Ya sólo quedan dos…

El partido de Lincoln Financial Field se decide por la capacidad del frente defensivo de Eagles de afectar a Brock Purdy. Shanahan regala en partido por su decisión de intentar bloquear a Haason Reddick en jugadas de pase con un TE.

O por directamente dejarlo como jugador sin bloquear.

En los 49ers deberían haber aprendido de los problemas que les generó un alguien tan rápido como Micah Parsons jugando desde el backside, pero claramente infravaloraron la incidencia de Reddick en el juego.

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Por lo demás, los Eagles tienen esa impronta de equipo serio que puede terminar el año arrollando a sus contrarios jugando a medio gas. Te pueden hacer un roto corriendo con sus RBs, con sus TEs o con su QB. Corren bien esquemas de power/gap, corren bien zona, corren bien hacia el lado fuerte o hacia el lado débil.

Tienen múltiples soluciones en el pase y es un buen equipo de screens. En defensa te llegan indistintamente por dentro o por fuera. Tienen calidad en la posición de CB en ambos lados del campo y sus safeties apoyan bien la carrera. Han llegado a febrero sin apenas fisuras y relativamente sanos. Cuidado.

DENDROCRONOLOGÍA

En su crecimiento, los árboles añaden cada año un anillo siguiendo el ciclo de nuestras estaciones. El número de anillos, su anchura y sus características son una fuente histórica directa de las olas de calor, los incendios o la contaminación a los que el árbol ha estado sometido. Son las arrugas en las que se marcan todos los accidentes que sufre en silencio. Un año de bonanza con buena disponibilidad de agua, luz y alimento se refleja en anillos amplios y engrosados; otros años, la sequía hace mella dejando anillos casi imperceptibles.

A menudo pienso que el crecimiento de los equipos NFL sigue pautas similares, directamente deudoras de sus circunstancias. Hay años casi perdidos en los que todo el mundo se lesiona, el banquillo es disfuncional y la competencia es nula. Otros años, todo es prosperidad, las marchas entran al menor gesto de la mano y se termina añadiendo un agujero al cinturón. Pero también hay temporadas en las que ocurre un accidente que lo cambia todo y el patrón de crecimiento se ve afectado por un hecho transcendental en la franquicia. Este es uno de esos años para los Kansas City Chiefs.

No sólo su respuesta a la salida de Tyreek Hill, sino también su lesión en Playoffs, nos está permitiendo vislumbrar lo que va a ser la futura madurez de Patrick Mahomes. Es un competidor que no para de ganar densidad y presencia en cada partido. Antes, con su juego de nueva generación y su frescura, era la cara reconocible de los Chiefs; ahora, con su sacrificio y su demostración de durabilidad, se ha convertido definitivamente en su locomotora espiritual.

Algo que debería empezar a preocupar al resto de la liga es que estos partidos le están demostrando al propio Mahomes que tiene las victorias en su cabeza, que puede ser igualmente dominante sin ser tan dependiente de su físico o de su juego fuera de estructura. Los americanos suelen usar la expresión blessing in disguise, una "bendición disfrazada": en la lesión está encontrando la doma de bravía que necesita su juego. Se siguen destacando sus heroicidades de jugador cojo, pero yo veo en la tranquilidad con que navega el pocket la muestra más firme de su crecimiento definitivo.

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Otro jugador que se está aproximando lentamente a su cenit es Chris Jones. Hace mucho tiempo que su nivel de juego le permite compartir mesa y mantel con Kelce o Mahomes. Sólo hay dos jugadores en la NFL capaces de ser productivos en prácticamente todas las técnicas de la línea defensiva: Aaron Donald y Chris Jones. Ya los alinees sobre el hombro exterior del center en 1-tech o sobre el hombro interior del TE en 7-tech son jugadores que van a terminar siendo determinantes. Es el eje sobre el que gravitan todos los esquemas de presión de Steve Spaguonolo. En cada partido lo mueve a lo largo de la línea para explotar emparejamientos desiguales, forzar dobles bloqueos o generar rushers libres.

Su producción contra el pase y su absurda mejora contra la carrera permiten que KC pueda apoyarse en coberturas conservadoras con 2 safeties profundos y seguir siendo efectivos en el juego terrestre y en la presión al QB. Si a todo esto le sumamos que Chris Jones es uno de los defensas más fiables en momentos clave de partido, podemos estar juntando en un solo año y en un mismo equipo a Entrenador del Año, MVP, OPOY y DPOY. Es un equipo que se ha quedado corto de siglas. No han llegado a tres Superbowls en los últimos cuatro años por casualidad.

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Incluso en la derrota, los Cincinnati Bengals son un equipo en el que cada vez son más patentes las resonancias con los New England Patriots de principios de siglo. Lou Anarumo ha sido capaz de construir una defensa solvente con unos CBs exteriores sin brillo basándose en la multiplicidad de su esquema. Es un equipo que sabe limitar big plays y obliga a pelear cada yarda tras recepción. Es una defensa que placa bien y no acostumbra a tener errores en sus asignaciones. En el Front-7 disponen de una colección de jugadores muy solventes en el punto de ataque y consistentes contra el pase y contra la carrera. Y lo más importante, es una unidad que juega con esfuerzo. Resulta paradójico que ese sacrificio por estar siempre en la jugada haya sido esta vez el motivo de su derrota, pero nos anticipa también que aquí hay un equipo para años.

Por otra parte, Joe Burrow ha mostrado durante la temporada la actitud, el aplomo y la calidad del mejor Brady. Es el catalizador del juego de Bengals y su principal fuente de confianza. Sólo los grandes entre los grandes son capaces de imprimir esa pátina de orgullo a toda una organización. El trío Burrow-Chase-Higgins está llamado a dominar la liga en un futuro muy próximo y sólo les queda ir sumando jugadores complementarios como Hurts o Mixon para añadir funciones a su ataque y evitar la unidimensionalidad.

Su capacidad para llevar la Final de la AFC hasta la última jugada con una OL con más parches que chupa de motero es el testimonio definitivo de la seriedad de este equipo.