Colts reciben a los Kansas City Chiefs en "la lata", el Lucas Oil Stadium. Hay un patrón bastante imperceptible si no eres un fan loco de Indy: el equipo se crece con rivales grandes. Sí, ya sé que suena al argumento que sueltan los pamboleros cada 4 años con la Selección Mexicana, pero es cierto. Aunque ya no me voy a ilusionar. Es raro, porqué me duele ver a mi equipo con ese potencial increíble desperdiciado otro año más pero a la vez me da paz quitarme esa loca idea del Super Bowl desde septiembre. Llámenme loco, pesimista, ignorante, pero no veo forma en la que este equipo, con el staff de coacheo que tenemos, de un giro de 180 grados para solucionar las cosas. Sería el periodicazo en el hocico que con más gusto recibiría los próximos meses.
Nos leemos la siguiente semana.
Coach de sillón.
